El paladar argentino evolucionó notablemente en materia de conocimiento cervecero en los últimos años. Las variedades se multiplicaron y ya no existen sólo la "rubia o negra" en el imaginario local. En ese escenario llegan dos nuevas cervezas que son ideales para disfrutar durante las épocas de frío, por sus cualidades, sabores y aromas, ideales para acompañar comidas "de invierno".
Nacida para celebrar
El amor de los pueblos bávaros por la cerveza es harto conocido y ha atravesado fronteras a tal punto de que en la Argentina se celebra una pequeña versión del famoso Oktoberfest. Pero detrás de esta tradición hay mucho más que ganas de embriagarse y ahí es donde aparece un tipo de cerveza único: la Märzenbier.
Esta variedad de Lager nace entre el S XV y el XVIII, dependiendo de las fuentes, específicamente en algún mes de marzo, como su nombre indica. Es que los productores de cerveza de los Alpes notaron que durante los meses cálidos era mucho más difícil elaborarla, ya que el calor hacía que las mezclas se echen a perder debido a la proliferación de bacterias.
La solución que idearon, cuando todavía no existía otra posibilidad de refrigeración artificial, fue la de trabajar más tiempo en marzo, cuando en esas latitudes todavía hay clima fresco, y de resguardar las cervezas en barricas y cavas improvisadas en cuevas heladas al pie de las montañas. Luego de sus procesos naturales, la Märzen estaba apta para ser consumida en octubre. Sí, justo para celebrar el Oktoberfest.
La Märzenbier es una cerveza maltosa, algo robusta, tostada y con dulzura residual, con un cuerpo que la hace ideal para no tomarla a una temperatura muy baja: idealmente entre los 7,5 y 10 grados centígrados. En el tradicional festival, esta cerveza suele tomarse en chops de un litro y acompañar las comidas típicas de los primeros fríos otoñales en Alemania: carnes y pescados asados y curados, salchichas, guisos y estofados.
Fuerte y oscura
Por su parte, los orígenes de la Bock y muchas de sus variedades (eisbock, doppelbock y otras) se remontan una vez más al amor cervecero de los bávaros, pero esta variedad fue más extendida y popular que la Märzen, lo que la llevó a mutar de acuerdo a los paladares de los distintos países que la adoptaron. Según cuentan sitios especializados como Beeradvocate, no es casual que se la represente mucha veces con un símbolo de cabra: animal relacionado, en el imaginario pagano de Baviera, con la supervivencia durante el invierno.
En nuestro país, la Bock suele ser más suave y no tan amarga que las versiones originales y también toma otros nombres como Dark. En general, la Bock es una cerveza de graduación alcohólica y mayor amargor que el común en sus versiones europeas y en nuestro país se busca adaptarse al público local con versiones menos fuertes.
Esta cerveza también es una buena opción para acompañar las que se conocen como "comidas de invierno" en la Argentina: carnes asadas y al horno, guisos, empanadas y salsas estofadas. Otra de sus particularidades es que tampoco necesita ser consumida a temperaturas muy bajas como las cervezas llamadas "rubias".
El público cervecero en nuestro país está siempre ávido de probar nuevas variedades y conocer detalles sobre los orígenes y formas de elaboración de las distintas cervezas del mundo. La Märzenbier y la Dark son dos nuevas opciones ideales para cualquier aficionado que quiera ampliar sus horizontes en materia de maltas, sin dejarse intimidar por el frío.