Sobre las 9:16 p. m., las autoridades reportaron un movimiento telúrico de 2.9 en la zona bananera, en el departamento de Magdalena, al norte del territorio nacional.
En Bahía Solano, una secuencia de tres devastadores sismos golpeó la región entre el 26 y 27 de septiembre de 1970, causando significativos daños estructurales y llevando al pánico a sus habitantes. Los eventos telúricos, que comenzaron en la madrugada del 26, provocaron el colapso de edificaciones, agrietamientos profundos en el suelo y deslizamientos de tierra, lo que obligó a una evacuación masiva hacia ciudades como Medellín, Quibdó, Cali y Buenaventura.
El desastre comenzó con un sismo temprano ese día, seguido por un segundo temblor a las 9:57 a. m. que fue percibido con mayor intensidad. Edificaciones ya dañadas colapsaron, mientras que el miedo se apoderaba de la población ante la caída de escombros. Un tercer sismo en la noche, aunque de menor magnitud, fue descrito por los locales como el más aterrador debido a su impacto en estructuras ya comprometidas. Más de 15 réplicas, todas de magnitud igual o superior a 4.0, se sintieron en la región, empeorando la situación.
Sobre las 5:16 p. m., las autoridades reportaron un movimiento telúrico en Zapatoca, Santander. Dicho fenómeno tuvo una magnitud de 2.5 y se registró a más 140 kilómetros de profundidad.
El siguiente episodio se registró sobre las 5:52 p. m. en Suesca, Cundinamarca. Allí un sismo de 2.1, que se reportó a más de 137 kilómetros de profundidad, llamó la atención de las autoridades.
De igual forma, en San Antonio, Tolima, se registró un sismo de 2.4 sobre las 7:45 p. m.
Sobre las 4:34 p. m., las autoridades reportaron un movimiento telúrico en la Mesa de los Santos, Santander. Este sismo tuvo una magnitud de tres y se registró a 154 kilómetros de profundidad.
Así mismo, sobre las 5:16 p. m., los organismos encargados reportaron otro movimiento telúrico de 2.3. Este movimiento telúrico se registró en Aratoca, Santander, y tuvo una profundidad de 143 kilómetros.
En el municipio de Los Santos, en Santander, se registran entre 12 y 20 sismos diariamente, convirtiéndolo en uno de los puntos con mayor actividad sísmica a nivel global. A pesar de que estos movimientos telúricos suelen ser imperceptibles, un sismo de magnitud 6.6 el 10 de marzo de 2023 alteró la cotidianidad de esta comunidad, causando daños menores en estructuras y recordando a sus 12.000 habitantes su vulnerabilidad ante estas catástrofes naturales.
Los Santos se ubica al sur de Bucaramanga y es parte del cañón del Chicamocha, región que solo es superada por el área del Hindu Kush en Afganistán por su alta frecuencia de actividad sísmica. Las autoridades locales y entidades como la Casa de la Cultura y la Secretaría de Educación de Santander han resaltado la importancia de adaptar la infraestructura del área para soportar estos eventos geológicos, buscando minimizar el impacto en la población y en los edificios. Esta frecuencia de temblores ha llevado a que la comunidad de Los Santos desarrolle una peculiar adaptación a la constante actividad telúrica, los habitantes han incorporado medidas de seguridad y protocolos de emergencia en su vida diaria.
De acuerdo con el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, Idiger, Colombia se encuentra en uno de los puntos más críticos en términos de actividad sísmica a nivel mundial, debido a su posición en el encuentro de las placas tectónicas de Nazca y del Caribe con la placa Suramericana. Este escenario convierte al país en una zona de alto riesgo sísmico, caracterizado por la constante interacción tectónica que no solo origina sismos, sino también la formación de relieves como montañas y cordilleras.
La peculiar ubicación de Colombia, sobre todo en su franja pacífica, facilita el fenómeno de subducción, un proceso geológico por el cual la placa de Nazca se desliza bajo la placa Suramericana. Este movimiento es responsable de la generación de material volcánico que, tras ser sometido a elevadas temperaturas en el manto terrestre, emerge a través de los volcanes situados en la Cordillera Central. Tal actividad no solo resalta la dinámica natural del país, sino que también plantea desafíos significativos en términos de gestión de riesgos y preparación ante desastres naturales.
El país ha vivido un año muy movido por cuenta del alto número de sismos que ha registrado el Servicio Geológico Colombiano en 2023. Y es que, en el transcurso del jueves 17 de agosto, varios temblores ocasionaron una serie complicaciones en la infraestructura de algunas edificaciones y a su vez costó la vida de una persona.
En emergencias relacionadas con desastres naturales, como terremotos, huracanes e incendios forestales, es importante no solo salvaguardar la vida propia y la de las demás personas, sino también la de los animales. Por eso, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal de Bogotá planteó un listado de recomendaciones a tener en cuenta para evacuar con mascotas en situaciones de riesgo.
La entidad Ungrd enfatizó que es muy complejo saber con exactitud cuándo puede ocurrir un sismo; no obstante, al momento de que se registre es clave que las personas conserven en todo momento la calma, esto permitirá actuar con mayor seguridad.
Por otra parte, una vez se registre un sismo, lo primero que se debe hacer es buscar protección. Para ellos es crucial tener en cuenta los siguientes puntos:
Hoy en día es inviable prever con anticipación un sismo, pero Google ha modificado un sistema para teléfonos Android que es capaz de enviar una alerta unos segundos antes de que un temblor pueda percibirse.