"Para Cristiano Ronaldo, él es más importante que su equipo; para Messi, su equipo es más importante que él"

Los tres goles del portugués plantean un desafío al capitán de la selección argentina y reavivan un viejo debate

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Durante toda la historia del fútbol el público y la prensa jugaron a las comparaciones.

Alfredo Di Stéfano o Ladislao Kubala, ¿quién es mejor? Uno jugaba en el Madrid, el otro jugaba en el Barcelona.

Pelé o Maradona, ¿quién es mejor? La época de Pelé había pasado, se producía el advenimiento de Maradona y por lo tanto las comparaciones eran hipotéticas, no como las de Kubala y Alfredo.

Lo que está ahora en superficie, después de los tres goles de Cristiano Ronaldo, es reavivar una veja polémica convertida en un interminable debate. Cada vez que se entrega el Balón de Oro, se pregunta: ¿quién es más: Messi o Ronaldo?

Universalmente, está instalado este saludable, ingenuo y absolutamente indoloro debate o polémica que puede llegar a una discusión en momentos determinados de cierto desarrollo del juego.

Cristiano Ronaldo hizo tres goles, quedó claro que Portugal es por él, que Portugal es de él y que Portugal puede animar alguna posibilidad porque lo tiene a él.

Y mañana debuta Messi.

Entonces la pregunta que subyace a las 1500 millones de personas que vieron el partido entre Portugal y España- que se irán incrementando hasta 48000 millones para la final- es qué implican para Messi estos tres goles de Ronaldo.

Hay tres opciones: indiferencia, interés o "yo mañana tengo la gran oportunidad de demostrar frente a Islandia que el rey del fútbol soy yo, que Ronaldo y yo deberemos reivindicar nuestra condición de debate antes de que se produzca el advenimiento de Neymar cuando debute Brasil".

¿Usted qué imagina? ¿Que Messi está indiferente a los tres goles de Ronaldo? ¿Que le meten presión a Messi, que le desafían a Messi, que dentro de todos los compromisos con los que llega al debut en el campeonato mundial -que arma el equipo, que maneja la camarilla, que es el capo de la banda, que el técnico hace lo que quiere él, que juegan los amigos de él-podríamos cargarle que ahora tiene que salir a la cancha y demostrar que es mejor que…?

La verdad, depende de los caracteres. Si fuera al revés, no tengo ninguna duda de que Cristiano Ronaldo, después de tres goles de Messi, estaría redoblando la apuesta y generándose el desafío-por tipologia, por índice, por personalidad- de "mañana yo salgo y la rompo".

Con Messi no estoy tan seguro. De lo que sí estoy seguro es de que hay un movimiento satelital, algo que gira alrededor de él, que agrega a sus responsabilidades como capitán, líder y caudillo del equipo argentino este compromiso internacional ante hinchas caminando en una misma ciudad casi por veredas parecidas, similares, con cruces permanentes, en los cuales vuelva a dirimirse quién es más: Messi o Ronaldo.

Mientras tanto, tendremos que estar atentos a cómo juega la prensa española este desafío. Lo que queda absolutamente claro es que Messi no ha manifestado hasta aquí una personalidad desafiante respecto de sus objetivos. Tampoco que para ganar un campeonato del mundo haya que hacer tres goles en un partido. Tampoco que para ser el mejor haya que superar esa marca, ni mucho menos que el destino de un campeonato mundial quede depositado en quién hace más goles en un partido inicial de una ronda clasificatoria.

Por lo tanto, yo creo -es hipótesis- que Messi no se plantea ningún desafío que intente demostrar quién es el mejor al cabo de un partido. Me da la impresión de que para Ronaldo él es más importante que su equipo y para Messi su equipo es más importante que él.

Para Ronaldo importan los éxitos parciales y las heroicidades efímeras, mientras que para Messi la búsqueda es la gloria que le falta, es dar la vuelta olímpica.

¿Ronaldo es un fenómeno que transmite a su grupo el objetivo que significa que todos ganemos? No sé.

Lo que le puedo asegurar es que Messi daría su vida por no hacer ningún gol en el campeonato del mundo, pero dar la vuelta olímpica con la Argentina al cabo del séptimo partido.

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