Martín Rapetti, de Equilibra Consultores: “Un proceso de crecimiento no es sostenible si el Banco Central pierde reservas”

El economista y director ejecutivo de la consultora destacó en diálogo con Infobae que el objetivo de acumular divisas en el BCRA implica crecer menos. Expectativas para 2023, amenazas y desafíos

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"El superávit comercial llegó a ser equivalente al 25% del valor de las exportaciones en 2019 y a más del 30% con el impacto del Covid-19 en 2020, hoy sólo equivale al 7 por ciento
"El superávit comercial llegó a ser equivalente al 25% del valor de las exportaciones en 2019 y a más del 30% con el impacto del Covid-19 en 2020, hoy sólo equivale al 7 por ciento

A fines de mayo 2022 Martín Rapetti fue contundente en una entrevista con Infobae, cuando dijo “Hay factores puramente domésticos que llevan a ser agnóstico respecto a la baja de la inflación”. En ese momento, el IPC del Indec subía 3,3%, a un ritmo de 47% anual y 60,7% respecto de 12 meses antes, ahora se prevé que diciembre cerró en un rango de 5,5% a una tasa anualizada de 90%, y 95% entre extremos del ejercicio.

Asimismo, también vaticinaba el enfriamiento de la actividad, la cual comenzó a manifestarse en el EMAE del Indec de septiembre y octubre, al cumplirse los 4 efectos que esperaba: la sequía; los términos del acuerdo con el FMI; el lockdown de China; y la invasión de Rusia a Ucrania.

Ahora Infobae entrevistó a Martín Rapetti, licenciado en Economía UBA y doctor en Economía de la Universidad de Massachusetts, director Ejecutivo de Equilibra Consultores, investigador del Conicet y del Cedes y profesor en la UBA, UTDT y del Centro de Investigación y Acción Social, no sólo para conocer sus expectativas para el nuevo año, sino también para que destaque cuáles son las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas que enfrentó la economía en 2022 y su mirada para el año próximo.

— Cierra un 2022 complejo, con altibajos en los grandes indicadores socioeconómicos. En líneas generales ¿Cuál es su balance?

— Lo primero que habría que decir es que el nivel de actividad tuvo una expansión muy por encima de lo que la mayoría esperábamos para este año. El PBI estaría cerrando 2022 con un crecimiento superior al 5,5% respecto a 2021, que ya había sido un año de muy fuerte recuperación respecto a la pandemia de 2020. Podríamos decir entonces que la performance de la economía desde fines de 2020 superó las expectativas de la mayoría de nosotros. Ahora bien, a principios de año desde Equilibra señalábamos que no veíamos que ese crecimiento se pudiera mantener porque para crecer se necesitan dólares para importar. Y esta economía encepada esencialmente puede conseguir dólares por la vía de las exportaciones y el desempeño exportador ha sido pobre.

“El nivel de actividad tuvo una expansión muy por encima de lo que la mayoría esperábamos para este año”

— ¿Y entonces cómo se hizo para crecer?

— Es un muy interesante la pregunta. En 2022, el PBI terminó siendo un 5% mayor a lo que fue en 2019 y los bienes y servicios importados se elevaron 18%. Sin embargo, se exportaron 8% menos de bienes y servicios que en 2019. Hay dos factores muy importantes que contribuyeron a que la actividad y las importaciones se expandieran mientras las cantidades exportadas se contrajeron durante este período: 1) los precios de nuestras exportaciones aumentaron alrededor de 45% en dólares, mientras que los de las importaciones lo hicieron sólo 30%. Esa mejora en los términos de intercambios ha sido un factor muy importante para generar dólares adicionales aún cuando se exporten menos bienes; y 2) la fuerte caída de los ingresos en 2019 y 2020 hizo colapsar las importaciones. El superávit comercial llegó a ser equivalente al 25% del valor de las exportaciones en 2019 y a más del 30% con el impacto del Covid-19 en 2020.

O sea, la crisis de 2019-2020 generó un gran colchón de dólares comerciales. Ese colchón combinado con el cepo cambiario permitió que las importaciones crecieran durante estos años a costa de reducir el superávit comercial, que hoy sólo equivale al 7% del valor de las exportaciones.

"La crisis de 2019-2020 generó un gran colchón de dólares comerciales. Ese colchón combinado con el cepo cambiario permitió que las importaciones crecieran durante estos años a costa de reducir el superávit comercial"
"La crisis de 2019-2020 generó un gran colchón de dólares comerciales. Ese colchón combinado con el cepo cambiario permitió que las importaciones crecieran durante estos años a costa de reducir el superávit comercial"

— ¿Entonces la suba de precios internacionales y el superávit que generó la fuerte contracción de 2019 y 2020 pueden verse como fortalezas de 2021 y 2022?

