En septiembre se registró la mayor pérdida de masa salarial en 16 años

Hay que remontarse hasta la crisis de 2002 para encontrar una caída en el poder de compra del conjunto de los asalariados como la que está ocurriendo ahora

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El inesperado salto cambiario en el segundo cuatrimestre y la suba de las tarifas provocaron un duro golpe a la capacidad de compra de los ingresos de los trabajadores (Télam)
El inesperado salto cambiario en el segundo cuatrimestre y la suba de las tarifas provocaron un duro golpe a la capacidad de compra de los ingresos de los trabajadores (Télam)

El grado de deterioro en el nivel de vida de la mayoría de la población surge muy claramente de un cuadro que circula por el Ministerio de Hacienda y por la Casa Rosada, que muestra que la pérdida de la masa salarial del trimestre setiembre-noviembre es mayor a la que hubo tras las devaluaciones del inicio de este Gobierno y de la que tuvo lugar en 2014 durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.

El Indec informó que el nivel promedio de los salarios nominales de setiembre fue un 18,6% más alto que a principios de año, período durante el cual los precios al consumidor subieron 32,4%, lo que significa que el poder adquisitivo de setiembre fue un 10,4% inferior al de diciembre de 2017.

Un cuadro que circula por el Ministerio de Hacienda y por la Casa Rosada, que muestra que la pérdida de la masa salarial del trimestre setiembre-noviembre es mayor a la que hubo tras las devaluaciones del inicio de este Gobierno y de la que tuvo lugar en 2014

El mismo reporte da cuenta que respecto a setiembre del año pasado el salario nominal promedio subió 23,7%, frente a una inflación que acumuló un 40,5%, lo que implica una disminución del salario real del 12 por ciento.

Un día antes el Ministerio de Trabajo había informado que tomando en cuenta nada más que el empleo registrado, la destrucción de puestos de trabajo en setiembre fue de 28.900, cifra que trepa a 70.000 en los doce meses pasados.

Con esos números ya conocidos de salarios y empleo, en los despachos oficiales calcularon que la masa salarial de setiembre fue un 9,6% menor a la de igual mes del año pasado, según el gráfico al que tuvo acceso Infobae.

En base a los datos preliminares que el Gobierno dispone sobre octubre y la proyección para el mes que concluye hoy, el gráfico muestra que en comparación con igual trimestre de 2017 la pérdida de masa salarial del período setiembre-noviembre supera en algunas décimas el 10 por ciento.

Es más que la caída en el poder de compra del conjunto de los asalariados que se registró tras las devaluaciones de Alfonso Prat Gay al comienzo de este gobierno y de Axel Kicillof en 2014, tal como se aprecia en el mencionado cuadro.

infobae

Diferentes miradas de los funcionarios

"Si lo medimos de esta manera o por el nivel de actividad, estamos en el peor momento desde que asumimos", reconoce uno de los pocos funcionarios que maneja esos números, con una sinceridad que no tuvo Nicolás Dujovne el miércoles pasado cuando en un evento organizado por el Consejo de las Américas dijo suelto de cuerpo que "lo más importante es que vemos un apoyo social continuo incluso en el contexto de una recesión con alta inflación".

Por el contrario, las encuestas reflejan un clima de opinión acorde a los datos macroeconómicos. Por ejemplo, según la última encuesta de Gustavo Córdoba y Asociados el nivel de desaprobación de la gestión de Gobierno es del 60% y la imagen negativa de Mauricio Macri es del 54,6. Números indiscutiblemente desfavorables, aunque no peores que los que se vienen dando desde mayo pasado, de acuerdo al relevamiento de esa consultora.

Más allá de algún discurso público edulcorado e inverosímil, la aceptación de que la economía está en su peor momento en términos de actividad y bienestar social es admitida por todos en el Gobierno. Aunque ese realismo viene acompañado de una mirada hacia adelante con algún muy moderado optimismo. Confían en que a partir de diciembre la curva descendente comenzaría a dar la vuelta.

La aceptación de que la economía está en su peor momento en términos de actividad y bienestar social es admitida por todos en el Gobierno. Aunque ese realismo viene acompañado de una mirada hacia adelante con algún muy moderado optimismo

En concreto, creen que debido a las cláusulas de revisión de los convenios colectivos y al esperado descenso de la inflación, a partir de diciembre el salario real comenzará a recortar de a poco la enorme pérdida acumulada.

Respecto a las jubilaciones la expectativa tiene más certeza: según el cálculo de ajuste los haberes subirán un 7,8%, que aspiran que sea más del doble que la inflación de ese mes. De todas maneras, en el mejor de los casos se tratará de un recorte en las pérdidas ya sufridas. En el caso de los jubilados, el año terminará con una caída que rondará los 20 puntos.

En cuanto a los salarios, la proyección optimista es que recién en junio del año que viene el poder adquisitivo promedio alcanzará al de un año atrás.

La proyección optimista es que recién en junio del año que viene el poder adquisitivo promedio alcanzará al de un año atrás

Con ese horizonte, y dada la determinante incidencia que tiene la masa salarial y de jubilaciones sobre el consumo, y de éste sobre la demanda agregada, es muy poco probable que la economía vuelva a crecer de manera significativa antes del segundo trimestre de 2019, y poco probable que el crecimiento sea notorio mucho antes de las elecciones.

Así también lo entienden en el Gobierno. "No hay ninguna chance de que ganemos las elecciones gracias a la economía", dice la fuente. "Pero si no logramos estabilizar el dólar y la inflación, las perdemos seguro".

Es por eso y por el casi nulo margen que les deja el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que "de aquí a las elecciones la prioridad seguirá siendo mantener en cero el déficit fiscal y la expansión monetaria, más que estimular la reactivación". Con ese panorama casi todos los pronósticos apuntan a que 2019 será otro año de recesión.

Sólo un fortísimo rechazo al regreso de Cristina o del kirchnerismo habilita a pensar que un Gobierno pueda ser reelecto habiendo gestionado cuatro años con tres de recesión.

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