¿Es la fertilización la clave para garantizar una cosecha récord?

El poder de compra de los granos mejoró en relación al año pasado para hacer frente a algunos costos, pero empeoró en el caso de la compra de fertilizantes. Un correcto diagnóstico es la clave para alcanzar la eficiencia en la inversión y así lograr mayores rendimientos y asegurar la calidad de los cultivos

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El poder de compra de los granos mejoró en relación al año pasado para hacer frente a algunos costos, pero empeoró en el caso de la compra de fertilizantes
El poder de compra de los granos mejoró en relación al año pasado para hacer frente a algunos costos, pero empeoró en el caso de la compra de fertilizantes

Ante una campaña en la que se combinan aspectos positivos, como una mejora en la relación insumo/producto para los granos gruesos; y negativas, como las altas tasas de interés que dificultan seriamente el financiamiento para la adquisición de insumos, el productor debe evaluar con mucho cuidado el volumen de fertilizantes a aplicar en los cultivos estivales para aportar a los números finales de un ciclo 2018/19 que promete ser récord.

Según el Departamento de Información Agroeconómica (DIA) de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCba), el poder adquisitivo de los principales commodities agrícolas se ha fortalecido, en promedio, respecto a noviembre del año anterior, evidenciándose en la menor cantidad de producción necesaria para adquirir ciertos insumos. Sin embargo, en el caso de los fertilizantes esa relación se incrementó hasta un 25%.

Desde la entidad mediterránea argumentan que esos insumos representan costos directos que cotizan en dólares, cuyo precio se vio afectado por las variaciones del tipo de cambio, "causando que los productores agropecuarios no se vieran directamente beneficiados por el nivel actual" de la moneda estadounidense.

Grano por grano

De acuerdo al informe de la BCCba, la soja y el sorgo tuvieron en promedio una mejora en su poder adquisitivo del 4% y 5% respectivamente. Por caso, para la oleaginosa, a esta altura de 2017 se necesitaban 17,9 quintales (qq) para adquirir 500 litros de gasoil contra 17,3 qq un año después; ó 20,3 qq contra 16,2 qq para hacer frente a los costos de 100 km de fletes de 30 tn. En sentido inverso, la proporción subió de 10,9 a 11,3 qq para una tn de
Superfosfato Simple, o de 17,5 a 19,8 qq para una tn de Superfosfato Triple.

Los cálculos para el maíz dieron una ecuación menos beneficiosa, con un aumento del 2,5% en promedio. Para comprar una tonelada de Urea, los productores necesitaron 32,9 qq en 2017 contra 35,8 qq en 2018; mientras que para el Fosfato Diamónico el costo se disparó de 36,6 a 44,9 qq por tonelada. Al igual que la soja, el beneficio de un ciclo a otro se vio en el gasoil y el costo de los fletes.

Por tal motivo, la BCCba concluye que, "a pesar de que la relación insumo/producto disminuyó para todos los granos, los rubros de fertilizantes (urea y fosfatos), semillas y herbicidas tuvieron un incremento de entre 4% y 25% para todos los cultivos, contrarrestando parcialmente la mejora en el poder de compra. En particular, para maíz y sorgo, se necesita hasta un 25% más quintales para adquirir la misma cantidad de fosfato diamónico y hasta un 10% más para la urea. En soja, el incremento fue del orden del 15% para los fertilizantes fosforados", señala.

Billete verde

En diálogo con Infobae, uno de los autores del trabajo e integrante del DIA de la Bolsa cordobesa, Gonzalo Agusto, advirtió que "se está hablando de una cosecha de granos gruesos récord, pero hay que tener en cuenta que hay costos en dólares, como el caso de los costos de los fertilizantes, y eso puede afectar la magnitud de lo que planean utilizar los productores en la próxima campaña".

