Durante la última semana, los operarios de la Empresa de Energía de Río Negro (Edersa), atendieron alrededor de 200 contingencias eléctricas en el área de la distribuidora, en medio de un temporal de nieve y frío récord, que por momentos no dio tregua. Desde el viernes pasado la situación es realmente compleja en todas las ciudades cordilleranas de Río Negro y Neuquén.
En El Bolson y localidades aledañas se trabajó casi sin descanso en procura de resguardar y recuperar el servicio eléctrico. Los operarios, divididos en cinco cuadrillas, con equipos pesados y bajo un clima realmente hostil, pusieron el cuerpo en jornadas que comienzan a las 7:30 de la mañana y terminan 22.30, con la ayuda de la luz artificial de los reflectores.
La tarea fue difícil y extenuante, sobre todo porque esta región montañosa tiene dos caras diametralmente diferentes: es un paraíso terrenal para los turistas que la eligen; pero también es, en muchos casos, un dolor de cabeza para sus pobladores. Los temporales provocan todo tipo de trastornos y destrozos, porque las rutas y caminos se vuelven inaccesibles, y los servicios esenciales sufren con los azotes del clima.
En El Bolson y ciudades periféricas –sobre todo en áreas rurales-, las líneas de baja y media tensión cruzan bosques, se sumergen en terrenos donde la frondosidad de las arboledas complejiza el panorama todo el tiempo. Tanto es así, que en la última semana se produjeron no menos de 200 contingencias, todas provocadas por caída de ramas y árboles en instalaciones de baja y media tensión.
"Esto ha pasado en toda la zona", comentó a La Nación Raúl Barhen, subgerente de Edersa. "Nieva sobre los pinos, que no están preparados para soportar un gran peso y los más débiles se derrumban o pierden una rama. Como algunos tienen más de 30 metros y sobrepasan la altura de las líneas", admitió.
Barhen asegura que solo quedaban unos 40 usuarios de los 10.000 que atiende Edersa sin suministro eléctrico, pero que su ubicación en la parte alta de los cerros dificulta los operativos.
"No podemos llegar con las camionetas ni con los camiones, porque el camino de acceso es muy rural, entre lo que avanza el bosque sobre las calles, la nieve y la lluvia, se vuelve un pantano. En algunos casos, la línea que los abastece está a 30 o 40 kilómetros del Bolsón por dentro de zonas boscosas".
Por eso, los operarios y empleados comerciales de Edersa trabajaron en jornadas corridas sin descanso para quitar ramas y árboles de las líneas, para penetrar en lugares por momentos anegados, y para ofrecer respuestas permanentes a los usuarios.
Es cierto que la situación fue crítica, pero entender el contexto en el que se produjo el fenómeno es sustancial: toda la zona cordillera fue afectada por el más grande temporal de los últimos 30 años, que produjo trastornos en toda la zona cordillerana de Río Negro y Neuquén, gobernada por una forestación increíble, tupida y que a la vez interfiere en las instalaciones eléctricas.
Los cortes de energía más importantes ocurrieron en las zonas rurales del área, pero también en otras localidades cercanas como Bariloche, y en las ciudades neuquinas de San Martín de los Andes y Junín de los Andes.
Durante temporales de frío y nieve llegar a lugares como El Manso, entre Bariloche y El Bolsón, se transformó en una misión casi imposible, por la cantidad de nieve que existe en los caminos y porque los operarios deben hacerlo a bordo de equipos pesados de transporte. De todas formas, lo lograron y se espera que por estas horas esa localidad y Mallín Ahogado recuperen el servicio. Todos los demás sectores se encuentran con normal suministro.