"Casi sin querer", dice Maximiliano Schamun, 39 años, egresado de la escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, con un magisterio en dibujo y un profesorado privado en pintura y grabado en el Instituto Santa Ana y San Joaquín. Casi sin querer, sus manos y las de su equipo terminaron transformándose en dadoras de inmortalidad, con especialidad en el rubro fútbol. Desde hace 20 años, junto a tres amigos, Schamun tiene un taller de escenografía en Mataderos. Hasta allí llegó un grupo de hinchas de All Boys para hacerle una propuesta. "Nos contactaron para hacer la escultura de Pepe Romero", explica. Y allí empezó la historia.
"Es bastante básico lo que te explican de escultura en la Escuela de Bellas Artes, hay muchos artistas que son autodidactas. El tema es que no se suele pedir un trabajo de este tamaño o magnitud", detalla la primera dificultad que plantea este particular trabajo. El resultado del clon de José "Pepe" Romero, ex jugador y técnico que devolvió al Albo a Primera, habrá sido satisfactorio, porque los pedidos se multiplicaron. Así, por las manos de Schamun y su equipo pasaron figuras de la talla de Carlos Timoteo Griguol, que hoy vigila al barrio de Caballito desde la sede social de Ferro, y Christian "Gomito" Gómez, inoxidable ídolo de Nueva Chicago (43 años), que hoy tiene un joven hermano de bronce que le retacea fama. En proceso creativo se encuentra la estatua de Lautaro Acosta, prócer de Lanús. "No es necesario ser futbolero para captar el espíritu del protagonista, pero ayuda, porque entendés un poco cómo le gustaría quedar a la persona retratada. Hay escultores que no saben de deporte y han hecho muy bien su trabajo. Pero conocer suma y lo hace más divertido", profundiza Maximiliano.
Claro está, la estatua del ídolo no puede decidir cambiar de posición. en consecuencia, la pose / gesto que se elija será el mismo para la posteridad. Un tema no menor para el artista, para el homenajeado y para los fanáticos. "Es muy personal. Nosotros podemos proponer, pero la gente del club y hasta el protagonista traen su idea. Se busca una pose característica. En el caso de José Romero, por ejemplo, está con la mano en el mentón, que es como observa los partidos. Gomito festeja los goles como Messi, con los índices hacia el cielo. Y así también está su estatua", describe. Sí, desde lejos parece simple, pero son demasiadas emociones fundidas en bronce. "Es un trabajo en conjunto y lleva varios meses hasta que esté exhibida. Uno no toma dimensión de lo que genera la estatua hasta que ve lo que provoca en los hinchas", se toma la tarea con profesionalismo.
El momento del impacto, la satisfacción del trabajo bien realizado, surge de la confrontación, del cara a cara. Cuando Pepe Romero se enfrenta con Pepe Romero, "Gomito" Gómez con su imitación rígida, Griguol con el Timoteo metálico. Y, próximamente, el Lautaro Acosta real con el "fake". "Cuando se ven es una sorpresa para ellos y para nosotros. No están acostumbrados a verse, es una linda sensación, sobre todo cuando se ven parecidos o sienten que quedó bien. Está bueno", detalla Maximiliano Schamun el choque de mundos. Y lo hace disfrutando el producto de su esfuerzo. "No me molesta si se nos encasilla en esto. Si me dicen que soy escultor de estatuas de fútbol, es un orgullo", firma al pie de su obra, que despierta pasiones un tanto más efervescentes que las que se pueden percibir en cualquier galería de arte…