“Las Fuerzas Armadas son el elemento clave en la crisis venezolana”

A pesar de la amnistía que Juan Guaidó ha ofrecido a los militares desertores, Nicolás Maduro se mantiene firme en el poder con el apoyo de la plana mayor de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Andrei Serbin Pont nos explica el rol de los militares como factor de poder y analiza el futuro del proceso político venezolano. Por la redacción de DEF

Compartir
Compartir articulo

Pasaron más de dos meses desde que Nicolás Maduro prestara juramento para un segundo mandato ante la Asamblea Constituyente y, doce días más tarde, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se proclamara "presidente encargado" y convocara, hasta el momento sin éxito, a poner fin a "la dictadura". Mientras la oposición redobla su apuesta en las calles con manifestaciones masivas, el chavismo se empeña en caricaturizar a Guaidó como un "títere" de los EE. UU. y denuncia un "complot imperialista" para quedarse con el petróleo venezolano.

“En el contexto actual estamos en presencia de un líder legítimamente elegido como presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó”. Foto: Archivo DEF.
“En el contexto actual estamos en presencia de un líder legítimamente elegido como presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó”. Foto: Archivo DEF.

En diálogo con DEF, el politólogo Andrei Serbin Pont, director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), señaló que Maduro carece del carisma y la capacidad de movilización que tenía Hugo Chávez y que, ante la situación de bloque actual, las Fuerzas Armadas se convierten en el elemento clave para destrabar la crisis. "Quien consiga dominar el instrumento militar logrará imponerse", afirma este analista, que advierte sobre la existencia de intereses contradictorios dentro de las Fuerzas Armadas y de bolsones de corrupción en su seno que dificultan un cambio de régimen.

Se ha empezado a crear una peligrosa división entre los cuadros superiores y los subalternos

-¿Existe algún punto de comparación entre el golpe fallido contra Chávez de abril de 2002 y la crisis actual que busca dejar fuera de juego a Nicolás Maduro, tal como el chavismo intenta machacar en sus mensajes?
-La comparación le es muy útil discursivamente a Maduro porque, a la hora de construir su propia legitimidad, él siempre ha dependido de la imagen heredada de Chávez. Por eso recurre a esa imagen y a esa percepción del chavismo bajo constante amenaza del imperialismo estadounidense. Si bien las formas han sido diferentes, en ambos procesos ha habido claramente un involucramiento proactivo de EE. UU. Sin embargo, a diferencia del proceso claramente antidemocrático de derrocamiento de Chávez en 2002, en el contexto actual estamos en presencia de un líder legítimamente elegido como presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, que utiliza las herramientas constitucionales disponibles para componer un gobierno de transición y tratar de reencaminar el país hacia las vías democráticas. Hay que recordar que Chávez siempre gozó de la legitimación por la vía del voto popular, mientras que hoy existe un claro cuestionamiento del mandato de Maduro, quien no tiene el carisma ni la capacidad de movilización que tenía Chávez y, por eso, se ha visto presionado para llevar adelante un proceso electoral fraudulento, con la mayoría de los candidatos opositores proscriptos y otras medidas que beneficiaron a la candidatura de Maduro.

La amnistía que ofrece Guaidó busca crear un incentivo para que los militares se plieguen al nuevo proceso

