El sorprendente fenómeno de la Feria de Editores que no para de crecer

Fin de semana intenso para las editoriales autogestivas. De viernes a domingo, la FED contó con una asistencia récord: 11.000 visitantes —4.000 más que el año pasado— estuvieron en el Konex, lugar enorme pero que de todos modos quedó chico. En esta nota, el balance de cinco editores literarios

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Stand de Qeja y Subsur
Stand de Qeja y Subsur

Entrás a la Feria de Editores y ya sos parte. Lo que sucede es que este festival que acaba de tener su séptima edición cuenta con las editoriales independientes como protagonistas, esas de pequeña y mediana escala que utilizan su catálogo como una espada para combatir los tanques editoriales de tirada industrial. Entonces, aquí se visibilizan para ser el puente que siempre fueron: entre el escritor y lector. Entonces vos, como lector, entrás a la Feria de Editores y ya sos parte.

La Ciudad Cultural Konex fue el lugar elegido para esta ocasión: mucho más grande que todos las anteriores locaciones porque —como un cataclismo que no se explica, simplemente sucede— la Feria crece y crece cada vez más. En el barrio del Abasto, luego de sortear las vallas de las veredas en eterna construcción, la puerta de ingreso y el patio gigante del Konex. Ahí, la gente se tiraba a leer y tomar mate o cerveza luego de comprar libros a precios reducidos. Arriba, por la escalera, la sala donde se daban las charlas —la filósofa eslovena Renata Salecl, por ejemplo—; abajo, al fondo, el gran salón donde las editoriales exponían sus títulos.

El viernes ya estaba lleno, y los organizadores contaron 1.500 personas. El sábado se llegó a las 4.000, y el domingo, que el clima tenía una predisposición mayor, los números dieron 5.500. Esperaban mucho menos y el total fue de 11.000 visitantes, le cuentan a Infobae Cultura quienes organizaron la Feria, genuinamente sorprendidos, dado que en 2017 el número dio 7.000. ¿Por qué tanta concurrencia en un país que la recesión económica golpea sin piedad al sector editorial? Tal vez porque en la Feria de Editores se logró crear un ambiente acogedor, sin el aroma a shopping que caracteriza a la Feria del Libro ni la endogamia que prima en las presentaciones de libros.

La comunidad organizada

"Es la primera vez que participamos y quedamos muy conformes", dice Nazareno Petrone de Qeja, una de las editoriales más nuevas, nacida en los últimos días del 2017 y que, en menos de un año, ya cuenta con seis títulos, y agrega: "Mucha gente con buena predisposición, ganas de trabajar y seguir adelante. Hay una energía que se mantiene a pesar de todo, tanto de los escritores y editores como de los que fueron a comprar o pasear un rato. Creo que el aplauso genuino del final de la feria ahorró las palabras de cada mesa y unificó pensamientos y sensaciones. Está bueno ver tanta gente en la misma olvidándose por un rato las discusiones banales del día a día, trabajando y compartiendo momentos felices".

Ciudad Cultural Konex, lugar que albergó la séptima edición de la Feria de Editores
Ciudad Cultural Konex, lugar que albergó la séptima edición de la Feria de Editores

Para Caterina Gostisa de China Editora, "esta edición estuvo más organizada que la del año pasado. Tanto la prensa, que la hicieron con más anticipación, eso logró que haya más convocatoria. Además, el espacio, más grande, ayudó. Por el feedback del año pasado, tomaron en cuenta la devoluciones que les hicimos". Por su parte, Nora Galia, creadora y directora de Letra del Sur, le cuenta a Infobae Cultura que no suele atender el stand de la editorial, pero en "la FED trato de estar porque sé que voy a encontrarme con el lector experimentado, el curioso, el inquieto y es más que importante para los editores".

Denis Fernández dirige Marciana y asegura que fue la mejor feria que le tocó presenciar desde que existe su editorial. "Fue un éxito total —agrega en diálogo con Infobae Cultura—. El trabajo que hicieron los chicos de Godot, Víctor Malumián y Hernán López Winne, no tiene precedentes. Armaron un escenario que no tiene comparación con ninguna otra feria. Lo mejor de todo es que les abrieron las puertas a sellos que no estaban tan visibles, y que sólo circulaban por ferias más chicas. Quedé, sinceramente, boquiabierto. La gente estaba contenta, había lectores por todos lados, escritores, colegas. Fue un acontecimiento espectacular".

Ventas, repercusión, visibilidad

Atención personalizada. Suena a slogan, a speech de venta, pero en la Feria de Editores esto sucede sin demasiada parafernalia. Agarrás un libro, lo mirás, le preguntás al vendedor —que en realidad es el editor— y recibís mucho más que una sinópsis. Como es quien lo leyó, lo editó y lo publicó, te cuenta detalladamente todo lo que necesites saber sobre el autor, la obra y su contexto. Y ahí, como lector, ya definitivamente sos parte. En ese sentido, lo que se vio en esta edición fue, además de mucha gente, gente conversando. Y es en esa conversación donde se gesta la esencia de la Feria: un lugar donde los libros no sólo son bienes de compra y venta, también de consumo, en el amplio sentido del término.

