Niños perdidos en la selva del Guaviare tendrían un perro guardián

Las huellas de Wilson, nombre del perro, junto a las de uno de los niños, hacen pensar a las autoridades que el canino estaría con los menores que llevan más de un mes desaparecidos en la espesa jungla

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Esta es la zona de la selva de Guaviare en donde son buscados los niños desaparecidos tras el accidente de una avioneta, el pasado primero de mayo. Foto Ejército de Colombia.
Esta es la zona de la selva de Guaviare en donde son buscados los niños desaparecidos tras el accidente de una avioneta, el pasado primero de mayo. Foto Ejército de Colombia.

El lunes 1 de mayo, la avioneta tipo Cessna 206 que cubría la ruta entre los departamentos de Guaviare y Caquetá reportó una falla en el motor mientras sobrevolaba el río Apaporis, luego de ello se perdió contacto con la tripulación, conformada por tres adultos y cuatro menores de edad. La Aeronáutica Civil confirmó el hallazgo de la avioneta el 15 de mayo en el área rural de un municipio de Caquetá.

Con el hallazgo de la aeronave también se encontraron los restos de Hernando Murcia Morales, el piloto; Herman Mendoza Hernández, el director de la fundación de profesionales indígenas Yetara, y Magdalena Mucutuy Valencia, la madre de los cuatro menores de edad. Pero al respecto de los cuatro niños: Lesly Mucutuy (13 años), Soleiny Mucutuy (9 años), Tien Noriel Ronoque Mucutuy (4 años) y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy (11 meses), llevan más de un mes desaparecidos en la espesa selva que equivale al 80% de Bogotá.

En la Operación Esperanza se han desplegado diferentes organismos de búsqueda junto a miembros de la comunidad indígena para encontrar el paradero de los cuatro niños, más de 300 personas y una manada de perros están rastreando exhaustivamente las huellas que han dejado los menores en estos 39 días de búsqueda.

Una luz de esperanza aparece ya que aparentemente uno de los perros rescatistas que ayudó a encontrar los improvisados cambuches de los niños estaría con ellos; así lo informó el comandante de la misión terrestre de la ‘Operación Esperanza el teniente coronel Fausto Avellaneda a Los Informantes de Caracol TV:

Nosotros tenemos un perro perdido y en las últimas huellas, se muestra una huella de un perro y se muestra la huella de un niño. Nosotros creemos que Wilson está con ellos. Así se llama el perro, pero está perdido. Sería espectacular que el perrito estuviera con ellos, sería una buena compañía”.

Es de recordar que la ‘Operación Esperanza no solo está integrada por organismos de rastreo sino también por comunidades indígenas. Los comandantes de la operación junto a la padre de los cuatro menores desaparecidos no han cesado en la búsqueda.

Precisamente una de las nuevas estrategias para facilitar la búsqueda está enfocada en disponer de elementos de emergencia que le permitan a los hermanos Ranoque Mututuy volver a sus casas. Por tal motivo, han instalado una cinta reflectiva, que ha sido denominada de la “vida”, con la que señalarán caminos de evacuación que lleven a los menores con las tropas y así dar fin a esta intensa búsqueda y con un final feliz.

A su vez, los hombres –quienes han contado con el apoyo de 41 miembros de comunidades indígenas– instalaron 600 silbatos en puntos estratégicos para que, a su paso, los niños puedan usarlos y así alertar con su sonido a las Células Combinadas de Búsqueda que participan en estas labores, en las que han llevado a cabo un barrido minucioso por la zona, en jornadas que superan, incluso, las 10 horas por turno.

Las cintas se llevaron para demarcar zonas y vamos a colgar silbatos para que, si los niños los llegan a encontrar, puedan emitir señales audibles. La estrategia busca canalizar el movimiento y poderlos guiar hacia unas zonas que denominamos de paso, que puedan ser obligados. Y así se guíen con estas cintas”, expresó el coronel Fausto Avellaneda.

En la zona fueron tendidos 11.000 metros de la cinta, para lo cual los oficiales tuvieron que internarse en medio de riachuelo, con el riesgo que significa pisar en medio del agua.

Al igual que este tipo de ayudas en el territorio, han incorporado nuevas herramientas en pro del éxito de estas operaciones, como reflectores alimentados por una planta eléctrica, la cual tiene un alcance de 500 metros a la redonda y que tiene como único fin, como es lógico, que pueda ser detectada por estos niños.