Las otras estrellas: 25 niños haitianos adoptados por familias argentinas salieron a la cancha con la Selección

Malerie, Mandy, Davidson y otros 22 niños haitianos pisaron el césped de la Bombonera en la previa del partido entre Argentina y Haití. Fueron adoptados por argentinos luego de que un terremoto devastara el país caribeño. Una historia de familias y no de héroes

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Malerie tiene seis años y es hincha del Barcelona: estará en la Bombonera para vivir desde adentro la despedida de la Selección antes del Mundial de Rusia
Malerie tiene seis años y es hincha del Barcelona: estará en la Bombonera para vivir desde adentro la despedida de la Selección antes del Mundial de Rusia

La piel de Malerie es oscura. Sus padres prefieren decir que es negra. Tiene trencitas en el pelo y un contraste que evidencia un origen remoto. Tiene seis años. Llegó al país en septiembre 2013, con 18 meses de vida y un panorama de desolación. Había nacido un año después del terremoto de magnitud 7,3 en la escala Richter que devastó Haití: las víctimas se cuentan por cientos de miles y los daños materiales se declararon irreversibles.

No así las oportunidades. Malerie vive hoy con sus tres hermanos: Candela de veinte, Lautaro de nueve y Juana de un año. Está en Argentina. Estará en la Bombonera, el martes 29 de mayo a las 20 horas. Entrará al estadio, pisará el césped, se sacará fotos, conocerá a los futbolistas que viven inmortalizados en sus figuritas y se identificará en la piel, las cicatrices y los ojos admirados de los otros protagonistas de la noche.

La familia argentina de Malerie. En el duelo entre la Selección de Sampaoli y Haití, ya avisó que va a hinchar por Haití
La familia argentina de Malerie. En el duelo entre la Selección de Sampaoli y Haití, ya avisó que va a hinchar por Haití

Argentina se mide ante Haití en un escenario de emociones tangibles. El resultado decorará las expresiones de afecto que manifestará el público. Será una noche de emociones. Los jugadores ingresarán y serán ovacionados. Lo harán de la mano de un grupo de niños. Son Malerie y otros 24 hijos haitianos de familias argentinas, hijos adoptados, hijos del desamparo del país más pobre de América, de una nación que nunca se recupera.

Malerie está ilusionada. Áurea Galan van Tooren, su madre, se lo cuenta a Infobae: "Está igual de contenta por ver a la selección argentina que a la selección haitiana. Ella va a hinchar por Haití. Esta acción le despertó una cosa de cierto nacionalismo, le nació algo que los diferencia de los demás, de sus amigos, de sus hermanos". El partido le devolvió su condición de haitiana, le recordó sus raíces, su origen. Un valor de identidad que su familia lo ostenta: "Ella sabe dónde nació, sabe que la fuimos a buscar y quiere volver a su país".

El martes 12 de enero de 2010 a las 16:53 hora local un terremoto de 7,5 escala Richter se desarrolló con epicentro a quince kilómetros de Puerto Príncipe, la capital de Haití
El martes 12 de enero de 2010 a las 16:53 hora local un terremoto de 7,5 escala Richter se desarrolló con epicentro a quince kilómetros de Puerto Príncipe, la capital de Haití

Vive su vida normal. Asume quién y cómo es: "Se siente distinta y le encanta serlo. Profundizamos que su color de piel y su pelo son diferentes. Ella ama sus trencitas, está orgullosa de ellas. Sabe que hay negros buenos y negros malos, blancos buenos y blancos malos, y que ninguno es mejor ni peor". Está feliz porque va a ver de cerca a estrellas del fútbol mundial y está ansiosa por encontrarse en el espejo de sus compatriotas.

Áurea tolera que le atribuyan felicitaciones por el gesto para no discutir nimiedades. Pero rechaza la calificación de héroe. "Nosotros queríamos una hija y ella nos dio la posibilidad de ser su mamá o su papá. No somos héroes para nada, eso sería caridad. Y la adopción no es caridad, no es una obra de bien, es una forma de vida. No colaboramos, formamos una familia".

Su madre reconoce que los niños son los que más naturalizan las diferencias. Y que los adultos, antes de felicitarlos, la miran asombrados: "Cuando vamos a un lugar público, ponen cara de ternura, como si fuera un peluche. Al principio no le gustaba que la miraran, pero ahora le encanta, es canchera. Sabe que es un caso raro". Contó que un compañero de primer grado le dijo que no la iba a invitar a su cumpleaños porque "los negros son apestosos". Y ella le respondió que no era apestosa, pero asumió que era negra. "Porque para nosotros es negra, no es morena", corrigió.

Hoy, por pedido de ella, sus trencitas se dividirán en dos colitas: una estará atada con los colores de la bandera de Haití y la otra con el celeste y blanco de la bandera nacional. A su lado, estará Mandy, de seis años, otra hija del persistente deterioro del tejido social haitiano adoptada por una familia argentina. Sus convicciones, ingenuas y genuinas, son diferentes: sus dos colitas están vestidas de rojo y azul.

