Por qué el número 59 fue por muchos años el número mágico del golf

Bajar los 60 golpes en una ronda de un torneo oficial fue por décadas una misión imposible. Pero logró romperse, aunque las grandes figuras -ni Hogan, ni Nicklaus, ni Tiger- nunca pudieron lograrlo

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Al Geiberger Stephen Dunn  /Allsport
Al Geiberger Stephen Dunn /Allsport

En el mundo del deporte hay algo que todos constantemente miramos: los récords. Esos números que nos cuentan quién fue el más rápido, el que llegó más lejos, el que ganó más veces. Todos esos récords están hechos para quebrarse y la evolución de los deportistas, sumados a los avances en tecnología aplicada al deporte, hacen que a cada rato veamos nuevas marcas en las distintas disciplinas.

Uno de esos récords y quizás el más famoso es el de los 100 metros llanos. Por años los atletas soñaron con quebrar la barrera de los 10 segundos y fue Jim Hines en los Juegos Olímpicos de 1968 quien primero lo consiguió al parar el cronómetro en 9.95, récord que perduró por 16 años. Estas marcas normalmente van bajando de a milésimas de segundo o de a centímetros, pero hubo una que dejó a todo el mundo atónito. En esos mismos JJOO de México en 1968 el estadounidense Bob Beamon llegó con la ilusión de quedarse con el oro en la prueba de salto en largo. No solo lo consiguió, sino que su salto de 8.90 metros mejoró la marca anterior por 55 cm. Ni él ni los oficiales que medían la hazaña podían creer lo que estaban viendo. Recién en 1991 su compatriota Mike Powell logró mejorar esa marca llegando a 8,95 metros, registro que perdura hasta hoy.

Si nos metemos en el golf vamos a encontrar también muchas marcas. Nadie por ejemplo ha podido ganar más de 4 US Open, nadie tiene más de 6 Masters ni 6 Open en Gran Bretaña, pero hubo un récord con el que todos soñaban: bajar los 60 golpes en una ronda de un torneo oficial.

El número parecía inalcanzable hasta que finalmente sucedió. Fue un 10 de junio de 1977 en Memphis cuando Al Geiberger se transformó en “Mr. 59″. En ese caluroso viernes Geiberger comenzó el juego por el hoyo 1 y en el 10 embocó desde afuera del green para lograr un águila. El día fue una exhibición de golf y Geiberger acertó todos los fairways, todos los greens y necesito 23 putts para completar la ronda embocando 9 de ellos desde más de 3 metros, pero no todo fue sencillo. Anotó dos pares seguidos en el 13 y 14 que frenaron su impulso. Siendo un jugador conservador recordó lo que su coach de la universidad siempre le decía y decidió hacerle caso. Como dijo más tarde en una entrevista: “Decidí ser agresivo como siempre me decía mi coach que tenía que ser, si arruinaba la ronda le podía echar la culpa”. En el 15 embocó de 3 metros para birdie y la gente empezó a gritar “59″. Fue el primer momento en que Geiberger pensó en el número mágico. Birdies en el 16 y 17 lo dejaron a un paso de la hazaña, pero necesitaba uno más en el último capítulo. Algo más de dos metros con caída a la derecha lo separaba del récord y Geiberger no falló. Dos días después terminó ganando el campeonato para que la semana fuera completa.

Pasaron 14 años para que alguien pudiera repetir el 59 y fue Chip Beck en Las Vegas quien lo logró y ya en este siglo fueron varios más los que lo hicieron, pero hay algo mejor que hacer 59 y es lograrlo en la ronda final de un campeonato y que te sirva para ganar.

En la última ronda del Bob Hope Classic de 1999 David Duval había comenzado bastante lejos de la punta y 11 birdies en los primeros 17 hoyos lo habían puesto cerca de los líderes. El hoyo 18 era un par 5 y allí quien por entonces era el N1 del mundo y peleaba con Tiger Woods, partió el fairway por la mitad y pegó un hierro 5 por sobre el agua que dejó la pelota a menos de dos metros para águila. Nadie tenía dudas que la iba a embocar y Duval lo hizo. Ganó el torneo y siempre quedó la sensación que ese había sido el mejor 59 de la historia.