El economista explicó que "si bien hubo algunos costos dolarizados que no copiaron la última devaluación, hay otros que sí lo hicieron y perjudicaron un poco el margen positivo que tenían los cultivos en la relación insumo/producto".

Agusto destacó que, "comparado al año pasado, el precio del trigo está teniendo mejores valores y ofrece oportunidad para aplicar la fertilización o comprar insumos para la cosecha de la gruesa del año que viene en un contexto donde la financiación está bastante complicada y la opción del canje aparece como una respuesta para atenuar el impacto de las altas tasas de interés que tiene el mercado financiero en la actualidad".

Según los analistas, el estado actual de la fertilidad está entre un 10 y 15% por debajo de las expectativas de producción que se logran por el uso de análisis de suelo y ajuste de dosis de fertilizantes
Según los analistas, el estado actual de la fertilidad está entre un 10 y 15% por debajo de las expectativas de producción que se logran por el uso de análisis de suelo y ajuste de dosis de fertilizantes

¿Cantidad VS calidad?

En declaraciones a Infobae, el miembro del Comité Técnico de la Asociación Civil FERTILIZAR, Martín Díaz Zorita, apuntó que, "si bien es adecuado el uso de fertilizantes para las expectativas productivas promedio, los productores están subestimando una potencial demanda de los cultivos en los que han incorporado mucho mejoramiento genético, han ajustado densidades de siembra, y han aplicado buenas prácticas de manejo, en el caso de soja".

Sin embargo, el técnico subrayó que, "si bien el uso de fertilizantes es generalizado, la dosis de corrección es insuficiente y eso puede afectar la performance del contenido de proteínas para tener un buen nivel de desarrollo".

"En el caso del maíz, hay mejores densidades de siembra y mejores genotipos, más rápidos que la adaptación de la demanda de los cultivos para esta expectativa productiva", sostuvo Díaz Zorita, quien alertó que "hay un desfase entre la incorporación de genética que demanda más recursos para expresar su potencial, y las correcciones nutricionales que son el ajuste que el suelo no va a poder aportar y que necesita sí o sí del correcto uso de fertilizantes".

El representante de FERTILIZAR manifestó que el maíz tardío necesita un aporte de nitrógeno proporcional a la expectativa de producción. "El suelo sólo cubre parcialmente la demanda, y a diferencia del maíz de siembra temprana es un cultivo que requiere de inversión en la corrección de los nutrientes en el momento de la siembra. Cualquier otra práctica es ineficiente", advirtió.

Diagnóstico

El dicho popular sostiene que "prevenir es curar". Y en este caso, un buen diagnóstico en la fertilización permite una inversión eficiente y resultados acordes a lo esperado. En este sentido, Díaz Zorita entiende que "hay análisis de la relación insumo/producto que, ante la falta de información que brinda el análisis de suelo, resultan de muy poca utilidad".

El técnico afirmó que "la respuesta de la fertilización promedio considera el estado actual de la fertilidad, y sabemos que, de acuerdo al cultivo, está entre un 10 y 15% por debajo de las expectativas de producción que se logran por el uso de análisis de suelo, ajuste de dosis y momento de fertilización. Entonces, hay desfase en adopción de tecnología como también del uso inadecuado de los diagnósticos, de acuerdo a objetivos productivos más reales".

"Sólo con seguir las recomendaciones después de un diagnóstico que tenga en cuenta el objetivo productivo (rendimientos) y el análisis de suelo (recursos), se reduce la brecha a la mitad. Hay entre 12 y 15% de oportunidad de mejora, ajustando la fertilización. Siempre con una relación insumo producto favorable", aclara.

Por último, Díaz Zorita asegura que "la velocidad del deterioro del suelo es mayor que la esperada. La incorporación de mejoras genéticas y de ajuste a la producción desde protección de cultivos, elección de híbridos con mejor tolerancia a estrés, y ajuste de densidad que expresan mayor potencial de cultivos, superan a la capacidad de incorporar otras prácticas".