La corrida de un funcionario por un beso y las de Vidal para lookearse

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El secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, llegó temprano a la cena por los 35 años de Conciencia. Su mañana había arrancado tempranísimo y antes de ir al Sheraton pasó a darle un beso a su hijo de dos años, a quien en caso contrario no hubiera visto hasta el día siguiente.

(Nicolás Stulberg)
(Nicolás Stulberg)

Fabián Perechodnik se fotografió con su hija Sofía recién llegado de una misión a China.

Horacio Rodríguez Larreta y Bárbara Diez llegaron desde el teatro Colón, donde tuvo lugar la gala en beneficio del Hospital Garrahan. Otros dos que corrieron aunque no se notó.

Gustavo Bordet estaba llegado de Uruguay adonde acompañó a empresarios pymes a buscar nuevos mercados y esperó a Juan Manuel Urtubey para combinar su estrategia respecto a tarifas.

(Nicolás Stulberg)
(Nicolás Stulberg)

Y María Eugenia Vidal había participado de Amcham, donde fue una de las protagonistas, había recibido al embajador de Estados Unidos Edward Prado en la Casa de la Provincia, entre otras reuniones, y se había duchado en su oficina. Maquillaje y peinado también fueron hechos en una rápida sesión sentada en su sillón de trabajo y el resultado fue elogiado por muchos que intentaban sacarse fotos o charlar con ella como lo hizo Tatiana Karpova, primera presidenta (managing director) de Massalin Particulares en Argentina. O como Nicolás Caputo, que se acercó a hablarle a la vista de todos y llovieron los flashes sobre el amigo del presidente que volvió a mostrarse días atrás en Casa Rosada.

El que nunca llegó fue Alejandro Finocchiaro. El ministro de Educación el año pasado dio un contundente discurso, casi en tono de candidato, pero el lunes tuvo un compromiso familiar que le impidió estar. Y el martes voló a Misiones al Consejo Federal de Educación.