Pollo de Frisby España sería mucho más caro que el que se vende en Colombia: así de diferentes son los precios

La cadena colombiana de pollo frito Frisby enfrenta un complejo desafío legal en Europa debido al uso no autorizado de su marca por una empresa española. Una compañía con sede en Bilbao, registrada como Frisby España SL, inscribió la marca “Frisby” en la Unión Europea y comenzó a emplear elementos gráficos similares a los de la reconocida cadena colombiana, incluido el nombre, logotipo y mascota.

El hecho generó confusión entre los consumidores, que en principio creyeron que Frisby Colombia había expandido las operaciones al mercado europeo, algo que la empresa colombiana se desmintió de forma categórica.

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La controversia se originó porque, aunque Frisby Colombia registró su marca en la Unión Europea en 2005, no la usó de forma activa en dicho territorio. Las leyes europeas de propiedad intelectual establecidas dicen que si una marca registrada no se usa durante un período de cinco años consecutivos, puede ser anulada por falta de uso.

Al basarse en esta normativa, Frisby España SL solicitó la nulidad del registro de la marca colombiana, lo que derivó en la apertura de un proceso por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo).

En la actualidad, Frisby Colombia tiene un plazo de dos meses para demostrar el uso efectivo de su marca en Europa; de no hacerlo, perderá los derechos sobre la misma en el territorio de la Unión Europea.

Por supuesto, el caso despertó una ola de solidaridad en Colombia. Empresas como KFC Colombia, Kokoriko, Avianca , Argos y Sura, así como diversas entidades públicas y figuras políticas, expresaron apoyo a Frisby. El respaldo refleja la importancia cultural y económica de la marca, que cuenta con más de 50 años de tradición en el país sudamericano.

En cuanto al mercado español, el panorama presenta desafíos importantes para Frisby. Una de las principales competencias de la cadena colombiana sería KF , que domina el mercado del pollo frito en España.

Ahora, en la actualidad, el precio de 12 piezas de pollo en KFC España asciende a 38 euros (aproximadamente $178.000), un costo más alto que el de un plato similar en Frisby Colombia, donde 12 presas de pollo con papas para cuatro personas tienen un precio de $98.600 (unos 21 euros). La diferencia de 17 euros, equivalente a casi $80.000, plantea interrogantes sobre la viabilidad de competir en un mercado con precios tan elevados.

Además, existen especulaciones sobre las intenciones reales de Frisby España SL. Algunos analistas sugieren que el registro de la marca podría ser una estrategia para obtener beneficios económicos, ya que podría vender los derechos a la empresa colombiana. Mientras tanto, el proceso judicial sigue su curso, y la incertidumbre sobre el futuro de la marca en Europa persiste.

Frisby Colombia podría argumentar que la empresa española actuó de mala fe al registrar y utilizar una marca ya existente y reconocida en otro país. Asimismo, podría apoyarse en los derechos de autor sobre su mascota y otros elementos distintivos para fortalecer su posición legal.

El caso resalta la importancia de proteger y utilizar de manera activa las marcas registradas en mercados internacionales, una lección que podría ser crucial para otras empresas que buscan expandirse globalmente.

En el contexto de la disputa, el impacto en la percepción de los consumidores y la reputación de la marca también son factores clave. La calidad y tradición que caracterizan a Frisby en Colombia podrían ser determinantes si la empresa decide finalmente incursionar en el mercado. Sin embargo, el diseño del proceso legal será decisivo para definir si la cadena colombiana podrá recuperar su marca en la Unión Europea y, de manera eventual, competir en un mercado tan exigente como el español.