La trampa de los ajustes económicos por devaluaciones no planeadas

Por Manuel Alvarado Ledesma

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Las devaluaciones redistribuyen ingresos en contra de los que menos tienen. (Adrián Escandar)
Las devaluaciones redistribuyen ingresos en contra de los que menos tienen. (Adrián Escandar)

A través del análisis de las instituciones, la escuela económica neo-institucionalista explica por qué el desarrollo es parte de unos países y de otros no. Al abarcar las instituciones tanto formales, como las leyes o el Congreso, como también –y sobre todo- informales es decir normas, pautas, hábitos y códigos implícitos, que regulan o pautan las formas de acción de las personas entre ellas mismas y, también, entre éstas y el Estado, resulta más fácil entender la razón de nuestra decadencia.

En los países pobres como el nuestro es común que las instituciones informales primen sobre las formales. La Constitución es, sin duda, la institución formal más importante. Sin embargo, a lo largo de nuestra historia –por décadas- se fue estableciendo una institución informal que alentaba la toma del poder por determinado grupo mediante las armas. Sin embargo, la gente aprendió y desde Alfonsín a la fecha tal institución ha desaparecido. Pero, más recientemente, han crecido de forma alarmante instituciones informales que premian la trampa para engañar al electorado.

Lo mismo pasa con los derechos de propiedad, piedra angular del desarrollo. Las instituciones formales, los protegen pero, la realidad, es que frente a determinadas circunstancias y bajo la discrecionalidad de la autoridad pública, el Estado suele ampararse en una suerte de institucionalidad informal que le autoriza a echar mano a recursos financieros de la gente. Ejemplo claro de ello son las súbitas depreciaciones de nuestra moneda que en cuestión de horas disminuyen el valor de los patrimonios. La inflación transfiere ingresos de un sector a otro y, lo peor de todo, descalabra la estructura de precios relativos. Ella es consecuencia del manejo monetario que apunta a satisfacer un gasto público irresponsable, fundamentado en políticas populistas. La realidad es que el manejo monetario populista es una institución informal exclusiva que caracteriza a nuestro país.

En los países pobres como el nuestro es común que las instituciones informales primen sobre las formales

Este tipo de hábito suele darse dramáticamente de tanto en tanto. Uno de los más escandalosos fue el default de la deuda anunciadó por Rodríguez Saa mediante la cual quedaban estafados los ahorros mucho más, que de extranjeros, de ciudadanos argentinos, aportantes a las AFJP. También fue la pesificación asimétrica dispuesta por Duhalde. Como se ve, los derechos de propiedad "asegurados" por la Constitución quedaron anulados por estas macabras instituciones informales.

Los ajustes económicos, a los que quedamos sometidos de tanto en tanto, no son ajustes efectuados con herramientas formales. No suelen efectuarse por disposición formal, sino por devaluaciones no planeadas, en muchas ocasiones potenciadas por grupos de presión –en un marco de institucionalidad (positiva) informal débil-, con sus consecuentes aumentos en las tasas de inflación. Así los salarios, aun cuando puedan aumentar nominalmente, se reducen en su capacidad adquisitiva y se redistribuyen los ingresos en contra de los que menos tienen.

Lo curioso es que tales devaluaciones provienen de rezagos en el tipo de cambio producto de irracionales medidas anti-inflacionarias que sólo buscan el efecto inmediato, sin demasiado cuidado por los males posteriores.

El Estado suele ampararse en una suerte de institucionalidad informal que le autoriza a echar mano a recursos privados

Para salir de esta trampa es necesario que la sociedad vaya institucionalizando la austeridad –en las malas y en las buenas- y fortaleciendo las instituciones informales ligadas a los derechos de propiedad.

En suma, la racionalidad perdida hace unos 70 años debe volver. Sobre todo en la asignación del gasto público. Y quienes son responsables de dirigir así como también la oposición deben desprenderse de la mentira que es una institución claramente negativa.

Resulta imprescindible que aquéllos que conforman los tres poderes del Estado brinden ejemplo. Ya. Sin medias tintas. Para que la gente comprenda lo que es populismo. Sin educación al respecto, resultará imposible quebrar el círculo vicioso en donde estamos encerrados.

(*) Manuel Alvarado Ledesma es Economista. Profesor de la UCEMA