-¿Se vislumbra la posibilidad de un resquebrajamiento dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que por ahora se mantiene fiel a Maduro?
-En una situación como la actual, en la que Guaidó cuenta con la legitimidad pero no tiene el poder y Maduro detenta el poder pero carece de legitimidad, las Fuerzas Armadas son el elemento clave. Se impondrá el que logre dominar el instrumento militar, no únicamente por el poder de las armas sino por el control económico y social que tienen las Fuerzas Armadas en Venezuela, que controlan desde la distribución de porotos hasta el papel higiénico. Hoy, si bien existe unidad, hay diferentes facciones con intereses contradictorios. Algunos oficiales están viendo que sus cuadros subalternos están viviendo en condiciones atroces, parecidas a las de cualquier otro venezolano, y lo mismo ocurre con sus familiares y amigos. Por eso, la Guardia Nacional no quiere reprimir y se están produciendo deserciones en algunas unidades militares. Se ha empezado a crear una división entre los cuadros superiores y los subalternos, que puede resultar muy peligrosa porque esos cuadros superiores entienden que sin la tropa y sin los oficiales más jóvenes, la estructura se vuelve muy endeble y ellos no van a poder sustentar sus propios intereses dentro de la institución. Otro problema es el de los oficiales vinculados a actividades ilícitas, para quienes es conveniente la permanencia de Maduro porque un proceso de transición implica incertidumbre sobre su futuro. Ahí entra en juego la amnistía que ofrece Guaidó, que busca crear un incentivo para que los militares se plieguen al nuevo proceso.

-En otro orden, ¿qué puede ocurrir con PDVSA en un futuro gobierno, teniendo en cuenta las fuertes deudas contraídas con Venezuela y la influencia de Rusia en los últimos años?
-Venezuela es un país que no se concibe sin el petróleo. Ahora bien, hay que precisar que ya se ha entregado buena parte de los recursos. Antes de las sanciones de la Administración de Donald Trump, el 80 % de los ingresos petroleros efectivos provenía de EE. UU. El resto estaba compuesto por los barriles que se envían a China para el repago de las deudas ya contraídas y por la participación rusa en las empresas mixtas creadas para la explotación petrolera. Venezuela tiene enormes deudas con estos dos últimos países. Y todo esto, además, en el contexto del colapso de la producción de PDVSA, que ha decaído por la absoluta incapacidad de gestionar esos recursos, lo que ha puesto a la empresa en jaque.

“Venezuela ha entregado buena parte de sus recursos petroleros”. Foto: Archivo DEF.
“Venezuela ha entregado buena parte de sus recursos petroleros”. Foto: Archivo DEF.

-¿Existe la posibilidad de que se rediscutan esos contratos en un gobierno post-Maduro?
-Tanto China como Rusia han estado siendo bastante cautos. El mensaje pragmático que está enviando Guaidó, y que me parece muy apropiado, es que el cambio de gobierno no significa desconocer los acuerdos firmados, a diferencia de lo que proponían en el pasado los sectores más duros de la oposición. No se deberían cortar las relaciones con China ni con Rusia, sobre todo cuando se sabe que el país va a requerir una enorme inversión en infraestructura y tal vez no todo el financiamiento necesario lo obtenga de Occidente. Habrá que seguir de cerca los movimientos de los rusos y de los chinos, que serán un claro indicador de cómo están viendo el escenario doméstico y a qué sector van a apostar.

Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Foto: Archivo DEF.
Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Foto: Archivo DEF.

-¿Qué papel podría jugar Cuba en una eventual transición?
-Se ha visto que en los últimos años los asesores cubanos ya no tenían demasiada influencia en las políticas públicas de Maduro, aunque Cuba siguiera ofreciendo servicios esenciales como es el apoyo en materia de inteligencia, lo que le ha permitido a Maduro neutralizar con relativa efectividad algunas iniciativas surgidas en el seno de las Fuerzas Armadas contra su gobierno. Yo creo que Cuba va a adoptar una actitud pragmática; posiblemente su gobierno sea el primero en saber en qué momento abandonar el barco y buscar otros socios, si no es que ya lo están haciendo. Los cubanos ya tuvieron la experiencia de la caída de la Unión Soviética y saben lo que significa no estar preparados para ese tipo de circunstancias.

*La versión original de esta nota será publicada en la Revista DEF N. 126.

LEA MÁS:
Venezuela en la encrucijada: el peor momento del régimen de Nicolás Maduro
La otra cara de la crisis en Venezuela: el colapso de PDVSA