La verdadera historia del crucifijo, la Virgen y el voto de Monzó

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Aquella foto de la sesión por la despenalización del aborto, la tercera más extensa desde 1983 hasta la fecha, hizo mal presuponer a muchos que en caso de empate Emilio Monzó no votaría a favor. Ni entonces, ni ahora, revela su posición. Aunque puede intuirse.

La foto en cuestión mostraba que durante toda la sesión Monzó apoyó frente a sí una lapicera, un crucifijo y una medallita. De profunda fe católica, el diputado no quiso confesar qué haría porque, consideró, su cargo como Presidente de la Cámara y su rol como mediador y conductor de la sesión estaba primero y su imparcialidad garantizaría un mejor debate.

Por esa razón no dijo su voto y tampoco lo anticipa ahora ante la posibilidad de que el Senado haga modificaciones y la ley de despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo regrese a la Cámara baja para su ratificación.

Más allá de las presiones vía whatsapp tras la difusión de su número de celular (le ocurrió a todos, tanto a los que votaban a favor como los que se oponían) y de los debates que tuvo incluso en el seno de su familia donde hay mayoría de católicos, Monzó recuerda a quien le pregunte que en todas las sesiones lleva consigo una imagen de la Virgen María que mostró a Círculo Rojo esta semana.

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¿Qué sucedió el día de la maratónica sesión de 23 horas? Ocurrió que Monzó no tenía en el bolsillo de su traje la imagen de la Virgen que le obsequió su mamá. Por eso buscó la medallita y el crucifijo que le regaló su esposa para que lo acompañaran durante toda la discusión.

Esa imagen de la Virgen siempre la lleva consigo, al punto que cuando contó la historia ante un pequeño grupo de personas metió su mano en el bolsillo y la mostró.