La historia de la humilde familia estadounidense que hoy cuenta con una gran colección de Porsche

La familia Ingram tiene uno de los museos más importantes de la marca alemana en los Estados Unidos. De guardar su primer sueldo para “comprarse el auto más llamativo del barrio” a tener uno de los modelos que consiguió la victoria en el famoso concurso de Pebble Beach

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La familia Ingram ya cuenta con más de 80 modelos de Porsche (Porsche)
La familia Ingram ya cuenta con más de 80 modelos de Porsche (Porsche)

Coleccionar autos no es para cualquier familia. Generalmente, la posibilidad de contar con un museo de vehículos llega de la mano de una buena posición económica que va pasando de generación en generación hasta encontrar un fanático de la industria en el linaje. A pesar de todo, hay algunas excepciones, como la que contó Porsche en un artículo de la revista exclusiva para clientes.

Robert “Bob” Ingram y su mujer, Jeanie, empezaron a coleccionar modelos Porsche a finales de los años 90. Hoy, con una nutrida y selecta lista de 80 vehículos, su colección abarca las siete décadas de historia de la marca. El matrimonio, residente en Durham (Carolina del Norte, Estados Unidos), comparte su pasión por la firma de deportivos con sus hijos Rory y Cam.

Bob Ingram junto a algunos de sus modelos (Porsche)
Bob Ingram junto a algunos de sus modelos (Porsche)

Los orígenes de la colección

Cada vez que se sienta al volante de alguno de sus Porsche, Bob recuerda como si regresara a 1971, año en el que se subió por primera vez a un Porsche 911 S de un conocido. Según Ingram, esa experiencia le dejó una huella en su corazón: “Al arrancar el motor, se desencadenó una sinfonía de sonidos mecánicos”, recordó. Tras 45 minutos en el asiento del copiloto, tuvo el privilegio de poder ponerse él mismo al volante. “Estaba tan nervioso que se me detuvo cuando quise iniciar la marcha”, relató, “pero estar allí dentro, con aquel olor, aquella melodía del motor bóxer... era una sensación única”. Cuando llegué a casa, le dije a Jeanie: “Algún día tendré un Porsche”.

Pero para eso aún quedaba un largo camino por recorrer. Había otros asuntos prioritarios para la familia. Bob creció en Charleston, ciudad del estado de Illinois, en el seno de una familia humilde. Su primer sueldo lo ganó en la tienda de su madre, situada a dos manzanas de la escuela. “Decidí guardar aquel dinero para comprarme el auto más llamativo de mi barrio”. Su interés por los vehículos venía de largo tiempo. Siempre que podía iba a ver las carreras de Indianápolis o Sebring, e incluso a veces competía con sus amigos en algún evento.

La nueva generación de la familia incorporó nuevas ideas para mostrar la colección (Porsche)
La nueva generación de la familia incorporó nuevas ideas para mostrar la colección (Porsche)

En el plano profesional, la fortuna le sonrió. Tras terminar los estudios, Bob inició su carrera como representante farmacéutico, con la que se colocaría como un referente del sector. Durante muchos años, dirigió una de las mayores compañías farmacéuticas del mundo, con todo lo que conlleva la vida de un alto ejecutivo. “Nos mudamos 19 veces”, explicó, “estoy enormemente agradecido a mi mujer y a mis hijos por soportarlo”.

Bob se jubiló, aunque no llegó a apartarse del todo de su negocio. Todavía hoy sigue siendo socio de una empresa que invierte en el sector. Sin embargo, ahora ya puede dedicar más tiempo a su pasión, que es su colección Porsche. El punto de partida fue un 911 Carrera Cabriolet (generación 964) de color azul oscuro, al que pronto se le sumó un 911 Carrera Coupé (generación 993). A finales de los años noventa llegó un 911 Turbo S Coupé (generación 993) y “el resto es historia”, comentó Ingram a la revista de Porsche.

La colección tiene todo tipo de modelos, desde los más viejos hasta los más nuevos (Porsche)
La colección tiene todo tipo de modelos, desde los más viejos hasta los más nuevos (Porsche)

La nueva generación de la familia llega con ideas renovadas. Su hijo Rory, además de gestionar la colección, montó el “Ingram Driving Experience”, un evento para aficionados al automovilismo de competición en el que participan algunas personalidades como el ex piloto oficial y actual embajador de Porsche Mark Webber. El hijo pequeño, Cam, también forma parte del negocio familiar y muestra especial interés por los modelos menos comunes.

La magia de Porsche en un solo lugar

Recorrer su garaje es como viajar en el tiempo, ya que se puede ver desde uno de los primeros coupé fabricados en Gmünd (Austria) hasta modelos más recientes como el Porsche 911 Speedster de la generación 991 de 2019.

Salvo uno, todos los demás tienen la posibilidad de circular libremente (Porsche)
Salvo uno, todos los demás tienen la posibilidad de circular libremente (Porsche)

Siempre se recuerda a los antiguos propietarios, sobre todo en el caso de los modelos más antiguos. “Queremos conservarlos con ese mismo espíritu. Ninguna otra marca en el mundo tiene una comunidad tan fiel”, cuenta Bob de 78 años. Sin duda, esto es una de los puntos más fascinantes de Porsche. “Lo mejor de todo son las historias que tienen los autos”, continúa su hijo Cam, “lo cual puede abarcar desde éxitos en competición de un modelo en particular hasta la conmovedora biografía de algún propietario”.

La familia pretende mantener viva la colección, y esto hace referencia a dos cosas. En primer lugar, quieren que los autos circulen, tanto en salidas familiares de fin de semana como en reuniones de todo tipo. “Nos gusta que nuestros vehículos sigan funcionando”, explica Bob. Casi todos los automóviles de la colección, incluidos los de carreras como el Porsche 906 Carrera 6 de los años sesenta, tienen permiso de circulación. La única excepción es la exclusiva reedición del 935, modelo del que apenas se fabricaron 77 ejemplares. A diferencia del resto, este solo puede circular en encuentros de clubes o en tandas privadas en circuito.

Todos están cuidados como si no tuvieran kilómetros rodados (Porsche)
Todos están cuidados como si no tuvieran kilómetros rodados (Porsche)

En segundo lugar, el garaje tiene que servir como escenario para eventos solidarios en los que los Ingram comparten su pasión . “Nuestra idea siempre fue crear un punto de encuentro donde la gente se sienta cómoda. Un lugar bonito, rodeado de arte y recuerdos”, explica Jeanie.

Del día de la catástrofe hasta el título en Pebble Beach

En abril de 2019, la familia vivió una pesadilla al producirse una explosión de gas frente al garaje donde se encontraba gran parte de la colección. Además de lamentar la muerte de dos personas, un edificio quedó destrozado al derrumbarse el techo, lo que dañó la mitad de los automóviles que allí se guardaban.

Ingram consiguió su fortuna luego de trabajar durante toda su vida en la industria farmacéutica (Porsche)
Ingram consiguió su fortuna luego de trabajar durante toda su vida en la industria farmacéutica (Porsche)

La explosión dejó cuatro vehículos tan dañados que parecían imposibles de salvar, incluido uno de los rarísimos Porsche 356 B Carrera GTL Abarth, que había tenido éxito en emblemáticas carreras como la Targa Florio o las 24 Horas de Le Mans. Este ejemplar, original de Suecia, tiene un valor que asciende a millones de euros. Pero lo que más preocupaba a la familia respecto a este modelo era que estaba prevista su participación en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach, uno de los eventos de clásicos más prestigiosos del mundo. Apenas quedaban cuatro meses para la cita, a la que solo es posible acudir con invitación.

Las semanas posteriores al accidente, Bob Ingram y su equipo prácticamente vivieron en el garaje, reconstruyendo el auto desde cero en jornadas de hasta 16 horas. “Tuvimos la suerte de que en realidad nunca había sufrido ningún daño serio a pesar de su gran historial en las carreras. La carrocería de aluminio y el chasis seguían en perfectas condiciones”, explicaba Cam, uno de sus hijos. “Lo que nos salvó fue precisamente eso, que no tuviera los daños típicos de los modelos de su época. Gracias a ello conseguimos hacer en cuatro meses lo que, probablemente, nos hubiera llevado años”.

Después de la explosión pudieron recuperar uno de sus modelos más importantes para conseguir el título en Pebble Beach (Porsche)
Después de la explosión pudieron recuperar uno de sus modelos más importantes para conseguir el título en Pebble Beach (Porsche)

Al final, el esfuerzo se vio recompensado en el afamado concurso al lograr el 356 B Carrera GTL Abarth la victoria de su categoría.

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