Estas son las razones de la pelea entre Armando Benedetti y Álvaro Leyva

El exembajador no fue el único que no pudo sostener una relación saludable con el canciller, pues la salida de Laura Gil de la cartera se habría dado por la relación insostenible que tuvieron ambos mientras ella ejerció como viceministra

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El canciller Álvaro Leyva Durán y el exembajador de Colombia en Venezuela Armando Benedetti no tuvieron una buena relación. Fotos Cancillería /Colprensa
El canciller Álvaro Leyva Durán y el exembajador de Colombia en Venezuela Armando Benedetti no tuvieron una buena relación. Fotos Cancillería /Colprensa

El pasado lunes 5 de junio quedó en evidencia que, pese a que el canciller Álvaro Leyva fue el jefe directo del exembajador de Venezuela Armando Benedetti por un periodo de 10 meses, la relación entre ambos no fue la mejor. El motivo es que tras el escándalo por la filtración de audios del exfuncionario del Gobierno Petro donde este hacía fuertes acusaciones en contra de varios miembros de la administración, cuando se le preguntó a Leyva por el asunto, en medio de una rueda de prensa, el canciller desacreditó la versión de los audios del exembajador y mencionó las presuntas adicciones de Benedetti.

“Me parece muy gracioso. En medio de todo es movimiento de noticias, ¿a Benedetti cómo se le puede creer? Es que es increíble, él mismo dice ‘yo soy un drogadicto’. Pónganse ustedes a pensar, ¿a ustedes les parece una buena fuente?”, dijo el canciller a los medio colombianos.

Pero, además, desde la misma oficina del Ministerio de Relaciones Exteriores, una fuente anónima confirmó que la mala relación entre ambos políticos se dio desde el día cero, ya que, según señaló a El Tiempo, Armando Benedetti nunca reconoció que Leyva era su jefe directo, ya que en varias ocasiones habría señalado que su única autoridad dentro del Gobierno era el presidente Gustavo Petro.

Incluso, la fuente señaló al medio colombiano que no necesariamente el nombramiento de Benedetti recibió la aprobación de Leyva, sino que fue una decisión del presidente a la que el canciller se adaptó, ya que ambos eran fichas importantes para la restauración de las relaciones entre Colombia y Venezuela, que finalmente han ido fluyendo de manera significativa en los últimos meses.

Benedetti, por su parte, logró consolidar rápidamente las relaciones con el régimen de Nicolás Maduro; mientras el canciller Leyva avanzaba en las relaciones con la oposición, incluso, logrando hacer la reunión a la que asistieron 20 países para apoyar los acercamientos entre los dos sectores políticos venezolanos.

Pero la relación resultó ser tan mala que, al parecer, nunca hubo mucha comunicación. Incluso, al tiempo que salió el escándalo de Laura Sarabia se filtró la información de que el canciller no tenía idea alguna de los viajes a Estados Unidos que había hecho Benedetti en su tiempo como embajador y, en este sentido, no cumplía con los mínimos protocolos establecidos por la ley, los cuales señalan que los embajadores deben notificar a la Cancillería sus viajes a otros territorios.

Hay que mencionar que pese a que los viajes de Benedetti fueron por motivos personas, ya que era para visitar a sus hijos como lo dejó en evidencia en sus redes sociales el pasado primero de junio, no solo puso de mal humor al canciller Leyva por su irrespeto a los protocolos, sino que también ponía en apuros al embajador de Colombia en Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo.

“Se encontró con personas de la sociedad civil, pero no hizo ninguna actividad allá y además puso en una situación muy incómoda al embajador Murillo”, señaló la fuente al diario colombiano.

Pero no ha sido el único funcionario de la Cancillería que ha tenido una relación difícil con el ministro Leyva, ya que antes de la salida de Benedetti y que se revelaran las diferencias entre ambos, se dio la salida de Laura Gil, quien fungió como viceministra del Ministerio de Relaciones Exteriores hasta marzo del año en curso, debido a que la relación entre ella y el canciller se volvió insostenible, ya que se dio una disputa de poder, pues el canciller discutirá con la ahora embajadora de Viena, pues consideraba que Gil no respetaba su autoridad.

Además que, en su momento, en contra de Leyva salieron varias denuncias a la luz por despidos masivos, pero en ese momento el funcionario señaló: “La Cancillería no bota a sus funcionarios así y porque sí. Menos a quienes trabajan con denuedo y lealtad. La Comisión Nacional de Servicio Civil, so pretexto de un concurso de “méritos”, salió de un plumazo de excelsos servidores. Hay que revisar la ley. Injusta. Atropelladora”.