— Sí, pudiéramos decir que la condición inicial más un factor externo contribuyeron a que hubiera más dólares y que la economía pudiera expandirse tan fuerte estos dos años. Le decía recién, que, a principios de 2022, nosotros veíamos que esos factores no tenían mucho más jugo -el superávit comercial se venía achicando rápidamente y los términos de intercambio no iban a mejorar, especialmente después del aumento del precio internacional de la energía que importamos, tras la invasión rusa a Ucrania- y que entonces la economía no iba a poder seguir expandiéndose mucho más.

En Equilibra veíamos que a mediados de año la economía iba a empezar a chocar por la falta de dólares. Eso pasó, pero el impacto sobre actividad recién se empezó a ver en el último trimestre de 2022. Ahora la economía pareciera haber entrado en un proceso de estancamiento-recesión.

— ¿Cuáles eran las oportunidades que se le abrían a la Argentina al inicio de 2022? ¿Se aprovecharon?

— Bueno, visto desde el punto de vista de la estabilización macroeconómica, lo ideal era aprovechar esas condiciones para mejorar la situación de reservas del BCRA. Un proceso de crecimiento no es sostenible si el Banco Central pierde divisas. Pero claro, acumular más reservas implicaba crecer menos. Había una tensión entre mayor crecimiento y acumulación de reservas.

El Gobierno enfrentó el dilema entre seguir expandiendo la actividad fuertemente o moderarla y acumular divisas en el Central. La segunda opción era la que estaba implícita en el acuerdo firmado con el FMI, pero optó por lo primero. De hecho, con el ministro Martín Guzmán las políticas fiscal y monetaria fueron bastante expansivas durante la primera mitad del año y el Fondo las cuestionó. Curiosamente también las cuestionó el sector del gobierno que responde a la vicepresidenta.

Crecer a una velocidad que era incompatible con el flujo de dólares que generaban las exportaciones -más los enormes incentivos a importar que genera el cepo y una brecha cambiaria tan alta- llevó a un frenazo importador a mitad de año y ahora empezamos a ver las consecuencias.

El BCRA sólo ha logrado acumular reservas gracias al conejo que sacó de la galera el ministro Sergio Massa con el dólar soja 1 y 2. Esa innovación va a permitir que, pese a la fuerte expansión de las importaciones, el BCRA acumule algo menos de los USD 5.800 millones que estaban originalmente pautados con el FMI para la meta de reservas. Pero, esa innovación por muy creativa que sea, tiene un costo: se están comprando dólares caros a los exportadores para venderlos más baratos a los importadores. La diferencia en definitiva termina siendo una pérdida patrimonial del BCRA.

“En Equilibra veíamos que a mediados de año la economía iba a empezar a chocar por la falta de dólares”

— La Argentina arrastra enormes debilidades macroeconómicas e institucionales ¿En 2022 se fortalecieron algunas?

— Creo que el acuerdo con el FMI fue un paso positivo para la estabilización macroeconómica. Estableció un sendero de acumulación de reservas internacionales, reducción del déficit fiscal y de financiamiento monetario que implican pasos importantes en la dirección de la estabilización macroeconómica. Hay quienes piensan que las metas son muy laxas. Yo no creo que haya mucho margen político y social para metas más exigentes. Si se cumplen las metas vigentes y se trasmite compromiso y voluntad política para cumplirlas, creo que deberían ayudar a estabilizar dentro de un marco de crecimiento y paz social. El tema es que una parte importante del gobierno no ha mostrado compromiso con el acuerdo.

Otro paso positivo fue el acuerdo con el Club de París para estirar los vencimientos de deuda con el organismo y bajar la tasa de interés. Ese acuerdo ayuda a destrabar financiamiento comercial para las empresas argentinas. Ha sido positivo.

"Si se cumplen las metas vigentes y se trasmite compromiso y voluntad política para cumplirlas, creo que deberían ayudar a estabilizar dentro de un marco de crecimiento y paz social"
"Si se cumplen las metas vigentes y se trasmite compromiso y voluntad política para cumplirlas, creo que deberían ayudar a estabilizar dentro de un marco de crecimiento y paz social"

— ¿Cuáles eran las principales amenazas sobre la economía argentina al inicio del 2022, y cómo las enfrentó el Gobierno?

