El viernes no dejó buenas señales para lo que será la reapertura de los mercados el miércoles

El presidente Alberto Fernández padeció el mismo trato que la Ciudad cuando la vicepresidente le cambió sin previo aviso las medidas del ajuste de las jubilaciones

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Las distancias son más grandes que las que marcan los protocolos Covid-19
Las distancias son más grandes que las que marcan los protocolos Covid-19

Los dos días de feriado de la semana que comienza traen dudas en los inversores que ven a los mercados del exterior recuperándose día a día, pero no creen eso suceda en el reinicio de la plaza financiera local. Los avances en la vacunación logran estimular a los inversores del mundo a asumir riesgos; en la Argentina temen que la apertura tras la pandemia deje al desnudo una economía empapelada por la emisión y un impacto directo sobre la inflación.

Por eso el viernes, los bonos en dólares con legislación extranjera y local, tuvieron bajas que superaron 1%, mientras los títulos que indexan por el CER tuvieron alzas de hasta 1,5%. Es que la inflación esperada supera cualquier tasa, la de devaluación y la de interés. Los bonos hablaron: no creen en que el país se haga de nuevos dólares, ya apuestan a que habrá más inflación.

Por eso esta semana, cuando se anuncie la inflación de noviembre será un dato clave para el mercado. El hecho de que los dólares alternativos hayan tenido una resurrección que fue importante en el caso del dólar Bolsa o MEP que subió $ 2,31 (+1,7%) a $ 142,05 con un elevado monto de negocios, muestra que el mercado se está cubriendo en el dólar que servirá para importar cuando el Banco Central restringa aún más las divisas a los importadores.

Con faltantes e impuesto a la riqueza y sin ajuste

El faltante de productos en las góndolas y en el mercado de electrónicos, sumado a la menor producción de la industria automotriz y de la construcción que no logran satisfacer a la demanda, muestran de a poco las vulnerabilidades que traerá la salida de la pandemia. Desabastecimiento e inflación serán las principales caras no solo por la ausencia de ingresos de dólares, sino por la falta de un acuerdo con el FMI que ahora está más lejos que nunca porque en un solo movimiento la vicepresidente barrió con los planes del ministro de Economía, Martín Guzmán, que encabezó una comisión que trabajó durante seis meses para bajar las jubilaciones de manera encubierta y mejorar los números fiscales. Para disimular ese ajuste, toleraron el impuesto a la riqueza porque no querían aparecer como el gobierno que solo les quita a los pobres.

El faltante de productos en las góndolas y en el mercado de electrónicos, sumado a la menor producción de la industria automotriz y de la construcción que no logran satisfacer a la demanda, muestran de a poco las vulnerabilidades que traerá la salida de la pandemia

El resultado, los seis meses de estudio terminaron en un canasto porque Cristina Fernández de Kirchner tomó una medida que hizo justicia sobre la clase pasiva, pero pulverizó los planes para bajar el déficit fiscal que exige el FMI para firmar un acuerdo.

Sin querer, Alberto Fernández sufrió lo que hizo padecer a Horacio Rodríguez Larreta en la ciudad. Le quitaron fondos que necesitaba. El ahorro que pensaban hacer a costa de los jubilados, no se pudo concretar y el gasto seguirá tan alto como antes a menos que avancen sobre el sector público, un tema que no quieren tocar por lo sensible que es. Tampoco encararán una reforma laboral o alguna privatización ¿El aumento de tarifas se encontrará con una decisión vicepresidencial?

La acción de la vicepresidente descolocó al presidente y al ministro Guzmán
La acción de la vicepresidente descolocó al presidente y al ministro Guzmán

Lo cierto es que al presidente Alberto Fernández le tocó lo peor de los dos mundos. Se quedó sin ajuste y tuvo que aceptar el impuesto a la riqueza que lo aleja de los empresarios que son los encargados de invertir y alentar el ingreso de dólares.

El hecho de que el “blue” haya bajado $1 a $ 150, es una anécdota. El dólar libre ahora padece un exceso de oferta por parte de los que los obtienen divisas por izquierda fraguando operaciones de comercio exterior y de los que necesitan venderlos para hacer frente a los gastos de los primeros días del mes. La fila frente a los cajeros automáticos fue larga el viernes no solo por el fin de semana que se venía, sino por los vendedores de dólares solidarios que los retiraban, aunque su ganancia era ínfima. Les faltaban recursos para encarar un fin de semana largo.

Habla la noche

Una idea de como está la economía de la gente, lo dan los lugares nocturnos. Ahora en donde hay comida y música, que pueden permanecer abiertos hasta las 3 am y solo albergan a un cuarto de público que recibían antes de la pandemia, la gente se retira apenas termina de comer, porque su presupuesto no les da para tomar algo en la barra hasta la hora de cierre. Nadie imaginó una vida nocturna en Buenos Aires que se despoblara tan temprano. Afuera, en la Costanera, los jóvenes improvisaron sus fiestas. Llevaban bebidas en sus autos y bailaban en las veredas. La escena se repetía cada cuatro o cinco autos. Cada uno era una disco en sí mismo. Mientras tanto, la ciudad por restringir a los gastronómicos pierde 15% de su recaudación. Dante Camaño, el secretario del gremio en Capital Federal, está enfrentado con los autores de estas reglas porque la recaudación de su obra social es el 30 por ciento de lo que era antes y el desempleo es de 70%, mientras los dueños de restaurantes, hoteles y bares, no obtienen rentabilidad con estas restricciones. “Lo único que logró un puñado de locales es perder menos dinero que antes”.

Por eso, los mercados el miércoles comenzarán a hablar de otra manera. Ellos se manifiestan con los precios del dólar las acciones y la Bolsa. El riesgo país de la Argentina se parece al de un país al borde del default y su inflación es la tercera del mundo.

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