En Argentina, para la mayoría de los varones es muy fácil acceder a un escuelita de fútbol cuando tienen cinco o seis años. Incluso, lo pueden hacer antes. Para las niñas no es tan simple y esa dificultad fue la que vivió Estefanía “Pepi” Piazza, quien recién pudo empezar a entrenar a los 15 años. Hoy la rosarina es jugadora profesional de Racing y, con ese recuerdo muy presente, ha decidido involucrarse en la formación de juveniles femeninas para que ninguna joven deba atravesar las postergaciones que ella vivió. Es por eso que también se desempeña como preparadora física de la Sub 16 de la Academia, que por estos días se encuentra disputando la Liga Desarrollo Evolución de Conmebol en Paraguay, certamen al que clasificó luego de haber ganado en 2019 el capítulo argentino.
“La importancia de la formación temprana en el fútbol femenino es altísima, y creo que en Argentina se está muy lejos de valorarla”, analizó la jugadora de 25 años. En ese sentido, agregó: “Las instituciones no cuentan con la estructura adecuada, como materiales, espacios de trabajo o competitividad juvenil. Tampoco tienen a los profesionales a cargo para ello. Los tiempos de trabajo no se logran optimizar porque a los clubes les cuesta muchísimo invertir en el proceso formativo: creen que primero tienen que llegar los logros y que así las futbolistas se van a ganar más espacios y ‘derechos’. En realidad, debería ser al revés: para que una deportista pueda crecer, debe desarrollarse dentro de un contexto profesional, contando con todos los recursos y en un marco educativo adecuado con entrenadores, profesores y dirigentes que estén a la altura de este proceso”.
Pepi juega al fútbol desde que tiene uso de razón. Sus amigos la invitaban a los cumpleaños que se hacían en canchitas de fútbol 5 y sus vecinos le tocaban el timbre para que saliera a jugar con ellos en la vereda. Sus padres y sus maestros apoyaban su pasión, no hacían caso al prejuicio de que una nena no debe estar pateando una pelota. Sin embargo, no encontraba espacios para practicar el deporte de una manera más formal junto a otras chicas de su edad y profesores que le enseñaran la técnica y la táctica.
Fue así como, a los nueve años, se decidió por el hockey, que era mucho más accesible para una mujer. “Ahí tuve una gran experiencia desde lo deportivo, en cuanto a valores, competitividad, esfuerzo y entrenamiento”, recuerda sobre su paso por el Club GImnasia y Esgrima de Rosario. Cuando estaba por subir a primera se enteró de que había una escuela de fútbol para mujeres´. Entonces, persiguió a ese primer amor y se anotó. Durante un año entero practicó los dos deportes hasta que tomó la decisión de hacer a un lado un futuro promisorio y estable con el palo y la bocha para dedicarse por completo a “la redonda”.
En Rosario, Piazza pasó por Social Lux, club que albergó al fútbol femenino de la ciudad cuando ni Central ni Newell’s daban el espacio. Su buen desempeño le permitió integrar un preseleccionado Sub 20 de Argentina y desembarcar en Buenos Aires para jugar en la Reserva de River. De allí dio el salto a la UAI Urquiza, el club más exitoso del fútbol femenino nacional en la última década y el que le dio la oportunidad de debutar en Primera. Tras una breve experiencia en Platense, llegó a Racing, donde encontró su lugar para desarrollar también su vocación por la formación de las más chicas, las que representan el futuro de la disciplina. En febrero de 2018, Antonio “El Tano” Spinelli, su entrenador, supo de sus estudios en Educación Física y le ofreció ser parte del cuerpo técnico de la Sub 14 y la Sub 16 que recién se estaban conformando. Tener una mujer en la estructura de las juveniles femeninas fue una de las claves que facilitó su inclusión en el equipo de trabajo.
Pepi suele referirse al fútbol femenino como “esta lucha”. Entiende que, para una mujer, practicar ese deporte es mucho más que ir a los entrenamientos y entrar a la cancha en los partidos, implica disputar sentidos y dar batallas para ganar un terreno que históricamente ha estado colonizado por los varones y asociado a lo masculino.
“Es fundamental que quienes tomen las decisiones políticas referidas al fútbol en la mujer tengan una perspectiva de género, que contemplen que esta problemática es social y que el entrenamiento adecuado en edades tempranas son los cimientos y no se pueden desestimar más, nunca más”, recalca la mediocampista. Por eso señala: “Mi rol tiene varias aristas, o al menos así lo siento, un poco como educadora, no solo en la parte física y técnica, si no también desde lo social: pienso que hay una lucha que nos atraviesa y ellas tienen que estar a la altura del contexto, y luchar por los derechos que les corresponden, como así también no naturalizar lógicas patriarcales y hacerlas visibles”.
La futbolista sostiene que muchos clubes de la Argentina han incorporado las juveniles femeninas en el último año solo debido a que hay una disposición de Conmebol que los obliga a hacerlo. Aunque valora el proyecto de Racing y el compromiso de algunos dirigentes como Miguel Gomis (coordinador de juveniles de La Academia), explica que aún hay muchas falencias que impiden que el trabajo pueda realizarse de manera óptima. “‘El Tita’ -Matiussi, el complejo de entrenamiento del club- está colapsado de actividades, y los días de entrenamiento no son suficientes para las juveniles. Además, se superponen con los horarios de la primera división, y a mí, como preparadora física y jugadora, me ‘liquida’”, puntualiza.
Desde Paraguay, Piazza se ilusiona con el rendimiento de la Sub 16 de Racing, que ha logrado buenos resultados ante equipos de otros países del continente, como Perú, Bolivia o Ecuador, que llegaron con mayor preparación y rodaje. En Argentina (que está representada por River en la división Sub 14 de la Liga Desarrollo Evolución de Conmebol) no hay competencia oficial para las juveniles femeninas y eso se nota en los ‘mano a mano’ con rivales que sí la tienen.
“Cada vez estoy más convencida de que en Argentina se están haciendo las cosas muy mal. En Ecuador, por ejemplo, se nota que hay una estructura profesional porque las chicas llegan con mucho aire a esta competencia. Más allá de estar de acuerdo con la idea de juego o no, se nota el profesionalismo y que hay un tiempo de trabajo que en Argentina todavía no se logró. En Racing tenemos a jugadoras muy talentosas que pudieron adaptarse a esta manera de entrenar, que no es la que a mí me gusta, pero nos faltan un montón de recursos para que puedan llegar a la competencia como yo deseo como profesora”, planteó.
Y, finalmente, se ilusionó con que cada vez más clubes apuesten al “semillero” femenino como una forma de garantizar la igualdad y de mostrar una real voluntad de potenciar la disciplina.
“Esta competencia es la más importante en la historia del fútbol femenino de Racing. Ojalá el club pueda darse de cuenta de eso y que para la próxima competencia -porque va a haber miles- lleguemos aún mejor. Para eso es necesario tener más entrenamientos, que en el 2020 se reestructure más equitativamente las horas uso de las canchas y que lleguemos a competir con todo lo necesario. Me encantaría que, no solamente Racing, sino que todos los clubes empiecen a ver que es muy importante darle rodaje a las juveniles”, concluyó.
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