— La primera es la cuestión social. El consumo privado por habitante es un 10% inferior al pico alcanzado a fines de 2013 (ver gráfico) y el salario real privado un 25% menor. A fines de 2021, un poco menos del 40% de las personas y más de la mitad de los chicos menores de 14 años eran pobres. La pobreza tiene obviamente un componente estructural, pero entre principios de 2018 y fines de 2020 se agravó mucho. Ese es un dato central a la hora de pensar cualquier política macroeconómica. Esto vale para el gobierno actual y para el que venga.

La segunda gran amenaza fue el shock de la guerra que, en esencia, fue estanflacionario. Subieron los precios de los alimentos y la energía. Desde el punto de vista de los dólares para Argentina fue levemente negativo, pero claramente tuvo un impacto acelerador de la inflación y de caída de los ingresos.

La tercera amenaza fue la interna a cielo abierto dentro del propio gobierno. Como le decía antes, Argentina negoció un acuerdo bastante razonable con el FMI que ayuda a transitar el camino de la estabilización. Creo que fue un buen acuerdo, pero no lo entendió así la facción dominante del Frente de Todos que lidera la vicepresidenta. Más aún, el diputado Máximo Kirchner se opuso abiertamente. La falta de cohesión interna sin duda debilitó el poder estabilizador del acuerdo, que ya era visto como muy laxo por los mercados. El alto riesgo país y costo del crédito que paga el Estado y las empresas argentinas debe mucho a esas internas y la falta de claridad que el gobierno ha transmitido respecto al rumbo económico.

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— En base a lo anterior, ¿Con qué fortalezas comienza 2023?

— El nivel de actividad con que cerró 2022 es alto. Está en el mismo nivel que el pico histórico de fines de 2017 y principios de 2018. Llevamos 9 meses de acuerdo vigente con el FMI en el que se han cumplido las metas; con medidas heterodoxas que pueden cuestionarse -de hecho, el Fondo lo ha hecho en su última revisión- pero las metas han cumplido y el sendero es en la dirección de la corrección de los desequilibrios. Sergio Massa ha mostrado compromiso en apegarse al acuerdo y ha dado señales geopolíticas claras de que Argentina juega en el equipo occidental.

El programa de Precios Justos, me parece, está teniendo un impacto en desacelerar la inflación -ayuda también la caída circunstancial del precio de la carne y de los precios internacionales de algunos insumos difundidos- y podría servir para coordinar precios, salarios y tipo de cambio en un ritmo más bajo, tal vez, en el 5% mensual y, con suerte, un poco más abajo también. Hablando con el sector privado, es claro que la ansiedad y la incertidumbre han bajado respecto al pico de tensión de junio-julio.

“La falta de cohesión interna sin duda debilitó el poder estabilizador del acuerdo”

— ¿Y oportunidades?

— Este es un año electoral. Todo el mundo ve venir un cambio de gobierno. Los desequilibrios macroeconómicos todavía existen y hay muchísima incertidumbre. No creo que 2023 esté para ofrecer grandes oportunidades. El Gobierno a través del ministro de Economía está dando señales de seguir apostando a sectores que son clave para el desarrollo de mediano plazo como la energía y la minería. Si no se altera ese entusiasmo y el flujo de inversiones que está habiendo en esos sectores se mantiene, si se completa el gasoducto Nestor Kirchner, si la economía puede crecer al menos un poco -sería la primera vez desde 2002-2008 que la economía crezca 3 años seguidos-, si el salario real puede recuperar un poco y se cumplen las metas del programa con el FMI, yo estaría más que satisfecho. Son muy desafiantes los meses de acá a las elecciones.

"Es claro que la ansiedad y la incertidumbre han bajado respecto al pico de tensión de junio-julio"
"Es claro que la ansiedad y la incertidumbre han bajado respecto al pico de tensión de junio-julio"

— Según su mirada, y dado el contexto electoral ¿Cuáles son las principales debilidades de la economía y cómo afectará a la economía real y a las familias?

—La situación social sigue siendo difícil. El nivel de reservas del BCRA es bajo. Argentina no tiene crédito internacional. Tenemos cepo y múltiples tipos de cambios que impiden el desarrollo exportador. La inflación bordea los tres dígitos. La economía está estancada o en proceso de contracción. Es una situación frágil y con un esquema de política económica lleno de parches e incompatible con el crecimiento sostenido en el mediano plazo.

— Completando el análisis FODA, ¿Qué amenazas cree tendrá la economía argentina en 2023 en los frentes cambiario, inflacionario y actividad productiva y comercial, y sus efectos sobre la delicada situación socioeconómica?

— Hay muchas. Primero tenemos que rezar para que los próximos días llueva con fuerza en la zona núcleo del país porque la sequía ha sido terrible. Hay muy poca humedad en los suelos y, sin lluvias, la siembra y la cosecha pueden ser las más bajas en muchos años. Con bajas lluvias en los próximos 15 días corremos un riesgo grande de que las exportaciones agroindustriales caigan fuertemente y que tengamos un año desastroso.

