Un rato sin agua y bajo amenaza de bomba

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Afuera del Congreso la Policía de la Ciudad, el SAME, los bomberos y otros organismos, protagonizaban un gran operativo de seguridad pero muy distinto en colores y en dimensiones al de la semana pasada, aunque al final de la protesta hubo más de cien heridos.

Hubo dos camiones hidrantes y también varios camiones de los bomberos. En un momento, dentro del Palacio, hubo que cerrar las ventanas para evitar que con el aire entrara gas pimienta (o al menos para reducir sus efectos), y en el caso de algunas altas, hasta se vio a un operario levantarla con la ayuda de un palo para lavar el piso. También hubo un rato en que se cortó el agua y luego volvió con poca presión. ¿Qué pasaba? La especulación fue que se redujo el flujo del agua porque en la esquina los bomberos cargaban sus tanques con agua.

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No fue lo único que pasó. Tras un llamado anónimo al 911, una brigada de explosivos ingresó al Parlamento. Apolo, un perro entrenado para detectar explosivos, recorrió la planta baja, aunque no hubo mucha preocupación: la hipótesis era que el llamado buscaba asustar o hacer caer la sesión.

En ese marco, ocho intendentes del PJ de Buenos Aires llegaron al vallado de Ayacucho y Mitre y pidieron entrar (Fernando Gray, Gustavo Menéndez, Verónica Magario, Ariel Sujarchuk, Alberto Descalzo, Leonardo Nardini, Santiago Maggiotti y Francisco Echarren), pero no los dejaron pasar, por no ser diputados ni estar acreditados. Hubo llamados a Fernando Espinoza, ex intendente y presidente saliente del justicialismo bonaerense que a su vez se comunicó con Ceremonial. Espinoza fracasó en su intento, y los intendentes tuvieron que regresar cada cual a su municipio.