Los multimillonarios de la Argentina y del mundo podrán seguir viviendo en barrios privados, viajando en aviones privados y mandando a sus hijos a colegios y universidades privadas caras. También podrán seguir cuidando la salud y la seguridad de su familia en los más caros sanatorios privados y con custodia privada. Pero lo que les va a resultar cada vez más complicado es mantener la privacidad sobre los datos de su riqueza.
La difusión de los Paradise Papers se agrega a una vasta serie de megafiltraciones de información secreta como los Panamá Papers, los Luxemburg Leaks, los Offshore Leaks, la base de datos del HSBC de Ginebra, los Bahamas Leaks y los Wikileaks.
Las personas millonarias y multimillonarias de la Argentina y del mundo conforman un grupo muy minoritario en una población mundial que supera holgadamente los 7.000 millones.
El cuadro adjunto muestra los datos más recientes publicados en el Wealth Report 2017 de la consultora Knight Frank, y ahí se aprecia, por ejemplo, que en el mundo hay 13,6 millones de millonarios y 2.024 que poseen una fortuna superior a los mil millones de dólares; y que en la Argentina hay 36.900 con más de un millón y ocho con más de mil millones. Este último selecto grupo local lo integran, según la revista Fortune, Paolo Rocca, Alejandro Bulgheroni, Eduardo Eurnekian, Alejandro Roemmers, Gregorio Pérez Companc, Jorge Brito, Eduardo Costantini y Marcos Galperín.
Aunque se presume que una importante mayoría de esa gente tiene o cree tener a resguardo parte de su fortuna en algún paraíso fiscal o en alguna plaza financiera offshore, no hay estimaciones que se aproximen a cuántos son. En cambio hay varias estimaciones sobre cuánto es el dinero en paraísos fiscales y offshore en general.
La mencionada consultora Knight Frank calcula que "a fines de 2016 el stock de riqueza privada en centros financieros offshore totalizan aproximadamente 10 billones de dólares (diez millones de millones)". Por su parte, Gabriel Zucman, uno de los mayores expertos en el tema, sostiene en su libro La riqueza oculta de las naciones que a fines de 2013 "el valor total de la riqueza privada offshore ascendía a 7,5 billones de dólares".
Gabriel Zucman sostiene en su libro ‘La riqueza oculta de las naciones’ que a fines de 2013 “el valor total de la riqueza privada off shore ascendía a 7,5 billones de dólares”
En cualquiera de los dos casos, con números bastante parecidos, se trata de cifras descomunales que equivalen a entre el 8 y el 10% del total del patrimonio financiero mundial. Pero esos son promedios. A nivel de los países, la proporción del dinero que se les escurre es muy variada.
En su reporte 2017, Knight Frank señala que para países como Estados Unidos o Reino Unido los fondos colocados afuera representan entre 1% y 6% de la riqueza privada total, pero en países del Medio Oriente y América Latina rondan el 25 por ciento.
Lógicamente, cuanto mayor sea la fuga, mayor el perjuicio. Zucman calcula que la riqueza oculta mundialmente genera una pérdida de recursos fiscales de casi 170.000 millones de dólares por año. Daño al que habría que sumar el potencial productivo que se anula por el dinero faltante.
El drenaje de recursos a fronteras externas
Tristemente, la Argentina está entre los países que más sufren el drenaje de recursos, lo que se explica por la historia de inestabilidad política, volatilidad económica, hiperinflaciones, confiscaciones, y por la cultura rentística de parte considerable de la burguesía. Mientras que el dinero fugado en el mundo representa el 10% del Producto Bruto total, en la Argentina ronda el 40%, tomando en cuenta que el dato oficial es que hay USD 250.000 millones de fondos offshore, con un PBI de unos USD 600.000 millones. Hay estimaciones que elevan el dinero fugado a algo más de 400.000 millones de dólares, pero Zucman las desacredita.
No hay datos sobre el grado de concentración de los dueños del dinero oculto, pero es una obviedad que el grueso es de los más ricos. Basta con repasar los apellidos de los argentinos que aparecen en cada uno de los "leaks", o entender que aquí seguramente se repita (y tal vez de manera ampliada) lo que Zucman estimó para el mundo: el 80 por ciento del dinero offshore es propiedad del 0,1% de las familias con más fortuna del mundo, y el 50% por el 0,01 más rico.
Los paraísos fiscales no son sólo un refugio para multimillonarios
Sirven también de plataforma para que muchas multinacionales desvíen ganancias con el fin de evadir impuestos. Y ambas funciones son fuente de mayor desigualdad. Zucman lo describe claramente en un artículo que publicó esta semana en The Guardian titulado 'La desesperante desigualdad que hay detrás de la evasión fiscal': "Los paraísos fiscales son un factor clave de la desigualdad global, debido a que los principales beneficiarios son los accionistas de las compañías que los usan para evadir impuestos".
“Los paraísos fiscales son un factor clave de la desigualdad global, debido a que los principales beneficiarios son los accionistas de las compañías que los usan para evadir impuestos”
Por diversas razones, la sucesión de megafiltraciones preocupa a los multimillonarios. En el capítulo Monitor de Riesgo del citado Wealth Report se dice: "A medida que la desigualdad crece, se levantan muros y las personas con grandes fortunas están siendo apuntadas de manera creciente (…) Ahora, la principal preocupación de los ultrarricos no es su capital sino su seguridad personal. Con el peligro de secuestros en ascenso, por ejemplo, van a tener que considerar de qué manera quieren vivir, cómo van a interactuar con el resto del mundo, y cómo se sienten como seres humanos. ¿Qué tipo de futuro aspiran para sus hijos? ¿En qué clase de sociedad quieren vivir?".
La otra gran preocupación es la pérdida de privacidad. El informe de Knight Frank incluye los resultados de una encuesta realizada a novecientos ejecutivos de bancos que atienden y asesoran a multimillonarios, acerca de cuáles son los cinco factores principales que sus clientes tienen en cuenta para decidir qué hacer con su dinero. Los tres factores con más respuestas fueron la planificación de la herencia (53%), minimizar el pago de impuestos (43%) y la privacidad (42 por ciento).
Sintomáticamente, esos porcentajes fueron mucho más altos cuando los resultados del relevamiento se acotan a las actitudes de los clientes de América Latina: el cuidado de la herencia sube al 75% de las respuestas, el ahorro de impuestos al 67%, y la privacidad también se incrementa hasta el 67 por ciento.
La privacidad que ofrece el secreto de los paraísos fiscales también está siendo puesta en jaque por dos iniciativas oficiales adoptadas en el mundo desarrollado. Una es la Ley de Cumplimiento Tributario de Cuentas Extranjeras (FACTA en su sigla inglesa), que es una norma vigente en Estados Unidos desde 2013 que obliga a los bancos a informar a la autoridad impositiva de ese país el dinero que los estadounidenses mantienen fuera del país.
La otra es el Estándar Común de Información (CRS por su sigla en inglés) elaborado por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) y que entra en vigencia a fin de este año, por el cual los países adherentes se comprometen a intercambiar información financiera y tributaria de sus ciudadanos. La Argentina, aspirante a ingresar a la OCDE, adhirió a este sistema en 2015.
Si bien hay algún escepticismo acerca de la eficacia de esas iniciativas, no hay duda de que el cerco ha comenzado a cerrarse sobre el dinero offshore y los paraísos; que más que paraísos operan como guaridas.
Liam Bailey, el jefe de investigaciones de Knight Frank, cierra el informe diciendo que "la privacidad se está convirtiendo rápidamente en un lujo inalcanzable".