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Al igual que Picasso, Botero tuvo la fortuna de morir “con el pincel en la mano”. Quienes estuvieron acompañándolo los últimos días saben que en ningún momento dejó de pintar, ni siquiera cuando enfrentó la pérdida de su querida Sophia en mayo pasado.
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Sin embargo, a raíz de un párkinson que, contrario de hacerlo temblar, entumeció sus articulaciones, el maestro Botero cambió las esculturas a gran escala y las pinturas al óleo por las acuarelas. Una técnica que, según compartió su hijo Juan Carlos, en entrevista para Infobae Colombia, adoptó:
“Debido a la condición del párkinson que tenía ya no podía trabajar de pie en los grandes formatos que ha hecho toda la vida, entonces, sentado, estaba haciendo unas acuarelas preciosas, pequeñas, con unos colores muy bellos y eso es a lo que estuvo dedicado los dos últimos años de su vida”.
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El célebre escultor jamás perdió su identidad paisa y reconectó con el país que no solo lo vio nacer, sino también fue su mayor inspiración, para ofrecer una colección de pinturas que, lejos de hablar sobre la muerte, retratan la vida y su amor por Colombia:
“Hizo varias, muy bellas acuarelas, y había regresado como siempre a su tema principal que fue el mundo de Colombia, como en su juventud, hizo varias acuarelas con esa temática: naturalezas muertas, personas, gentes de la sociedad colombiana en diferentes estados, también. Esa era su temática principal, siempre creando un arte con un tema más bien amable –como él decía– y eso fue lo que hizo, lo hizo hasta el último momento de su vida”.
Algunas de ellas quedaron en manos de coleccionistas y otras de amantes del arte y el estilo Botero. Pero, en su estudio, la familia conserva una pequeña colección que compartirá en el futuro.
“Mi padre vendió algunas antes de fallecer y nosotros vamos a preservar las que dejó y las vamos a exponer y las vamos a compartir con el público en diferentes exposiciones, porque es importante que la gente las vea, porque son acuarelas muy bellas y tiene un valor adicional muy importante, porque son sus últimas obras y representan una especie de canto a la vida”.
A pesar de saber que tenía poco tiempo de vida, son obras que, según Juan Carlos, no muestran angustia, pesadumbre o nostalgia. Por el contrario, sus colores parecen “un canto a la vida y eso me parece que es coherente con lo que él siempre fue y con sus convicciones principales como artista: el arte fue creado para ofrecer placer estético al espectador, y es muy bello que hubiesen terminado siendo sus últimas obras”.
Los orígenes de Botero se encuentran en la acuarela. Cuando tenía 15 años retrataba escenas históricas mojando el pincel y, al crecer, “decía que terminar haciendo acuarelas era como regresar a casa. Terminó haciendo lo mismo que hacía al comienzo de su carrera”.
El mundo después de Botero
Sus hijos, Fernando, Lina y Juan Carlos, saben bien que a pesar de haber muerto, el legado de su padre debe continuar vivo para que, al igual que con Dalí, Warhol y Frida, su estilo único siga siendo motivo de gozo:
“Nosotros tenemos absoluta claridad, mis hermanos y yo, que tenemos el compromiso de promover y defender el legado de mi padre, lo vamos a hacer con toda la voluntad, dedicación, entusiasmo y ante todo amor, porque lo consideramos como una causa (…) queremos promover su obra, queremos promover su legado, queremos que su arte llegue a la mayor cantidad de personas en el mundo”.
Elementos de su colección privada, como las acuarelas en las que estuvo trabajando sus dos últimos años, serán compartidos con el mundo:
“Vamos a hacer todo lo posible para rendir homenaje a su arte, a su obra, a su talento y lo vamos a hacer los tres unidos, de una manera muy bella y muy conmovedora, que es lo que él quería además”.
¿Se acerca una producción sobre el maestro Botero?
Producciones audiovisuales, biográficas e históricas, se han vuelto parte de la cultura colombiana y de cómo en el país se rinde homenaje a personalidades, como el maestro Botero. Una posibilidad sobre la que Juan Carlos opinó en conversaciones con Infobae:
“No me parece tan necesario, porque hace relativamente poco hizo una película, un documental bastante completo, exhaustivo, dirigido por el canadiense Don Millar, y lo hizo en compañía nuestra, basado en el libro que expuso la obra de mi padre. Y mi hermana contribuyó de una manera definitiva en su producción. Ese documental muestra la totalidad de la obra de mi padre, así que, si se desean hacer algo adicional, maravilloso, bienvenido, pero, por ahora siento que ese documental es bastante completo y suficiente para representar su memoria”.
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