Agrotecnología: cómo se utiliza la genética en la empresa líder en soja del Mercosur

La tecnología avanza a pasos agigantados y el campo no es una excepción a esta coyuntura. Desde acortar tiempos hasta mejorar cosechas, las innovaciones ayudan a que el sector tenga un mejor rendimiento.

Normalmente los productores y asesores están separados de los científicos que desarrollan las semillas que luego siembran, es por eso que, por lo general no tienen acceso a los campos de cría y laboratorios.  Tampoco es frecuente que los expertos más capacitados les cuenten las sofisticadas técnicas que usan en esos procesos.

Pero, recientemente en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, donde está la base operativa y campos de cría de Donmario– semillero líder en soja del Mercosur y la principal región productiva de ese cultivo en el mundo- Ezequiel Pozzo, gerente de Investigación de la compañía para Latinoamérica Sur, recibió a un importante grupo de productores y asesores referentes de todo el país en Moraga, el campo de cría que el semillero tiene a pocos kilómetros de aquella ciudad bonaerense.

Allí contó que tienen una importante plataforma de sojas convencionales porque consideran que es una gran fortaleza sobre la cual después incorporan los eventos transgénicos. "No estamos atados a ninguna
tecnología. Tenemos una independencia estratégica muy importante", explicó Pozzo.

'La cocina' de la genética

En el campo trabajan casi 40 personas, entre ellas dos criadores principales. Uno es Marcos Franco, quien contó que hasta utilizan freezers para
guardar las flores que cosechan como parte del proceso de cruzamiento de las plantas de soja, una de las etapas para desarrollar las variedades. "Así estiramos hasta tres meses la viabilidad del polen", explicó.

Con esos procesos, entre otros, los criadores van logrando las mejores
variedades, que luego son testeadas a campo. Y ese testeo tiene un alcance
sorprendente.

En cuanto a los plazos para acortar los testeos de variedades, el semillero de Chacabuco utiliza también invernáculos en la isla de Puerto Rico, en el Mar Caribe. "Con esa infraestructura acortamos los tiempos de testeo a poco más de 5 años", precisó López.

Otra herramienta que ha permitido acelerar fuerte los tiempos de los procesos y su precisión son los famosos drones, que ahora los utilizan, entre otras cosas, para ver el estado de madurez de los ensayos. "Eso también nos ha permitido mejorar mucho la precisión de nuestros resultados", explicó Pozzo.

El experto destacó las virtudes de lo que llaman Nuevas Técnicas de
Mejoramiento -o New Breeding Techniques- que incluyen la selección
asistida por marcadores moleculares.

Así, se reducen fuerte los tiempos de trabajo y los costos. Antes, hacer un test de ADN salía 100 dólares por cada muestra. Pero hoy, gracias a las nuevas tecnologías, esos valores son sensiblemente inferiores. "Son tecnologías que aceleraron los tiempos de los procesos de investigación y, además, evitan el error humano. Pero el corazón de nuestro programa de mejoramiento sigue siendo el germoplasma, ya que sobre él luego se montan las nuevas tecnologías, con todos estos modernos sistemas", detalló.

Desde el Grupo DonMario -GDM- están invirtiendo para ampliar sus
capacidades de trabajar con NBT. Lo están haciendo en Brasil, donde ya tienen su laboratorio de marcadores moleculares, que abastece la demanda de todo el resto de los territorios mundiales en los que pisa fuerte la empresa argentina.

"Con estos sistemas, la biotecnología deja de ser solo transgénica", resume
Pozzo, y revela que están trabajando en el desarrollo de variedades con
tolerancia a roya, a sequía, a varios herbicidas, con características especiales para producir aceites alto oleicos, y mucho más.

En definitiva, se trata de seguir sumando conocimiento al desarrollo de las
mejores semillas. Así, además de lograr las mejores variedades, los productores tienen más información, y de mayor calidad, para tomar las decisiones correctas