Por qué la presión impositiva sobre el campo afecta al medio ambiente

Según un estudio privado, al achicarse los márgenes, los productores se ven obligados a hacer planteos más baratos y menos sustentables: crece la soja y pierde terreno el maíz

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Al achicarse los márgenes, los productores se ven obligados a hacer planteos más baratos y menos sustentables. Crece la soja y pierde terreno el maíz
Al achicarse los márgenes, los productores se ven obligados a hacer planteos más baratos y menos sustentables. Crece la soja y pierde terreno el maíz

No solo el bolsillo de los productores agropecuarios se verá afectado por el esquema de retenciones vigente desde el 13 de diciembre pasado, sino también la salud de los suelos y la sustentabilidad de todo el sistema productivo.

Esa conclusión se desprende de un trabajo realizado por el economista Sebastián Salvaro, de la consultora AZGroup, quien mostró los márgenes económicos de una empresa teniendo en cuenta los resultados individuales de cada cultivo en el marco de lo que se considera una rotación equilibrada.

Salvaro se basó en un sistema de producción típico de la localidad de Trenque Lauquen, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, donde la participación por cultivo es de trigo 15 por ciento, girasol 15 por ciento, maíz total (de primera, tardío y de segunda) 30 por ciento y soja (de primera y segunda) 40 por ciento.

Esa rotación, según el análisis agronómico, aporta al suelo un balance adecuado de materia orgánica, nutrientes y estructura, además de darle estabilidad económica y financiera a las empresas en condiciones normales. Pero cuando entran en juego factores externos a los agronómicos, como la presión fiscal, el balance se rompe porque hay cultivos que se tornan demasiado costosos y resultan antieconómicos en la ecuación final.

Resultados

Según los números mostrados por Salvaro, quien se basó en rendimientos promedio de las últimas cinco campañas y precios a cosecha vigentes en estos días, el trigo arroja un margen neto de 80 dólares por hectárea, pero tras el pago de impuestos y saldos de IVA el margen baja a 70 dólares por hectárea.

En el caso del doble cultivo trigo/soja, el margen asciende a 107 dólares por hectárea sin impuestos y 87 tras el pago de impuestos. El girasol arroja márgenes más acotados: 28 dólares por hectárea sin impuestos y 17 tras el pago de las obligaciones.

Lo más llamativo son los números que según el informe están arrojando el maíz y la soja de primera, los dos principales cultivos. Para el choclo, el margen neto es de 17 dólares, y de -24 dólares tras el pago de impuestos. Es decir que va a pérdida. En soja de primera el resultado antes de impuestos es de -26 dólares por hectárea, y luego del cálculo de impuestos arroja un saldo negativo de -43 dólares por hectárea.

“En el cálculo se tomaron en cuenta Ingresos Brutos, Saldo Técnico de IVA y Retención de IVA. El primero (I.I.B.B) es un impuesto que genera un gasto y los segundos (IVA), implican más un costo financiero, de oportunidad del dinero”, explica el informe. El resultado global de la explotación tomada como ejemplo, tras el pago de impuestos, sería una pérdida de 20 dólares por hectárea.

“Cada uno de estos cultivos lleva una inversión de dinero distinta, lo que hace que el negocio individualmente sea más riesgoso ya que la rentabilidad esperada no se relaciona con el nivel de riesgo que se tiene. Recordemos que dicha actividad depende de una variable de impacto que es el clima, el cual viene teniendo cambios que no benefician en general a la producción de forma lineal, sino todo lo contrario”, dice el informe.

Y agrega: “Si bien todos los cultivos tienen su importancia, el maíz y el trigo por sus aportes al sistema son muy valorados, pero también los de mayor inversión. Si relacionamos el costo de una hectárea de maíz con una de soja podemos estar invirtiendo más de un 30 por ciento más en el primero que en el segundo y, por supuesto, el esquema impositivo hace que colabore a un mal resultado económico. Y, por ende, esto afecta lo ambiental, dado que los magros resultados financieros conllevan a una disminución de hectáreas de maíz frente a soja”.

Salvaro explica que, a pesar de que la soja ofrece resultados preliminares negativos, como la situación del maíz es aún más ajustada los productores se inclinarían por la oleaginosa, que conlleva menores costos. Otra opción sería no producir, pero la gran mayoría prefiere jugar sus cartas a la espera de que unas buenas lluvias o una suba de precios los deje en terreno positivo.