"Después del trabajo": el último libro del economista que creó las Lebacs

Eduardo Levy Yeyati y un texto con mucha información y reflexión sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el mercado laboral

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Levy Yeyati en Infobae
Levy Yeyati en Infobae

"Con optimismo o desesperanza, con retórica académica o de charla de café, hace tiempo sabemos, escuchamos o intuimos que el trabajo, como lo conocemos, seguirá siendo desplazado por la tecnología", resume la contratapa del último libro de Eduardo Levy Yeyati, quien hasta marzo fue asesor económico en la Jefatura de Gabinete de la Nación y luego regresó a Elypsis, la consultora económica que fundó.

Se trata de "Después del trabajo", la obra cuyo subtítulo aclara: "El empleo argentino en la cuarta revolución industrial". Levy Yeyati, que además es autor de varios libros sobre economía y de las novelas "Gallo", "Culebrón" y "El juego de la mancha", que también se publicó este año, visitó Infobae para hablar de su obra y del debate que plantea.

Ingeniero Civil de la UBA y doctor en Economía de Universidad de Pennsylvania, en EEUU, el autor fue Jefe de asesores de Mario Blejer en el Banco Central y es considerado uno de los creadores de las Lebacs, en 2002.

— "Después del  trabajo" sorprende por la cantidad de información estadística que tiene, ¿cuánto tiempo te llevó escribirlo?

— En términos de horas de escritura es muy difícil de medir, pero el libro es fruto de años de lecturas y estudios asociados al tema del trabajo. De hecho tenía fecha de entrega a fines de 2016 y tuve que esperar un año y medio para terminarlo porque este mundo es como un blanco móvil, las cosas van pasando mientras escribís y si parás te da la sensación de contar la historia por la mitad. Le agregué, sobre todo en el último año, una descripción muy detallada de toda la información que hay sobre el mercado laboral argentino, porque la idea del proyecto fue siempre traer la discusión al presente laboral argentino. Resumiendo, como proyecto llevó 3 años.

— Esta pregunta que planteas sobre si hay vida después del trabajo, ¿qué aspectos abarca?

— La pregunta sobre el trabajo tiene al menos dos aspectos: hay un aspecto social o cultural. Mucha gente se siente identificada, anclada, en su rutina laboral. Y si se queda de un día para el otro sin trabajo, tiene que reescribir ese guión. Por eso, una pregunta recurrente es qué queda en ese lugar cuando uno tiene una vida de ocio, o trabaja la mitad de las horas, por ponerlo de manera más realista. Si no fuera por la necesidad económica, por qué no aspirar a trabajar menos horas.

— ¿Esto significa que la mayoría de los trabajadores preferiría trabajar menos días por semana?

Estoy seguro de que si esto no implicara menos ingresos, la mayoría de los trabajadores preferiría trabajar un par de días menos por semana. Entonces hay una pregunta más psicológica: qué nos pasaría como sociedad, culturalmente, si trabajáramos menos, porque ahora pensamos que el trabajo nos define, nos realiza, cuando hace, no sé, 2000 años los griegos clásicos aspiraban a la vida contemplativa. Pero también, en paralelo, hay un aspecto económico, más urgente: qué pasa si perdemos el trabajo, de qué vivimos. Cómo afectan los cambios en el mundo del trabajo a la distribución del ingreso, qué hace la gente cuando pierde ingreso laboral, de qué vive, cómo se compensa ese déficit.

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— ¿Cuáles son los aspectos del trabajo que más destacás?

— Lo importante es distinguir tres dimensiones del problema. Una es la precarización del trabajo, algo que ya se ve en la Argentina, donde se crean empleos, pero de menor calidad. Otra es el desplazamiento, cuando los trabajadores son poco transferibles. Y, por último, tenemos el temor a que en unos años tengamos menos empleo total. Para discutir el futuro del trabajo vale la pena distinguir estas tres dimensiones. Por un lado, está el temor a que trabajemos menos en el futuro. Es un temor genuino, pero anticipatorio, de algo que intuimos para dentro de unas décadas. Por otro lado, está el temor al desplazamiento de la demanda de trabajo, a que algunas ocupaciones dejen de existir o sean menos demandadas, mientras aparecen otras nuevas. Ahí el problema es que no es fácil transferir al trabajador de la ocupación antigua a la nueva, al menos no sin una pérdida de ingreso. Entonces, este desplazamiento deja de ser neutral, e impacta sobre la distribución del ingreso. Algo de eso está pasando en la Argentina, no por la tecnología sino por la reconfiguración de la actividad económica, por el dinamismo de ciertos sectores en relación a otros.

