La marcha de la campaña agrícola: las lluvias de febrero trajeron alivio a la soja y al maíz

Así lo señaló un informe del Instituto de Clima y Agua del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. Se recargan los perfiles de humedad, luego del período de sequía

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Los lotes sembrados con soja recuperar humedad, luego del impacto de la sequía
Los lotes sembrados con soja recuperar humedad, luego del impacto de la sequía

Tras el momento crítico que pasaron los cultivos durante el arranque del verano, la soja de primera y el maíz temprano se vieron aliviados por la últimas lluvias registradas en febrero, las cuales ayudaron a recargar los perfiles de humedad de los suelos de la Pampa Húmeda. Esto evitó que se registraran mayores pérdidas de rendimiento tras la fuerte sequía.

Según el último informe del Instituto de Clima y Agua del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), durante enero predominaron lluvias por encima de lo esperado para el período sobre gran parte de la zona centro y norte de Argentina, con excesos de unos 150 a 320 milímetros en algunas áreas de las regiones del Noreste Argentina y la zona Pampeana.

Durante el presente mes, en línea con el informe de los especialistas del mencionado Instituto, las precipitaciones posiblemente sean deficitarias nuevamente en varias regiones, con lluvias aisladas y dispares, especialmente en el centro del país, con mayor incidencia en territorios del este bonaerense y del litoral, y con lluvias significativas en el extremo oeste pampeano, Cuyo, y el norte del país.

Pablo Mercuri, Director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, aseguró que “el uso de esta información de manera adecuada, la combinación de los pronósticos estacionales y los de corto plazo para la toma de decisiones en los momentos de alta incertidumbre en las predicciones, es un ejercicio muy importante para la adaptación de nuestro sector al clima”.

También desde el INTA, se indicó que las lluvias registradas durante enero permitieron revertir o mejorar las condiciones deficitarias que se venían transitando durante los meses anteriores. Por el contrario, sobre las áreas sur del Noroeste argentino, la región centro chaqueña, noroeste de Buenos Aires y este de Entre Ríos, las lluvias resultaron deficitarias para el periodo.

En relación a las precipitaciones que en exceso se registraron en las provincias pampeanas, el norte del NOA y del NEA resultaron destacadas en términos porcentuales, con respecto a los valores históricos. En dichas áreas los acumulados se compararon con el 10 y el 30 % de los eneros más húmedos según las zonas.

Las últimas precipitaciones también fueron importantes para el maíz
Las últimas precipitaciones también fueron importantes para el maíz

Ya durante diciembre, la siembra de granos gruesos, apuntando a la cobertura de maíz y soja de segunda, se vio en dificultades por la falta de humedad en los perfiles. Según Jorge Mercau, Investigador del INTA San Luis y coordinador del Proyecto Disciplinar Interacción de Agroecosistemas y Napas freáticas, “la recarga de los suelos a fin del 2020 mostraba una cosecha nacional altamente dependiente de una rápida normalización de las lluvias”.

Por ello, Mercau aseguró que “las lluvias llegaron a principios de enero, con la notoria excepción de la Pampa Ondulada y el este de Córdoba, mejorando la implantación y recarga hídrica de los cultivos tardíos, incluyendo a los de primera y los sembrados sobre cultivos previos de servicio y de cosecha. La recarga de los suelos a fin del 2020 mostraba una cosecha nacional altamente dependiente de una rápida normalización de las lluvias”.

Lluvias de febrero

Para el Investigador del INTA, las lluvias llegaron durante febrero en un momento “muy oportuno” frente a las necesidades que tenían las primeras sojas, que ya ingresaban en un período crítico por la falta de la humedad. Dichas precipitaciones resultaron un poco tardías, aunque trajeron alivio, para el maíz temprano, y con las mismas se evitaron mayores pérdidas de rendimiento en el momento en que comenzaba el período de llenado del grano.

Mercau consignó que “el impacto potencial de la sequía en la futura cosecha de maíz fue en gran parte atenuado por una fuerte adaptación estratégica, donde las decisiones de los productores llevaron al predominio de siembras tardías a nivel nacional en la presente campaña”.

Los informes del INTA refirieron además que las precipitaciones que cubrieron gran parte del área agrícola sobre fin de enero permitieron enfrentar febrero con muy buena recarga. En toda la franja central del país habría buena reserva de agua en sojas de primera, que atraviesan sus etapas críticas, y en los cultivos tardíos y de segunda, que las están iniciando.

“Solo los suelos más someros, en el sur de Buenos Aires y norte de La Pampa, y parte de los vertisoles del litoral están dependiendo de prontas lluvias. Hacia el norte de la región, en general todavía faltan unos días para iniciar las etapas críticas de soja y, luego, maíz, y la situación hídrica y de los cultivos es buena”, expresó Mercau.

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