Stand de Letra del Sur
Stand de Letra del Sur

Y pese a ésto, o gracias a ésto, el volumen de ventas —aseguran muchos editores— estuvo bastante bien. Así le fue a Qeja, asegura Petrone en diálogo con Infobae Cultura, porque, "alcanzamos números parecidos a los de las presentaciones que es cuando más vendemos. Además nos sirvió para llegar a una parte del público que todavía no nos conoce".

Sin embargo, no a todos. "En nuestro caso, y en el caso de muchos colegas —cuenta Gostisa de China en diálogo con Infobae Cultura—, el volumen de venta fue menor al del año pasado. Creo que se debe a varias cosas. Por un lado, debido a la crisis económica la gente gastó menos este año. Y por otro lado, porque había más oferta, muchos más sellos y muchas más mesas, más opciones para el lector. Y también, debido a la crisis, muchos de nosotros no pudimos tener más novedades, y si no tenés novedades se vende menos. En nuestro caso, la crisis nos afecta porque tenemos los libros listos, diseñados, listos para salir a imprenta, pero todavía no tenemos la plata para mandarlos a imprimir, eso repercute en la cantidad de novedades que podemos sacar por año".

"Vendimos mucho durante los tres días, incluso el doble que en la Feria del Libro", cuenta Fernández, y continúa: "Agotamos los pocos ejemplares que teníamos de la segunda edición de Quedate conmigo, la novela de Inés Acevedo, y las novedades (Un mundo exacto, de Francisco Cascallares, y Las rocas y las bestias, de Esteban Castromán), arrasaron. Otro de los libros que se vendió muy bien fue Mapas terminales, la primera novela de la joven narradora Lucila Grossman. Con esta recaudación podemos pagar la imprenta de los dos nuevos libros. Sin esta feria, habría sido difícil continuar imprimiendo este año".

Esta edición de la FED se hizo el fin de semana pasado: 10, 11 y 12 de agosto
Esta edición de la FED se hizo el fin de semana pasado: 10, 11 y 12 de agosto

Letra del Sur superó la venta del año anterior, cuenta Nora Galia, "porque la cantidad de gente fue significativamente mayor como así también de editoriales: en 2017 140 y este año 250. Pero para nosotros sí es importante el volumen de ventas en este contexto pero lo que más nos interesa es la visibilidad y el encuentro". Mientras que Esteban Castromán de Clase Turista le asegura a Infobae Cultura que "la FED fue una oportunidad para conectar con el público y también una muestra del talento de los editores para crear libros de calidad y atraer lectores, a pesar de todo".

Surfers en la tormenta

El mes pasado, el presidente Mauricio Macri dio una conferencia de prensa y, para evitar hablar de crisis, utilizó varias veces la palabra tormenta. "Estamos enfrentando una tormenta, pero hemos sabido arriar las velas", dijo en aquella ocasión y ahora, ya no sólo en las redes sociales sino en las charlas sobre economías sectoriales, el término se propagó. Es casi literatura: ¿cómo surfean las editoriales esta tormenta?

"La situación, en el país y en el sector, es de absoluta emergencia". El que habla es Denis Fernández de Marciana. Y lo explica así: "No tenemos banca del Estado. Nadie nos brinda facilidades. Es más: siento que hay una intención macabra de este gobierno por desarticular la cultura, ahogarla. En este sector, queda claro que cada paso es a pulmón. Y después de tantos meses de crisis en el sector, haber participado en la Feria de Editores fue un golpe de aire muy importante para las editoriales chicas que luchamos todos los días por encontrar nuevos lectores y con esas ventas poder costear las impresiones de los nuevos libros. Sin esta feria, yo no habría podido pagar la imprenta del nuevo título, no habría podido pagarle al diseñador. Ojalá alguien de arriba nos escuche y se ponga a laburar para subsanar estos dos años de abandono al sector".

Stand de China y Hudson
Stand de China y Hudson

"Está complicado, pero bueno, ya sabemos cómo es —dice Nazareno Petrone—. El papel se rige por el dólar y los presupuestos de imprenta no duran más de una semana sin modificaciones. Es todo un desafío casi espiritual trabajar y dedicar tanto tiempo a un espacio que no deja réditos en este mundo hiper-capitalista, medido a través del éxito y las ganancias. Pero a la vez es gratificante y por eso estamos. Eventos como el del pasado fin de semana ayudan tanto en la parte económica como en la parte humana".

Si bien "la industria editorial en general es muy dinámica y siempre está en crisis", Galia asegura que "hoy realmente es pésimo el momento: las cadenas de pago se están cortando, las librerías no resisten, están muy castigadas con los costos fijos, la baja venta y los precios son imparables. Sumado que la Conabip no realiza hace dos años la compra centralizada a editoriales y las políticas culturales por parte del Estado están anestesiadas". ¿Cómo surfear, entonces, la tormenta? "Considero que el rasgo que puede marcar la diferencia en este contexto es la creatividad, es romper con lo establecido, cerrar acuerdos y alianzas", asegura Galia.

 

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