— ¿Por qué el sector industrial pierde empleo en los últimos años?

— El sector industrial pierde trabajo y eso se ve en el conurbano bonaerense, mientras el campo y algunos servicios y la construcción levantan, afectando positivamente al interior y algunos centros urbanos. En vez de ver trabajadores que fluyen de un lado para el otro, lo que ves son sectores deprimidos con bolsones de desempleo, y sectores dinámicos que no encuentran trabajadores. Entonces, a diferencia del fin del trabajo, este desplazamiento, que el cambio tecnológico tiene a profundizar, es más urgente, de hecho ya lo vemos en el país.

Levy Yeyati visitó los estudios de Infobae TV para realizar una entrevista.
Levy Yeyati visitó los estudios de Infobae TV para realizar una entrevista.

Y, por último, tenemos en la Argentina el problema adicional de nuestra dificultad para generar lo que se denomina "trabajo de calidad", que en nuestra cabeza son trabajos asalariados de convenio, pero que conceptualmente se refiere más en general a trabajos estables con beneficios sociales, que generalmente están asociados al empleo y al convenio. El cuentapropista bien podría tener los mismos beneficios, pero hoy está básicamente por las suyas: no tiene vacaciones, no tiene un salario fijo que le permita pedir un crédito, tiene aportes muy bajos a la jubilación. Y, en muchos casos, es informal. Es decir, carece de toda una serie de beneficios que históricamente estuvieron asociados al trabajador de convenio, porque era el sindicato el que peleaba por esos beneficios.

— ¿Por qué fue la Argentina hacia ese tipo de precarización del trabajo?

— Hay varias razones. Una de ellas, que creo que es importante y no hay que perder de vista, es que aparecen trabajos precarios cuando los sectores de trabajo de alta calidad no generan suficientes trabajos. Lo mismo parece ser el caso del sector público: las provincias que tienen menos empleo privado generan más trabajo público de baja productividad, como forma de compensación. En la Argentina, y en América Latina en general, nos cuesta generar empleos asalariados…

— O sea, es un problema de América Latina, no solamente de la Argentina.

— Sí.  Si se mira un país como Perú, por ejemplo, un caso muy estudiado, se ve que el nivel de cuentapropismo precario es altísimo, mayor que el nuestro: cerca de la mitad de los trabajadores está subempleada y el 75% es informal. Pero aún el cuentapropista formal es precario, en el sentido de que tiene muy pocos beneficios: por ejemplo, el monotributista tiene aportes y asignaciones familiares, pero no tiene estabilidad ni licencias, trabaja a destajo: si se enferma, no cobra. Le cuesta pedir un crédito. Es este tipo de fragilidad lo que se intenta subsanar con los beneficios asociados al trabajo.

Levy Yeyati visitó los estudios de Infobae TV para realizar una entrevista.
Levy Yeyati visitó los estudios de Infobae TV para realizar una entrevista.

— ¿Como inciden los impuestos al trabajo?

El tema impositivo es algo que aparece una y otra vez, sobre todo del lado empresario, que atribuye la falta de empleo formal a la carga tributaria. Pero no es el único factor. Hay países con menores impuestos al trabajo que tienen niveles de informalidad más altos. Yo creo que algo ayuda bajar los impuestos al trabajo, pero no creo que sea la solución a la informalidad.

— Entonces, ¿no es lo determinante?

— Hay un problema de demanda más de larga data que la reducción de las cargas laborales va a resolver sólo en el margen. Me parece que tenemos que pensar no solo en cómo crear estos trabajos que la sociedad, que el aparato productivo argentino no crea, sino también en cómo proteger todos estos trabajos que, por el déficit del aparato productivo formal, se están creando un poco al costado. Cómo extender los beneficios hacia todos estos trabajadores cuentapropistas, cómo formalizarlos de manera creativa, por fuera del dilema entre relación de dependencia o precariedad. El punto que yo me hago tiene que ver con una posición a mitad de camino entre el tecno optimismo y el tecno pesimismo. Yo creo que, ya volviendo al tema de la cuarta revolución industrial y el progreso tecnológico.

— ¿Hacia que tipo de trabajo vamos?

La inteligencia artificial, la minería de datos, el trabajo en la nube, hay una serie de tecnologías nuevas que no son la robotización asociada al robot físico. Creo que ese progreso, en la medida en que eleve la productividad, cosa que todavía no ha pasado, pero que yo espero que pase, este progreso tecnológico nos presenta un menú con dos opciones: si no hacemos nada desde el punto de vista de las políticas públicas, es muy probable que todo esto que mencione antes, el desplazamiento y la reducción de horas, genere una sociedad más dual.

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