Campaña de Maíz en problemas: menores precios, condiciones climáticas adversas y suba de insumos juegan en contra del cultivo

En su informe de pre campaña, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó una siembra de 7,5 millones de hectáreas, 200 mil hectáreas menos que en la campaña anterior

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 La Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta una menor siembra de maíz. (Reuters 162)
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta una menor siembra de maíz. (Reuters 162)

La falta de lluvias registrada en los últimos meses tendrá un impacto directo sobre la futura campaña de maíz, a lo que se suma el deterioro de la estructura de negocio, como consecuencia de los menores precios y el aumento de los costos. Todo esto juega en contra de la opción de siembra que puede ofrecer el maíz respecto de otras alternativas como la soja.

A partir de los mencionados antecedentes, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó que el área de siembra del cereal sería de 7,5 millones de hectáreas en la campaña 2022-23, son 200 mil hectáreas respecto a la campaña previa. “El inicio de la campaña de maíz se enmarca en una mayor incertidumbre en comparación al ciclo previo: la relación insumo/producto se incrementó en gran parte de los productos clave y las reservas hídricas aún son irregulares para la siembra temprana del cereal”, explicó Martín López, analista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Tal como indicaron los especialistas en el relevamiento de la Bolsa porteña, “la relación insumo-producto para el maíz viene deteriorándose en relación a las campañas previas, reflejando un menor poder de compra por parte del productor”. Además, se indicó que mucho de esto se debe no solamente a la caída que experimentó el precio del maíz en el mercado mundial sino también al incremento que exhiben los costos de los insumos vinculados a la producción maicera, que en este último año registraron significativos aumentos y se mantiene en niveles históricamente elevados producto de la situación comercial que reporta China y también la Guerra en Ucrania.

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Al respecto, el precio de fertilizantes, como la urea, presentó un incremento de hasta un 53% respecto a los valores abonados en agosto de 2022. Algo similar también sucede con otros productos que son sensibles para la estructura del negocio maicero, como es el fosfato, que registró un alza del 57% respecto a los valores pagados en agosto de 2021. En consecuencia, la relación insumo-producto se deterioró para el maíz y el resto de los cultivos, puesto que se necesitaría un 34% y 40% más de grano para comprar la misma cantidad de fertilizantes y combustibles con respecto a la campaña 2021/22, tal como refieren los papers de análisis difundidos por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Incertidumbre

Asimismo, los especialistas también indicaron que “no hay que dejar afuera de consideración dos elementos fundamentales. En primer lugar, el riesgo de profundización de las restricciones a las importaciones tras la escasez de dólares, que impacten negativamente en la oferta local disponible de factores necesarios para la producción, aumentando aún más los costos para los productores y afectando a la producción por el lado de los rendimientos”.

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En segundo lugar, desde la bolsa porteña se mencionó además “el desarrollo de políticas monetarias más restrictivas, como los recientes aumentos de tasas de interés, que contraen las inversiones en todas las actividades económicas, ya que encarecen los créditos o bien vuelven menos ventajosas las inversiones frente a otros instrumentos. A esto hay que sumarle el riesgo de cambio en las políticas agropecuarias y mayores restricciones a las exportaciones”.

Más allá de tener todo esto en cuenta, los técnicos reconocen que “dada la amplitud de la ventana de siembra todavía falta mucho camino por recorrer, y la estimación final dependerá de la evolución de las variables económicas y climáticas más relevantes”.

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