De defensor en el ascenso a prisión: la historia del futbolista detenido por robar una camioneta de alta gama

Gonzalo Ojeda militó hasta el 2019 en Dock Sud, pero luego pidió el pase e intentó recalar en otros equipos sin suerte. En las últimas horas, fue apresado tras una persecución policial

Compartir
Compartir articulo
Ojeda y un cómplice fueron detenidos en Quilmes Oeste
Ojeda y un cómplice fueron detenidos en Quilmes Oeste

Central zurdo, alto, buen cabeceador. Podría ser la descripción de cualquier chico con proyección en las inferiores de un club argentino. Malas juntas, búsqueda de dinero fácil, un robo que lleva a otro hasta la detención. Podría ser la saga de cualquier chico que se pierde en alguna calle del Conurbano bonaerense. Pero pocas veces ambas van en un mismo cuerpo. Hasta que pasa. Ese es el caso de Gonzalo Daniel Ojeda, 21 años, aquel central zurdo, alto y cabeceador que pintaba para tener futuro en primera división y terminó preso ayer a la noche, acusado de haber robado a mano armada un Jeep Renegade a una mujer más todas sus pertenencias en la ciudad de Quilmes. Pero además quedó bajo investigación en la Justicia como presunto integrante de una banda que desde tiempo atrás se dedica a las entraderas en toda la zona Sur del Gran Buenos Aires. De aquel defensor que soñaba con la pelota a este joven atrapado por la delincuencia. Esta es su saga, esta es su historia.

Según cuentan quienes lo conocieron en el ambiente del fútbol, Ojeda se destacó desde chico como buen proyecto de jugador, primero en las calles y potreros de San Francisco Solano, después en los clubes de baby del barrio. Categoría 2000, después de transitar por las juveniles de Defensa y Justicia durante cuatro años, llegó a Dock Sud en 2017. Había una prueba y él reunía características buscadas en el mundo del fútbol porque era zurdo, por lo que le era natural jugar por izquierda con la número seis. Además tenía buena altura y se despegaba bien del piso a la hora de saltar, lo que le daba un plus para el juego aéreo. Esas dotes físicas sumadas a su rigor para la marca contra los delanteros rivales le permitió cumplir el primero de sus sueños: asentarse en una institución AFA. Tenía 17 años y la posibilidad de crecer en las Inferiores.

Callado, no tímido pero tampoco extrovertido, algunos de quienes compartieron aquellos tiempos con él se sorprenden, aunque otros no. Los primeros porque lo calificaban de buen pibe, dispuesto a aprender cada cosa que el técnico trabajaba. Los segundos porque dicen que algunos amigos que le conocieron de Solano ya habían decidido torcer el rumbo de sus vidas y no para el lado correcto.

Aún así, Ojeda siguió en ascenso en el Docke. A punto tal que a mediados de 2019 lo subieron a entrenar con el plantel de Primera. Estaba cada vez más cerca de lo que se había propuesto. Pero al mismo tiempo, había compañeros del barrio que ganaban plata fácil y que salían hasta la madrugada y lo invitaban a sumarse. La dicotomía comenzó a corroerle el espíritu.

Y para fin de año, los técnicos que sólo le habían permitido jugar en Reserva porque no lo veían aún para integrar el primer plantel se preocuparon. Porque Ojeda desapareció. Tras las pequeñas vacaciones no se reintegró a los entrenamientos y después la pandemia paralizó la actividad. Algunos de sus conocidos dicen que fue en ese momento de encierro que su vida cambió para siempre: sin el fútbol, sin las prácticas, comenzó a hacer comentarios cada vez más cercanos al lenguaje tumbero.

Sin ingresos fijos y lejos de la cancha, la tentación que le ofrecían algunos en el barrio parece haber sido demasiada. Tuvo, claro, un intento de redención. Sobre finales de 2020, cuando el fútbol de la categoría en la que él participaba regresó sin público (la Primera C se reanudó el 5/12/20) apareció por el club. Su estado físico ya no lucía como un jugador y reclamó que le dieran el pase en su poder, que lo había pedido por primera vez a fines de 2019, cuando no logró debutar en Primera. Esta vez en el club nadie se opuso. Sólo se lamentaron por la oportunidad perdida de un chico que podría haber llegado a otro nivel si se lo hubiese propuesto. Sus amigos dicen que se acercó a Argentino de Quilmes pero no quedó, que le prometieron un lugar de titular en Central Español pero esto era bajar a Primera D y que finalmente podía recalar en San Martín de Burzaco, donde quiso asentar su pase en AFA, aunque jamás logró integrar el plantel profesional. “Ni siquiera lo tenemos registrado como habiendo entrenado acá”, le contestaron desde San Martín a Infobae.

El fútbol siguió adelante. Dock Sud terminó ascendiendo a la Primera B y San Martín de Burzaco arrancó a entrenar el jueves pasado de cara a la temporada 2022. Al mismo tiempo, Gonzalo Daniel Ojeda estaba lejos del césped y muy cerca del asfalto caliente. Su carrera se había torcido definitivamente dejando atrás a aquel central zurdo que pintaba para consolidarse en el fútbol del Ascenso y trayendo presuntamente al flagelo de la inseguridad a un nuevo integrante, en este caso de apenas 21 años. Según el parte de la Policía Bonaerense, en la noche del lunes con un cómplice llamado Facundo Osorio y munidos de un revolver calibre 32, Gonzalo Daniel Ojeda asaltaba a una mujer en pleno Quilmes Oeste. Después de una corta persecución, en el cruce de la avenida Calchaquí y la calle San Juan, lo atraparon. A él y a sus sueños truncos de ser futbolista.

La camioneta de alta gama que robaron
La camioneta de alta gama que robaron

SEGUIR LEYENDO: