Puso el corazón y le alcanzó, pero Argentina está obligada a ser campeón

Por Fernando Niembro

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El 7 de junio dijimos que la Argentina tenía que apelar al corazón si no aparecía la razón. Ayer en conferencia de prensa, a Sampaoli le preguntaron cuál era el recurso que tenía que poner la Argentina en la cancha para ganar el partido. Y él coincidió con nosotros, dijo: "el corazón".

Claro, un equipo que no trabajó. Que se entretuvo antes de llegar al campeonato del mundo en Barcelona. Que no tiene mecanizados movimientos, que no tiene circulación, que cambia todos los días la formación, tiene que recurrir en estos tiempos al corazón para ganar los partidos.
Y así fue. Un equipo que se había perdido ante un rival inferior, porque realmente Nigeria no es un rival de relieve. Solo basta ver el ranking de la FIFA para darse cuenta que la Argentina está allá, y Nigeria por aquí. Puede que los morenos con cierta habilidad, con cierta velocidad, inquieten. Pero en definitiva se tiene que imponer la calidad Argentina, esa, de estos futbolistas que en el mundo se han destacado siempre.

Hoy alcanzó el corazón. De aquí en más se impone la razón. Porque la Argentina está obligada a ser campeón del mundo. En eso también coincidimos con Sampaoli.