“La situación es frágil y con un esquema de política económica lleno de parches e incompatible con el crecimiento sostenido en el mediano plazo”

Segundo, el contexto internacional es negativo. Están subiendo las tasas en los países centrales. Vamos camino a una caída del crecimiento mundial. China va a tener el menor crecimiento en 40 años (excluyendo a 2020), Europa está al borde de una recesión y Estados Unidos va camino a un crecimiento bajo con chaces de recesión. Hay quienes piensan, como Nuriel Rubini, que por las altas tasas puede haber crisis de deuda privada y de países emergentes. El viento viene de frente.

Tercero, hay un enorme temor en el mercado local con la deuda en pesos del Tesoro. Los vencimientos de deuda para 2023 están muy concentrados en el segundo y tercer trimestre (ver gráfico). No se consigue correr vencimientos para 2024 y más adelante porque hay incertidumbre respecto a lo que pueda hacer el próximo gobierno con la deuda. El sector privado se está corriendo y, como en todo año electoral, la propensión a dolarizar portafolios es alta. Las chances de que la brecha cambiaria suba son considerables. Eso puede impactar sobre la inflación y el nivel de actividad.

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Dado estos riesgos, insisto en lo que te decía antes: si se logra que la economía se mantenga más o menos en los niveles de actividad actuales, que los ingresos populares mejoren algo y que nos mantengamos en el entorno del acuerdo con el FMI, yo estaría muy satisfecho.

— ¿Una reflexión final sobre las estimaciones de Equilibra para el cierre de 2022 y perspectivas para 2023 en: inflación, reservas, tipos de cambio y desempleo y pobreza?

— Quisiera correrme un poquito más allá de la conyuntura inmediata, para pasar un mensaje a la dirigencia en un sentido amplio. Le hablo a los dirigentes políticos, empresarios, sindicalistas, representantes sociales e intelectuales de nuestro país. Los argentinos no nos merecemos este presente económico. Tenemos grandes capacidades productivas y una enorme potencialidad económica.

Las capacidades están a la vista. La agroindustria argentina es “primera A” a nivel mundial. Tenemos empresarios y recursos de primer nivel, absolutamente internacionalizados. Lo mismo ocurre en la economía del conocimiento, en la que hemos sido capaces de construir más de 10 unicornios; muy por encima de nuestro vecinos. La industria manufacturera es la tercera de América Latina; donde muchos ven prebendas, yo veo sobrevivientes de una economía que ha sido récord en inestabilidad macroeconómica y crisis; empresarios que han sido capaces de acumular saberes, cultura de trabajo, capital físico, humano y organizacional. También es visible la potencialidad de nuestra economía. En el sector de energía, con Vaca Muerta a la cabeza, tenemos un potencial de agregar otra Pampa húmeda a nuestras exportaciones. Y también tenemos un enorme potencial en minería. Basta ver que del otro lado de la cordillera de los Andes se exportan unos USD 40.000 millones al año y Argentina sólo USD 4.000 millones. Sumemos a eso el litio, del cual tenemos junto a Chile y Bolivia el 85% de las reservas del mundo.

“Los argentinos no nos merecemos este presente económico. Tenemos grandes capacidades productivas y una enorme potencialidad económica”

Entonces si tenemos tantos recursos, talento, capacidades productivas y potencial económico, ¿Por qué vivimos de forma tan mediocre? ¿Por qué no podemos crecer de forma sostenida para mejorar las condiciones de vidas de la sociedad y reducir la pobreza? Creo que la dirigencia tiene que ser capaz de apreciar todo esto y cortar con el Estado de disputa permanente. Tiene que ser capaz de acordar algunas metas concretas que sean indisputables.

No debería haber disputa sobre la necesidad de bajar la inflación a 5-10% al año, como la de nuestros vecinos. No debería haber disputa respecto a la necesidad de brindar estabilidad y previsibilidad para el desarrollo de sectores clave como la energía y la minería. No debería haber disputa respecto a que con cepos y múltiples tipos de cambio es imposible aspirar al desarrollo exportador, el cual es indispensable para crecer. No debería haber disputa respecto a que necesitamos bajar el costo del capital y el riesgo país para poder tener acceso al financiamiento.

Nos merecemos y podemos estar mejor. Hay que lograr acuerdos amplios sobre esas cuestiones básicas y sostenerlos. Si se logran, estoy convencids de que vendrán muy buenos años para la economía argentina.

Fotos: Maximiliano Luna

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