El economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Daniel Artana, señaló que el gobierno tendrá que acelerar el ritmo de devaluación si no quiere desalentar las exportaciones, que según el ministro de Economía, Martín Guzmán, son clave para la “sostenibilidad” de cualquier acuerdo que se alcance en materia de restructuración de la deuda.
Artana recordó que Guzmán enfatizó en varios papers la importancia de las exportaciones para la sostenibilidad no sólo del acuerdo de deuda que eventualmente se logre, sino del crecimiento de la economía.
En un ambiente de incertidumbre -global, por el efecto mundial del coronavirus, y propia, por la restructuración de la deuda- dijo el economista, la gente busca dolarizarse, y como no quiere pagar impuestos, presiona sobre el dólar “blue”. El gobierno deberá responder aumentando también el tipo de cambio oficial, porque de lo contrario la Argentina quedará a contrapié de países vecinos, como Brasil, que están devaluando mucho más rápidamente.
Artana admitió que eso tendrá eventualmente “impacto inflacionario” pero no sería una transmisión total y es preferible a desalentar más las exportaciones.
En una entrevista radial, el analista de FIEL señaló que “la recesión está jugada, es algo que ya no depende de nosotros”. Lo que se puede hacer es “acolchonarla” y para eso serviría destrabar las exportaciones. “Tenemos todo trabado lo que es exportar, hay que compensar de alguna manera, para buscar crecimiento con exportaciones, aunque traiga un poco más de inflación”, dijo. No es solo un problema argentino. “Todo el mundo está peor de lo que se imaginaba tres meses atrás”.
Artana admitió que devaluar más rápidamente tendrá eventualmente impacto inflacionario, pero la transmisión no sería total y es preferible a desalentar más las exportaciones
Artana desdramatizó el atraso en los plazos que se autoimpuso el gobierno para restructurar la deuda. Si no es a fin de marzo, tiene tiempo hasta fines de abril, señaló, porque ese mes no hay vencimientos importantes. Pero en mayo hay un vencimiento importante con el Club de París, que no puede prorrogarse sin acuerdo previo con el Fondo Monetario Internacional. Se trata de la última cuota, de unos 1.900 milllones de dólares, que el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, negoció en 2014 sin quitas de intereses ni punitorios y sin plazo de gracia y a pagar en pocos años, precisamente porque el gobierno se negaba a la “auditoría” del FMI. Además, señaló Artana, en mayo también hay un vencimiento importante de un bono 2024 en dólares en manos de acreedores privados.
A diferencia de los países del G7, cuyos líderes mantendrán el próximo lunes una videoconferencia para coordinar respuestas sanitarias y económicas al coronavirus, señaló Artana, la Argentina no tiene márgenes fiscal ni monetario para responder a los efectos recesivos del coronavirus. “Ellos pueden hacer ‘cuantitative easing’ (es decir, expansión monetaria), pero la economía argentina ya la viene haciendo en un contexto de alta inflación y tampoco puede endeudarse. “No es como EEUU –exageró las diferencias el economista- que puede endeudarse a una tasa de menos del 1% anual”.
Visión simplista
Sobre la negociación en sí, Artana criticó la “visión simplista” de pensar que todos los acreedores son fondos de inversión dispuestos a aceptar fuertes quitas porque el valor de los papeles que tienen sigue cayendo. A favor de ellos sigue jugando el precedente de los fallos del difunto juez Thomas Griesa, que les da la certeza de que en caso de litigar contra la Argentina llevarán las de ganar. Una propuesta que implique que los acreedores no cobren nada durante cuatro años, ejemplificó, sería para ellos muy difícil de aceptar.
Más allá de la incertidumbre por el coronavirus, que no se sabe si demorará tres meses o tres años en despejarse, dijo Artana, la deuda es un factor de incertidumbre que el gobierno necesita resolver para –eventualmente- restablecer el crédito al sector privado, a las provincias y a proyectos de inversión como Vaca Muerta.
Sobre esto último, criticó que el gobierno demore tanto explicitar un régimen para ese sector, que desde agosto pasado, cuando el gobierno de Macri congeló los precios de los combustibles, entró en un declive que ahora se ahondó por la fuerte caída del precio del petróleo.
“En petróleo tenemos dos impactos: la pandemia y que Arabia y Rusia no se ponen de acuerdo; a este precio Vaca Muerta no es viable”, señaló Artana. Pero en función de su interés, esos países pueden ponerse de acuerdo y cambiar la situación. Mientras, lo que puede hacer la Argentina es definir las reglas del juego. Al respecto, el economista advirtió que, a diferencia de los recursos convencionales, la explotación de “no convencionales”, como Vaca Muerta, tiene períodos de maduración más cortos y puede influir en la situación energética de 2021.
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