Un riesgo país más moderado, menos presión para los dólares paralelos y una inyección de confianza que puede dar la oportunidad de relajar aunque sea gradualmente al cepo cambiario gracias a una inyección de confianza que habrá que saber aprovechar son los beneficios más inmediatos que podría obtener el Gobierno en caso de alcanzar un acuerdo exitoso por la deuda. Eso, según analistas, es todo a lo que se puede aspirar para el día después de un canje que parece estar cerca.
Desde el cambio de gobierno a fines del año pasado, la estrategia macroeconómica estuvo basada en un sólo punto: conseguir un acuerdo relativamente exitoso para la reestructuración de la deuda que le diera margen al Gobierno para enderezar sus cuentas y volver a empezar. La pandemia COVID-19 agregó a ese punto de partida toda una nueva serie de urgencias pero, mientras las partes parecen acercarse a un acuerdo, ¿qué impactos positivos de corto plazo se puede esperar de una salida negociada del default, si es que esta se da?
Distintos especialistas coinciden en señalar que un acuerdo aceptable es condición necesaria, pero no suficiente, para encarar lo que sigue. Lejos de alejar el arco, señalan que los problemas estructurales que enfrentaba la Argentina desde antes del cambio de Gobierno siguen ahí y necesitan de un plan económico que los enfrente. Y a ellos se le suman ahora los efectos de la pandemia y de las medidas de distanciamiento social sobre empresas y personas.
Pero en cuanto a qué se puede esperar para el día después de una salida ordenada del default, en caso de que se concrete, las opiniones son en general coincidentes. Una descompresión de variables financieras hoy bajo stress como el riesgo país y la brecha cambiaria, que puede dar la oportunidad para alinear los frentes cambiaros y empezar a pensar una salida de los desequilibrios monetarios.
El gran problema que surgió después de las PASO fue que hubo miedo respecto de si la Argentina iba a estar comprometida con sus compromisos de deuda. Eso hizo que el tipo de cambio pegara aquel salto del 12 de agosto, que el riesgo país saltara, que el crédito se cerrara. En mi opinión, si se cierra un acuerdo se empieza a revertir aquello (Dapena)
El día después de un eventual acuerdo que goce de un grado de aceptación suficiente por parte de los bonistas empieza la hora de poner en marcha un programa económico que, según lo ha definido el ministro de Economía Martín Guzmán en varias entrevistas, permita generar "dinamismo y competitividad”, conseguir estabilidad macroeconómica y un aumento de exportaciones que permita el crecimiento económico. Objetivos para los que se necesitará, según el propio Guzmán, de controles de capital más flexibles: un cepo más leve.
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, también reforzó -tímidamente- ese concepto recientemente, cuando inmediatamente después de frenar casi a cero los pagos de importaciones aclaró que a fines de junio, si se logra un acuerdo, al menos esas trabas tan dañinas para la actividad económica podrían echarse atrás.
Los analistas coinciden en mirar al frente cambiario como principal variable que espera una decisión para luego del esperado acuerdo de deuda.
“Un arreglo exitoso de la deuda baja el riesgo país, mejora la demanda de activos en pesos, descomprime presión en la brecha y mejora las expectativas en general. Pero el arreglo exitoso de la deuda es solo una condición necesaria para no arriesgar un rebrote inflacionario frente al déficit fiscal y el excedente de pesos que deja la pandemia en un contexto de reservas líquidas escasas”, dijo Federico Furiase de EcoGo.
Para el economista, el menor gasto en servicios de deuda podría dar la oportunidad al Gobierno para empezar a diagramar un sendero fiscal en el marco de un programa económico de más largo plazo, además de permitir el acceso al mercado -si bien no al propio Tesoro nacional- si a las provincias y empresas, muchas de ellas envueltas en sus propias reestructuraciones de deuda.
Una mayor demanda por activos en pesos, si se asume que las tasas se ajustan al alza, podría darle al Banco Central margen para dejar que se devalúe el dólar oficial y superar la situación de cepo reforzado y pérdida de reservas en la que se encuentra hoy.
“En simultáneo con el arreglo exitoso de la deuda el Gobierno tiene que presentar en estos días un programa económico consistente y creíble, analizando las herramientas y los objetivos para la corrección del déficit fiscal y del excedente monetario post cuarentena, para reforzar la baja del riesgo país, la mejora en la demanda de activos en pesos y alinear expectativas de inflación, en post de evitar un rebrote inflacionario y darle al Banco Central un mayor grado de libertad para ajustar el tipo de cambio, dar señales positivas a los exportadores e ir aflojando paulatinamente las restricciones cambiarias”, concluyó Furiase.
Para José Dapena, director de la Maestría de Finanzas de Ucema, un acuerdo por la deuda viene a retroceder el nivel de incertidumbre a la situación previa a las PASO de agosto del año pasado.
“El gran problema que surgió después de las PASO fue que hubo miedo respecto de si la Argentina iba a estar comprometida con sus compromisos de deuda. Eso hizo que el tipo de cambio pegara aquel salto del 12 de agosto, que el riesgo país saltara, que el crédito se cerrara. En mi opinión, si se cierra un acuerdo se empieza a revertir aquello”, dijo.
“Despejar la incertidumbre por la deuda no te va a dar vuelta la situación económica del país, pero te va a empezar a dar certezas. Si las provincias pueden seguir a la Nación con sus reestructuraciones, las empresas también, es un grado de confianza. Y en la Argentina no faltan hoy dólares, los dólares los tienen los argentinos, pero no los sueltan. Así, despejar la incertidumbre puede ayudar a reducir la presión sobre los tipos de cambio libres”, agregó.
Un arreglo exitosos de la deuda baja el riesgo país, mejora la demanda de activos en pesos, descomprime presión en la brecha y mejora las expectativas en general (Furiase)
Para el académico, cerrar el capítulo de la deuda implicaría la posibilidad de dejar de caer. El repunte, sin embargo, es otra historia.
“Cuando digo una mejora en los tipos de cambio, con el nivel de emisión monetaria que existió, digo mejoras en términos reales. Eso se puede dar porque los dólares paralelos bajan o porque los precios en pesos, la inflación, sigue avanzando y los alcanza. Yo creo que eso es esperable”, añadió Dapena. “A partir de ese momento, que la continuidad de esa recuperación de confianza exista depende de muchos más factores. Porque, por ejemplo, sin sustentabilidad fiscal esa deuda reestructurada no se puede pagar y la confianza vuelve a desaparecer”, concluyó.
“El acuerdo puede generar una oportunidad, pero el impacto de alcanzar ese objetivo depende mucho de lo que se haga después”, resaltó Dapena.
“Llegar a un acuerdo constructivo con los acreedores es una condición necesaria para que la economía pueda volver a crecer, pero de ninguna manera suficiente. Hace falta un programa que explique a los actores económicos qué uso hará Argentina del alivio de deuda que solicitó a los acreedores”, analizó un informe de SBS que lleva la firma de Adrián Yarde Buller y Juan Manuel Franco.
“De cara a este objetivo, será fundamental delinear un sendero de consolidación fiscal, un plan para combatir la inflación, una estrategia tendiente a remover los controles de capitales, un camino de reducción del gasto público y la presión tributaria y políticas microeconómicas para sectores estratégicos, entre otras cuestiones”, concluyeron.
Seguí leyendo: