¿Qué pueden enseñarles las tormentas argentinas a los productores del mundo?

Investigadores de los Estados Unidos encontraron que el sur de Córdoba es epicentro de una de las tormentas con mayor actividad eléctrica del planeta, que provoca granizo, cuantiosas precipitaciones y hasta inundaciones. Las lecciones que esta situación puede dejar a la producción agrícola

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La incorporación de instrumentos para estudiar las napas en conjunto con las condiciones meteorológicas ayudarán a prevenir el impacto de fenómenos como el granizo o los excesos hídricos
La incorporación de instrumentos para estudiar las napas en conjunto con las condiciones meteorológicas ayudarán a prevenir el impacto de fenómenos como el granizo o los excesos hídricos

La provincia de Córdoba se convirtió en el centro de atención para los meteorólogos de Estados Unidos. Es que las tormentas más altas y electrificadas del mundo ocurren en esa región del país. Fenómenos como el granizo, las fuertes lluvias, e incluso las inundaciones son los que terminan provocando graves perjuicios para los cultivos.

Esta característica despertó el interés de la Fundación Nacional de las Ciencias de los Estados Unidos (NFS), que decidió convocar a investigadores de la Universidad de Illinois y otra decena de importantes centros de estudios para desarrollar el Proyecto "Relámpago": es una iniciativa que cuenta con un presupuesto de U$S 30 millones y reúne organizaciones internacionales como el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA), la NASA., el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas norteamericano (NCAR), la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica del Departamento de Comercio de los EE.UU. (NOAA), el World Weather Research Programme (Programa de Investigación Mundial del Clima, WWRP de acuerdo al idioma original), y el Global Energy and Water Cycle Experiment (Experimento Global sobre Energía y Ciclo del Agua, GEWEX), entre otros.

Por el lado de Brasil, participan el Centro de Previsión del Tiempo y Estudios Climáticos dependiente del Instituto Nacional de Estudio Espaciales; mientras que Chile lo hace a través de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT). Ambos países también aportan investigadores y pasantes de universidades nacionales, además de insumos tecnológicos.

En el ámbito local, los especialistas aportan conocimientos e instrumentos el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, a través del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); además del Servicio Meteorológico Nacional, la empresa INVAP (Investigación Aplicada), y el Grupo Napas del INTA-Marcos Juárez y Manfredi. También, se sumaron a la iniciativa las universidades de Buenos Aires, Cuyo, San Luis y Córdoba.

El escenario elegido fue la Cuenca del Río Carcarañá, que ofrece una extensión de 48.000 km2 y cuyos principales afluentes son los arroyos de las Tortugas y Cañada de Gómez y el arroyo Cañada Santa Lucía. La cuenca nace en la provincia de Córdoba por la confluencia de los río Tercero (del cual es continuación directa) y Saladillo (nombre del curso inferior del río Cuarto).

Los investigadores estadounidenses consideraron que esa área de iniciación de tormentas convectivas que se asemeja con zonas de EEUU. Esa clase de fenómenos se forman por el calentamiento de una masa de aire húmedo que al alcanzar altas temperaturas asciende y genera enormes masas de nubes de tormenta, las cuales son muy comunes durante el verano en el sur de la provincia mediterránea y se extienden luego a la zona de Cuyo.

Uno de los tantos desbordes del río Carcarañá
Uno de los tantos desbordes del río Carcarañá

¿Qué busca el Proyecto "Relámpago"?

"Relámpago" responde a las siglas en inglés de "Remote sensing of Electrification, Lightning, And Mesoscale/microscale Processes with Adaptive Ground Observations (Teledetección de Procesos de Electrificación, Rayos y Mesoescala / Microescala con Observaciones de Adaptación de Terreno)". Desde la Universidad de Illinois lo describieron como "un proyecto para estudiar la iniciación, la predicción y los impactos sociales de los sistemas convectivos en el sudeste de América del Sur". El proyecto busca "estudiar una región que tiene algunas de las tormentas eléctricas más intensas del mundo, tanto en términos de su estructura vertical, tamaño horizontal, producción de rayos y granizo, y riesgos de inundación", según explicaron los autores.

Entre los argumentos, se advierte que "estas tormentas impactan en la región de la cuenca mayor del Río de la Plata (abarca territorios de cinco paísesː Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay), que tiene una población de aproximadamente 160 millones de personas; sin embargo, son poco comprendidas y predichas. Entender los procesos que conducen a estas tormentas extremas, que producen fuertes vientos, tornados, granizo dañino e inundaciones, no solo beneficiará a los países de América del Sur, sino que también beneficiará el conocimiento científico sobre las tormentas extremas que afectan a otras partes del mundo", incluidas las Grandes Llanuras productivas de los EE.UU.

Aunque los instrumentos de medición ya están instalados desde mayo en distintos puntos de la Cuenca del Carcarañá, los científicos que participan de "Relámpago" extenderán el trabajo de observación entre el 15 de agosto de este año y el 30 de abril de 2019, aunque tendrá un período intensivo del 1º de noviembre al 15 de diciembre, pocos días antes del comienzo del verano.

Las zonas de análisis del proyecto Relámpago
Las zonas de análisis del proyecto Relámpago

En el cielo como en la tierra

El especialista del INTA-Marcos Juárez e integrante del Grupo Napa, Pablo Bollatti, dialogó con Infobae y explicó que "el hecho de trabajar en el proceso hidrológico de una cuenca, permite entender su funcionamiento y ayuda a establecer estrategias de manejo, tanto agronómico como hidráulico, para mitigar los posibles efectos negativos". El investigador señaló además que el interés está puesto en "aprender aún más sobre el uso del suelo y el aporte que generan las tormentas para luego mitigar las consecuencias de las inundaciones".

Aparte de los equipos de medición meteorológica, con torres de hasta cuatro metros colocadas en puntos estratégicos a lo largo del Carcarañá, se instalaron instrumentos denominados freatímetros que se utilizan para medir el nivel de las napas freáticas. Al respecto, Francina Domínguez, de la Universidad de Illinois, destacó que "entender los niveles de las napas y cómo han cambiado, es algo crítico para las inundaciones".

Por su parte, Bollati anticipó que "se van a estudiar tanto en predios afectados por los anegamientos como en aquellos en los que se realiza un uso diferente de los suelos para poder contrastar las variables. El aporte del INTA al proyecto fue la instalación de estas herramientas porque en los EE.UU. no están familiarizados con el registro de las aguas subterráneas".

En ese sentido, apuntó que en suelo norteamericano, "no es problema que les preocupe. En la Argentina lo tenemos a flor de piel porque hace tres o cuatro campañas que venimos perdiendo una enorme cantidad de producción en Córdoba, por lo que estudiar y comprender el comportamiento de las napas freáticas nos sirve para entender el comportamiento del suelo al momento de las inundaciones", dijo.

Y agregó: "Hay que tener en cuenta que no es lo mismo que un suelo reciba una precipitación de 70 mm con una napa a un metro, que un lote con una napa a seis metros de profundidad".

infobae

Bollatti recordó que colocaron un freatímetro por cada torre de medición que, a su vez, cuenta con un sensor automático que releva datos cada cinco minutos. "Los datos obtenidos servirán como variable de entrada para la modelación de la influencia de las tormentas y el uso del suelo sobre la napa freática, lo que permitirá construir un balance hídrico muy preciso para, luego, estudiar los efectos tanto a escala regional como de toda la cuenca del río Carcarañá", detalló el especialista.

Según su experiencia, "en esta última campaña, la napa freática cercana a la superficie fue una variable que empezó a tomar preponderancia de manera negativa. Hay que recordar que faltaron las precipitaciones de enero a marzo; los lotes que no tuvieron influencia de las napas freáticas la pasaron muy mal, porque consiguieron rindes de apenas 1.300 kilos de soja o maíz con 5.000 kilos. Esto significó un fracaso porque lo cosechado no alcanzó para cubrir los costos de producción", señaló. Sin embargo, "los lotes que tuvieron incidencia positiva, no tuvieron problemas con la sequía, y lograron salir indemnes e inclusive mejor que una campaña normal", manifestó Bollatti.

Las inundaciones también afectaron a máquinas, tractores y camiones
Las inundaciones también afectaron a máquinas, tractores y camiones

Impacto productivo

En agosto del año pasado, el técnico del INTA-Marcos Juárez, Carlos Ghida Daza, elaboró un informe que indicó que las inundaciones y anegamientos que sufrió ese departamento cordobés en las tres campañas anteriores provocaron una caída del 30% en el margen bruto global de una empresa agrícola y de más del 50% en una mixta.

De acuerdo a las estimaciones, las mayores lluvias se sumaron al proceso de agriculturización sin rotaciones, problemas de baja infiltración, suba de la napa freática y anegamiento en porciones importantes de suelos con aptitud agrícola, provocando problemas a los productores.

La importancia de una mayor cantidad de herramientas para prevenir males mayores queda reflejada en los números que, a principios del año pasado puso de manifiesto la Bolsa de Cereales de Córdoba respecto a las consecuencias de las inundaciones de la campaña 2016/2017.

En mayo, la entidad calculó que como consecuencia de los excesos hídricos que afectaron sobre todo a los departamentos de Presidente Roque Sáenz Peña, Gral. Roca, Marcos Juárez y Unión, se perdieron 257.000 toneladas de maíz, 234.000 de soja y 30.500 de maní por un valor de U$S 117 millones.

Por otro lado, agregaba que el valor total de los ingresos potenciales que se dejaron de percibir equivale al 0,3% del Producto Bruto de la provincia de Córdoba.

Estas cifras no tenían en cuenta los daños colaterales, como los caminos intransitables o destruidos, máquinas empantanadas, la necesidad de retener producción en el campo almacenada en silos bolsa, la pérdida en transportes de mercadería por diversos medios, obras públicas, actividad de la cadena comercial o de procesamiento de granos e incidencia en general en la vida principalmente de los pueblos del interior.