Corrían 25 minutos del segundo tiempo y Boca no la pasaba bien. Palmeiras le había dado vuelta el partido en Brasil y estaba a dos tantos de dar vuelta la serie. El envión anímico que había significado revertir el resultado levantó a todo el público local, que por unos minutos se esperanzó con la hazaña. Sin embargo, sus chances fueron sepultadas por Darío Benedetto.
El Pipa sacó un latigazo raso tras un pase de Pablo Pérez y sentenció la serie en el estadio Allianz Parque, que se llenó de gargantas boquenses ante la incredulidad de los locales.
De la algarabía a la desazón. Del fervor a la amargura. En pocos segundos, los paulistas cambiaron de un estado a otro por culpa de Benedetto. Y los de Barros Schelotto sellaron la clasificación.
Algo similar había sucedido en la fase de grupos, cuando Palmeiras y Boca igualaron 1-1 con el gol de Tevez sobre la hora. Un torcedor brasileño quedó atónito tras la conquista de Carlitos.
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