El peor día de Martín Palermo: el calvario luego de los tres penales errados con la Selección ante Colombia

El "Titán" abre su Alma de Potrero para desgranar su experiencia de Selección: su primer contacto con la camiseta de Argentina y los entretelones de aquel fatídico partido en la Copa América de 1999

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Martín Palermo es un ícono de Boca Juniors, club en el que se convirtió en el máximo anotador, con 236 goles, y en el que celebró 13 títulos. Esa "varita mágica" con la que fue tocado también lo siguió a la Selección, donde no construyó una trayectoria tan dilatada como en el Xeneize, pero sí se cimentó en momentos fuertes, inolvidables.

"Mi primer encuentro con la Selección fue en un Sub 16, con Mostaza Merlo como técnico. Convocó a varios chicos de Estudiantes, todos categoría 73 y 74; en total éramos como 35 o 40″, prologa ese primer contacto el Titán, abriendo su Alma de Potrero. Y de Selección…

"Fue una experiencia corta y hasta mala, íbamos a entrenar, hacíamos fútbol, y quedaba afuera. Mostaza no me ponía. Después, ya en el año 1999, con Marcelo Bielsa, se armó un gran grupo, con el Cholo Simeone, Gustavo López, y muchos jugadores de nombre que jugaban en Europa. Era una preparación para la Copa América de Paraguay. Arrancamos bien, en el primer partido contra Ecuador ganamos 3-1. Y sucede los de los tres penales", se sumerge el delantero surgido en Estudiantes en su peor partido del que, a partir de su temperamento forrado en titanio, logró resurgir.

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El partido de los tres penales se jugó el 4 de julio de 1999, por la segunda fecha del Grupo C. Colombia se impuso 3-0 y Palermo, titular, dispuso de tres remates desde el punto del penal. Justo el Optimista del gol, no pudo anotar: el primero dio en el travesaño; el segundo se marchó por encima del larguero y el tercero fue contenido por el arquero Miguel Calero.

"Fue un día muy duro para mí dentro de una cancha. No quería que nadie me dijera nada, me sentía culpable", describió aquellos primeros minutos después del golpe. "Recibí mensajes de apoyo de un montón de gente, desde Diego (Maradona) hasta Carlos Bianchi. En la concentración estaba con el Cholo (Simeone) y Gustavo López, pero ni ellos se animaban a hablarme; me veían en la cama, tapado", contó.

Pero el Titán no se dejó caer. Y ese carácter que lo llevó a superar lesiones y críticas le consiguió una nueva oportunidad. "Al otro día no me podía caer, porque le daba posibilidad a Marcelo (Bielsa) de que pensara no estaba para jugar. Y tuve la revancha contra Uruguay. Porque jugué y pude hacer el gol", cerró la historia con una sonrisa.