David Duval de Estados Unidos REUTERS/Phil Noble
David Duval de Estados Unidos REUTERS/Phil Noble

Sin pensar por un momento que es tarea sencilla el bajar los 60 golpes, nos hemos acostumbrado que de tanto en tanto alguien aparezca en el tour con esa marca, lo cual nos puso a imaginar quién sería el primero ahora en anotar 58. Finalmente, ese número también apareció. En la ronda final del Travelers Championship en Hartford y ante la mirada atenta del argentino Miguel Carballo que era su compañero de juego, Jim Furyk anotó una tarjeta con 12 birdies y 6 pares para ser el primero y único jugador en la historia del golf de firmar 58.

Habrán notado también que todas estas rondas mágicas se han dado en torneos regulares del tour y jamás en los grandes campeonatos. En ellos las condiciones de las canchas no solo son algo más difíciles, sino que la presión y los nervios hacen que todos sean más cautos y arriesguen menos. En los majors el número más bajo en la historia fue por años 63 y parecía increíble que nadie pudiera bajarlo. Varios tuvieron la oportunidad y tres de ellos me vienen rápido a la memoria.

En abril del 86 Nick Price abrió con bogey el 1 la tercera ronda del Masters para anotar 10 birdies hasta llegar al 18. Allí enfrentó un putt de unos 6 metros que fue tan perfecto que todos pensamos que la había embocado. La pelota dio toda la vuelta al hoyo y salió por el mismo lugar que había entrado. Un par de meses más tarde en el Open jugado en Turnberry, Greg Norman llegó al hoyo final 8 bajo par y tenía un largo putt para birdie. Dos putts le daban el primer 62 en los majors, pero el australiano necesito 3 golpes en ese último green y firmó 63. Tiger tuvo la chance también en el PGA Championship de 2007, y al igual que Price vio como su pelota daba toda la vuelta al hoyo en el 18 para irse también con 63. La barrera parecía inquebrantable hasta que un sábado de 2017 en Inglaterra alguien lo consiguió. Calor, nada de viento y banderas accesibles hicieron que Jim “Bones” McKay, ex caddie de Mickelson y que hacia su debut como comentarista en la televisión, se animara a arriesgar “si estas condiciones se mantienen hay habrá un 62 en Royal Birkdale”. Algunas horas más tarde el sudafricano Brendon Grace hizo par el 18 y se transformó en el primero, y hasta ahora el único, en anotar 62 golpes en un gran campeonato.

 Greg Norman Sports/File Photo
Greg Norman Sports/File Photo

Se habrán dado cuenta que entre los nombres que han quebrado el 60 en el tour no figuran los nombres de los grandes jugadores de la historia. Ni Hogan, ni Nicklaus, ni Tiger están en esa lista. Creo que el motivo tiene que ver con su tremenda disciplina para jugar al golf. Me refiero con esto a que ellos salen con un plan de juego y jamás se salen de él. Saben que el torneo dura 4 días y que por más que se embalen en una de las rondas, jamás valdrá la pena arriesgar de más. Esa conducta que siempre han tenido los mejores de la historia es quizás la que no los haya dejado llegar a ese número.

Seguramente habrá alguien alguna vez que siga bajando estos registros, pero será muy de a poco. Las suecas Pia Nilsson y Lynn Marriott tienen una famosa academia de golf en Phoenix llamada Vision 54. El nombre se refiere a que el jugador debe salir a la cancha pensando en qué hacer 18 birdies es posible, y si así fuera 54 sería el score final en una cancha de par 72. Ellas dos ayudaron mucho a Annika Sorenstam en su carrera profesional y fue ella la única en la historia del golf femenino en anotar 59 golpes en el año 2001.

¿Será posible ver alguna vez un 54 en el tour? Parece imposible de pensar, pero los récords están hechos para quebrarse y alguna vez alguien se inspirará. Mientras tanto Jim Furyk, “Mr 58″, mira a todos desde arriba del libro de los récords

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