Gestos de un distendido Monzó en la Fiesta de la Vendimia

La Fiesta de la Vendimia estuvo pasada por agua. Pero a pesar de la lluvia y del abrupto descenso de la temperatura, al que se vio muy tranquilo fue a Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados. Sonrió en sus charlas con empresarios y funcionarios, aunque evitó al periodismo y él mismo bromeó sobre lo distendida que fue su visita cuyana, lejos de los ajetreos políticos de la Cámara de Diputados y de la Casa Rosada que ya le buscó reemplazo y candidatea a Cristian Ritondo como diputado nacional para ocupar luego su lugar.
En el tradicional desayuno de la COVIAR (Corporación Vitivinícola Argentina) se lo vio cuchichear con el gobernador salteño y precandidato presidencial Juan Manuel Urtubey, sentado a su lado. "Nos conocemos desde hace muchos años", relativizaron ambos los comentarios sobre la sintonía que se precibió entre el peronista y el ex peronista que fue hombre clave en Cambiemos.

Es más, el salteño tuvo que aclarar que no busca tentar a Monzó para que dé el salto de Cambiemos a Alternativa Federal donde el diputado también es amigo de Sergio Massa. "Va a acompañar al Gobierno", decían en Mendoza sobre él.

Urtubey, que llegó el viernes y se quedó hasta el sábado, conversó animadamente con el secretario de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. "Traidor" se escuchó en voz baja en medio del salón en un momento en que el ex ministro del gobierno kirchnerista, el único que se quedó en la gestión de Mauricio Macri, se puso de pie para firmar un convenio.

En el estrado estuvieron como figuras principales el anfitrión y presidente de la COVIAR, Ángel Leotta; el gobernador Alfredo Cornejo; el jujeño Gerardo Morales; Miguel Etchevehere, secretario de Agroindustria; y el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga.
"Alfredo me ayudó a conformar Cambiemos, ayudó mucho, estoy muy agradecido", fue todo lo que respondió Monzó que recordó, relajado, que desde hace diez años asiste a la Vendimia y no faltó nunca con Cornejo como gobernador. Además  fue notorio el trato elogioso que se le dispensó y el lugar destacado que ocupó,  gentileza que retribuyó porque fue la figura política más importante en el palco oficial desde donde siguió junto a embajadores, empresarios y dirigentes políticos mendocinos el desfile del Carrusel, el paseo por la ciudad de las carrozas con las reinas departamentales.

No es raro el entendimiento. Cornejo y Monzó son de los que defienden el diálogo político y la búsqueda de consenso interno y también con la oposición. Los dos, admiten, fueron quedando relegados de las mesas de decisiones nacionales.