Coronavirus en geriátricos: un problema que tiene solución desde la arquitectura

Se necesita una estrategia que acompañe y contemple los casos asintomáticos y los sintomáticos mientras se esté esperando la derivación al hospital

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Personal de emergencia desalojan un geriátrico en el barrio de Recoleta
Personal de emergencia desalojan un geriátrico en el barrio de Recoleta

Cada día vemos como surgen nuevos casos de contagios y muertes por COVID-19 en los geriátricos. Los protocolos vigentes se centran en los casos sintomáticos y no se testea a toda la población; esto representa una respuesta preventiva tardía en la mitigación del virus. El protocolo actual genera muchos puntos de contagio por circulación a la espera del retiro de los residentes hacia el sistema hospitalario. Tampoco permite el testeto privado de toda la población.

Las residencias geriátricas no poseen la capacidad de realizar aislamientos individuales para todos los casos confirmados y sospechosos. Y esto deriva en el colapso del sistema, propaga el contagio dentro de la residencia y satura el sistema de salud. En Europa pasó algo similar: los residentes de los geriátricos no fueron retirados durante el pico, lo que representó una alta tasa de mortalidad. Solo en el Reino Unido se cree que podrían haber 7.500 muertes adicionales por COVID-19 a las registradas de forma oficial.

Las ventajas que tiene esta estrategia son: fácil implementación, bajo costo (sin obra), eficacia en el uso de los EPP y los test, mayor flexibilidad de aislamiento dentro de las zonas

Las medidas de prevención son necesarias y están bien aplicadas pero se necesita una estrategia que acompañe y contemple los casos asintomáticos (etapa en la que el virus presenta mayor contagio), y los sintomáticos mientras se esté esperando la derivación al hospital. Es por esto que propongo un modelo de aislamiento tipo “semáforo” por zonas diferenciadas, basado en el resultado de los tests.

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El objetivo es reducir la posibilidad de contagios internos y la descongestión del sistema de aislamiento a la espera del retiro de los casos confirmados. Determinar zonas Covid+, Covid- y una Zona intermedia (por eso la metáfora de los colores rojo, amarillo y verde) de aislamiento individual para casos sospechosos. Testear a toda la población del geriátrico para tener un panorama de la situación actual y dividir según corresponda.

Dicho esquema funcionaría así:

- Zona Covid+ / Rojo: Debe ubicarse cerca de una salida para el retiro de los pacientes. Esta zona de aislamiento general permite mayor capacidad. Se mantienen las medidas de prevención y la distancia social. Reduce la zona de circulación para la atención de los residentes a un solo punto, idealmente próxima a vestuarios.

- Zona intermedia / Amarillo: Aislamiento individual a la espera del test para reubicación a la zona correspondiente. Se utiliza para definir a los casos sospechosos o contactos estrechos. Al definir la zona se desinfecta el cuarto y se puede reutilizar para nuevos casos sospechosos por sintomatología o por contacto estrecho. Identifica síntomas por otras enfermedades.

- Zona Covid- / Verde: El aislamiento general permite una mejor calidad de vida y ámbito laboral. Se mantienen las medidas de prevención y la distancia social.

A partir de este esquema, se pueden hacer tests periódicos al personal que funciona como el único medio de transmisión reduciendo la cantidad y mejorando la optimización de los recursos. Es importante generar entradas y salidas a las instalaciones por zona de transferencia en la entrada con ducha para desinfección y colocación de Elementos de Protección Personal (EPP; Vestuarios, baños) y diferenciar la circulación de “limpio” y “sucio”.

Las ventajas que tiene esta estrategia son: fácil implementación, bajo costo (sin obra), eficacia en el uso de los EPP y los test, mayor flexibilidad de aislamiento dentro de las zonas. Reduce la transición y circulación a un solo frente y baja el margen de error de contagio, mejora el ámbito laboral y la calidad de vida del residente. Facilita el diagnóstico de otras enfermedades con síntomas similares a Covid-19, amplía la capacidad de aislamiento para habitantes y personal Covid+, organiza de manera eficiente el circuito haciéndolo dinámico y fluido para la correcta atención de residentes y personal que deban ser derivados al sistema de salud. Además, no sólo beneficia a los geriátricos sino que aliviana la carga y los tiempos de respuesta de los hospitales.

Este sistema permite darle un objetivo concreto a los test que se puede mantener en el tiempo, ya que al testear sin estrategia de apoyo se obtiene una foto de la situación que pierde validez con el paso de los minutos. Solo cuando entendamos y aceptemos que la posibilidad de transmisión intra-residencial –sea en la etapa atinsomática o en la sintomática por retardos en la derivación/llegada de la ambulancia– y estemos abiertos a este tipo de planes de contingencia de emergencia; vamos a poder realmente reducir la mortalidad en los geriátricos argentinos.

El autor es titular del estudio Cosentino Arquitectos