La metamorfosis de Milton Casco

El lateral izquierdo pasó de estar relegado y cuestionado por los hinchas a ser titular indiscutido de un River que da pelea en los tres frentes: Copa Libertadores, Copa Argentina y Superliga

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(Getty)
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En el vestuario de River hay tres certezas: Gonzalo Martínez es el jugador más desequilibrante; Gonzalo Montiel, el más veloz; y Milton Casco, el de mayor capacidad técnica. Lo cuenta Marcelo Gallardo en la intimidad, lo certifican los integrantes del plantel en cualquier charla. El de Casco, justamente, es un caso particular, materia de discusión casi permanente entre los hinchas. De relegado en la consideración del técnico, cuestionado e incluso rechazado por muchos simpatizantes, el lateral izquierdo pasó en los últimos partidos a convertirse en un titular indiscutido del equipo.

La de Casco es la historia de la metamorfosis silenciosa de un jugador al que nunca se le escuchará levantar la voz porque lo suyo es el perfil subterráneo. Indudablemente, la venta del uruguayo Marcelo Saracchi al Leipzig, de Alemania, resultó decisiva para su reposicionamiento en el mapa del plantel. Casco dejó de ser suplente y recuperó la consideración de tres titular para Gallardo luego de la ida, a mitad de año, de Saracchi a la Bundesliga.

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"Volví a encontrar el nivel que me hace sentir cómodo. Yo siempre intento dar el máximo y ahora estoy contento por ser titular nuevamente", asegura el lateral izquierdo nacido hace 30 años en María Grande, una localidad entrerriana de poco más de 7.000 habitantes que queda a 80 kilómetros de Paraná y a 470 de la Capital Federal.

Casco llegó a River a mediados de 2015 para ser la principal alternativa de Leonel Vangioni, quien a mediados de 2016 se fue al Milan, de Italia, con el pase en su poder. Los rendimientos de Milton estuvieron lejos de parecerse a los que motivaron a Gallardo a ir a buscarlo: el entrerriano tuvo destacadas actuaciones en Newell's, especialmente en la campaña que derivó en la obtención del torneo Final 2013, con Gerardo Martino como técnico.

Por eso el Muñeco les pidió a los dirigentes la contratación de Marcelo Saracchi, un juvenil uruguayo que llegó a River a mediados de 2017, con 19 años, y que doce meses después fue transferido al fútbol alemán a cambio de 11.500.000 euros por sus buenas actuaciones con la camiseta de la banda roja.

Mirado de reojo por los hinchas, Casco recuperó el puesto a mitad de este año, tras la ida de Saracchi y la decisión de la dirigencia de no realizar incorporaciones. La continuidad que le dio Gallardo y una marcada mejoría en su juego lo pusieron en un lugar impensado: el de lateral que ofrece tanto mayor seguridad en la marca como salida limpia y proyección.

Dejó de cometer distracciones propias de un inexperto y evidenció una evolución que lo sacó del ojo de la tormenta. Su nivel tuvo un salto de calidad en los últimos dos partidos importantes que jugó River: el empate sin goles ante Independiente, en Avellaneda, por la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores, y la victoria 2 a 0 frente a Boca, en la Bombonera, por la Superliga.

Con todo, Casco necesita corregir una curiosa tendencia a entregar pases hacia adentro cuando la jugada pide salir hacia el costado, como sugieren los manuales. Tanto en Avellaneda como en la Boca intentó salir jugando dos veces hacia el centro y comprometió a su equipo. Fuera de ello, sus últimas actuaciones dejaron más que conforme a Gallardo y también a los hinchas de River, que dejaron de reclamar una cara nueva para ese puesto.

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La regularidad que consiguió en su nivel resulta inédita para su etapa en River. Y llegó justo cuando pocos esperaban que brindara respuestas tan positivas: en el primer semestre del año casi no fue tenido en cuenta por Gallardo. En este caso, el destino le jugó una buena pasada: sin la venta de Saracchi, este presente de Casco hubiese sido poco menos que imposible.

Sus eventuales reemplazantes son el polifuncional Camilo Mayada, capaz de jugar por ambas bandas como lateral y también en el mediocampo, y Nahuel Gallardo, el hijo del técnico de River, quien no aprovechó las oportunidades que tuvo de mostrarse en los dos partidos que jugó en el equipo principal ante Talleres: en la Superliga pasada (0-4) y en un reciente amistoso (1-3), en ambos casos con caídas en Córdoba.

Tuvieron que pasar 88 partidos oficiales en River (dos goles) para que Casco lograra afianzarse como el lateral izquierdo titular del equipo ya sin discusiones. Ahora su desafío pasará por consolidarse como integrante de esa última línea que hoy compone junto a Gonzalo Montiel, Jonatan Maidana y Javier Pinola. "Milton volvió a agarrar confianza. Ha sabido esperar cuando no le tocó jugar y respondió cuando le volvimos a dar el lugar", afirma Gallardo.

Casco revirtió una situación que parecía no tener vuelta atrás. Y River, que vive en estado de exigencia permanente, lo obliga a seguir por ese camino para terminar de convencer a quienes todavía necesitan más pruebas de su renacer futbolístico.

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