Mandy y Ralph, junto a sus padres argentinos
Mandy y Ralph, junto a sus padres argentinos

Mandy es la hermana menor de Ralph, que tiene siete años. Cuando sus padres recibieron la noticia de que 25 haitianos asistirán a los jugadores en el himno, en la salida y en las fotos de rigor, debieron someter la representación de la familia a la libre interpretación de sus hijos. Porque no podían ir los dos. Mandy se anticipó y expresó su deseo. Ralph pidió automáticamente que si había un único cupo, que no fuera ninguno de los dos. Mandy reclamó un piedra, papel o tijera del que se proclamó ganadora, antes de que su hermano apenas pudiera asomar la mano.

Ralph entendió que su hermana tenía muchas ganas de vivir la experiencia. Él quiere que gane Argentina, ella quiere que gane Haití. Él no, pero ella sí quiere volver. Él se convenció de que su mundo está ahí, ella exhibe un interés acelerado por conocer sus raíces. "Está muy emocionada, ya se lo contó a sus amigos. Nos movilizó mucho a todos", dijo Ana Laura, su madre.

Adoptaron niños en Haití por cuestiones de tiempo. En Argentina el trámite les demandaba más de cinco años. En Haití la adopción puede demandar un plazo de ocho meses. Leyó una nota en una revista que no había comprado, que había aparecido por casualidad en su casa, que le despertó el entusiasmo. Era octubre de 2009. Había iniciado las averiguaciones cuando el 12 de enero la tierra se movió y causó la muerte de más de 300 mil personas. "Me sentí muy mal y culpable porque iban a cerrar la frontera, y no iba a poder adoptar", expresó.

Mandy le ganó la pulseada a Ralph: fue la asignada para representar a la familia junto a otros 24 niños nacidos en Haití
Mandy le ganó la pulseada a Ralph: fue la asignada para representar a la familia junto a otros 24 niños nacidos en Haití

Se contactó con un orfanato. Durante diez meses armó una carpeta de adopción y a los tres días le asignaron a Ralph que tenía tres meses de vida. Llegó a Argentina en abril de 2012. Después continuó con los trámites de una segunda adopción, pero al tiempo se comunicaron con un mensaje desolador: "A la nena que estabas adoptando le agarró cólera y murió". La catástrofe natural derivó en un mortífero brote de cólera que se cobró la vida de decenas de miles de personas cuando los primeros vientos atravesaron la tierra vulnerable.

"Después de debatirlo en familia, decidimos que merecíamos darnos otra oportunidad. Nos mandaron una foto de Mandy y nos cambió la vida a todos. Llegó en octubre de 2012 y en ocho meses fui madre de dos hijos hermosos", contó Ana Laura, en diálogo con Infobae.

Mandy y Ralph viven una vida natural, sin traumas de discriminación. "Son los ídolos de todos, todos quieren estar con ellos", dijo su madre. "Son conscientes de quiénes son -agregó-. Saben todo, contestamos lo que nos preguntan y les decimos la verdad, por más dura que sea. Les explicamos y les dimos herramientas para que puedan responder las preguntas que les hacen". Ana Laura admitió que sus hijos se reconocen diferentes y que disfrutan de ese magnetismo: "Mucha gente nos pregunta si se pueden sacar una foto con ellos. Yo no me enojo ni me molesta, dejo que ellos decidan. Se creen que son famosos, les gusta, están chochos".

Davidson tiene seis años y es hincha de River (Lihue Althabe)
Davidson tiene seis años y es hincha de River (Lihue Althabe)

Davidson también tiene seis años. Y enfrenta una disyuntiva: se permite la ilusión de conocer la Bombonera, su primera vez en una cancha de fútbol, a pesar de reconocerse hincha de River. Davidson nació en 2012 con el apellido Fortilus: hoy es hijo de Marcela Daglio y Adolfo Jajam, de quien hereda su nuevo nombre completo. Será otro de los 25 niños de Haití que vivirán hoy una experiencia movilizadora.

"Está contento porque es una experiencia nueva y única", informó su padre, quien avisó que el grupo que conforma con las familias argentinas que adoptaron niños haitianos se encuentra en plena convulsión por esta acción coordinada de manera mancomunada con la Asociación del Fútbol Argentino. Davidson ama a Messi, le va a pedir su camiseta, pero juega al hockey, hace natación y estudia teatro.

Estherline y Davidson, dos niños haitianos que fueron adoptados por familias argentinas
Estherline y Davidson, dos niños haitianos que fueron adoptados por familias argentinas

Sus padres colgaron en su cuarto dos cuadros con la referencia a Haití y le hicieron saber que tiene una madre biológica, porque cuando se fueron del orfanato la llamaron para que viniera a despedirse de él. Se rehúsan, una constante en la idiosincrasia de las familias adoptivas, a considerarse héroes de sus hijos: "Esto es la suma de la generosidad de su mamá biológica, que tuvo la lucidez de darlo en adopción. Nuestra, que queríamos que él estuviera contento, y más que nada de él: fue él quien nos permitió a nosotros tener un hijo y formar esta familia", dijo Marcela.

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