Debate caliente en el Congreso y un catering que atravesó los gases lacrimógenos

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(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

Emilio Monzó intentaba comer algo en el Salón de Honor de la Cámara de Diputados cuando la sesión, dirigida por  el mendocino Luis Petri, se desmadró tras el cruce entre el kirchnerista Leopoldo Moreau y el jefe del bloque del PRO, Nicolás Massot.

Pero no pudo comer más que alguna fruta de parado durante todo el día, menos en ese momento en que tuvo que salir casi corriendo para intentar retomar el control del cuerpo.

El catering (sanguchitos y empanaditas), habitualmente servido en sesiones extensas, había sido ingresado temprano a través del vallado y en medio de gases lacrimógenos.

Por su parte el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, estuvo instalado en el mismo Salón de Honor hasta las 3 de la mañana, acompañado por el secretario de Interior, Sebastián García de Luca, en todo momento. Varias veces el presidente de la Cámara se acercó a la sala para conversar con ellos y también lo hicieron algunos diputados.

Otro hombre con línea directa a la Rosada, Ezequiel Fernández Langan, intentó terciar en el recinto cuando en la primera tarde parecía que habría una pelea a los golpes.

Elisa Carrió en cambio estuvo sólo los primeros diez minutos de la sesión, contribuyó a dar quórum, se retiró y volvió para votar. Esta vez no se quejó por que no le hubieran dado la palabra como sí hizo en la polémica sesión en la que se dio media sanción a la interrupción voluntaria del embarazo donde mostró su disgusto con Monzó.