Las ciudades subterráneas de Elon Musk: ¿por qué desconfía del auto volador?

El exitoso visionario y gurú de la tecnología piensa que la solución de movilidad urbana está en el suelo y no en el aire. Su megaproyecto para diseñar una red de túneles 3D que acabe con el caos del tránsito. El plan de un emprendedor crónico

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Elon Musk es sudafricano, tiene 45 años y una fortuna valuada en 13 mil millones de dólares
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Chris Anderson es el presidente de TED. Presentó a Elon Musk como "alguien con superpoderes para percibir el futuro". Habló de ciudades, urbanismo, sustentabilidad, movilidad, tecnología. Derramó conceptos, proyectos, anuncios y criterios. Alimentó la sección que buena parte de la prensa bautizó "cosas que dice Elon". Los grandes gurús del futurismo proyectan soluciones inspiradas en fantasía o ciencia ficción -o en lo que los más terrenales o menos visionarios interpretan como fantasía o ciencia ficción-. Él lo cataloga como innovación. Su defensoría del beneficio tecnológico en la resolución de dramas modernos es bandera. Sueña con cambiar la vida, las ciudades. Es un prohombre, un filántropo con traje de héroe y carácter mitológico.

La industria de los autos y la tecnología encontró en el cielo la respuesta: autos voladores. La lógica reina: infinito espacio de circulación, rutas infinitas, tiempo aprovechado. Elon Musk, que además de inventor, físico, ingeniero, empresario, megalómano, carismático, creativo y arrogante es rupturista e intuitivo, miró hacia abajo, no hacia arriba. "Me gustan las cosas que vuelan, pero es muy difícil imaginar que los autos voladores se conviertan en una solución viable para el tráfico. No van a reducir nuestra ansiedad. Estaríamos siempre pendientes de que no se nos fuera a caer algo encima", dijo.

Musk vive atrapado en California. Es cofundador de Paypal, director ejecutivo y CTO de SpaceX, presidente de SolarCity, director ejecutivo de Tesla Motors, ideólogo del Hyperloop, la cápsula supersónica que unirá ciudades mediante un tubo al vacío. Es, según Forbes, uno de los más ricos del mundo: ocupa el puesto 71. Pero se angustia en un embotellamiento. En Los Ángeles, quedó varado en un -en otro- flujo perpetuo de autos. Y lo tuiteó. "El tráfico me está volviendo loco. Voy a construir una máquina para hacer túneles y comenzaré a cavar. En serio, voy a hacer esto". Broma u teatralización, lo hizo. Halló bajo su humanidad una solución al conflicto. Pensó en una red de túneles 3D, de varios niveles, con ascensores y vagones, con vértigo y seguridad.

En la charla TED, fue presentado como “alguien con superpoderes para percibir el futuro”
En la charla TED, fue presentado como “alguien con superpoderes para percibir el futuro”

The Boring Company tiene poco de una compañía aburrida. Es una empresa propiedad de Musk que tenía como única pertenencia una excavadora de túneles: raro pero inofensivo. Hasta que la firma se cubrió de una plataforma web y de una revelación en video. La publicación ambigua en Twitter coronaba su suspicacia. Musk reconoció la construcción de un túnel de pruebas en Hawthorne, cerca del aeropuerto de Los Ángeles. Su plan maestro es complementario a la masificación de los autos Tesla y la multiplicación de estaciones de carga eléctrica. Cree que los autos autónomos no van a mejorar el tráfico, sino empeorarlo.

Por eso, Nannie. O el nombre de la máquina perforadora que creará túneles y pistas subterráneas, que concebirá en definitiva una nueva metrópolis. "Estamos intentando hacer un agujero debajo de Los Ángeles, para que sea el comienzo de una red tridimensional de túneles que alivien la congestión. Si funciona, deberías poder ir de Westwood al aeropuerto en cinco o seis minutos", dijo en la charla TED, en Vancouver, Canadá: Westwood, ciudad sede de la Universidad de Los Ángeles (UCLA), está a veinte kilómetros del aeropuerto internacional de Los Ángeles.

Dentro de los túneles, a los que se accede mediante ascensores emplazados en las calles, los automóviles serían propulsados por plataformas magnéticas -una especie de trineos- alimentadas por energía eléctrica. Su velocidad ascendería a 200 kilómetros por hora. Presumen de seguridad, comodidad y eficiencia. Musk imagina una gran sistema de capas de hasta 30 pisos: "Algunas minas son mucho más profundas que los edificios más altos. Así que no hay un límite real de cuántos niveles de túneles se pueden tener". Hyperloop, su hobby, ganaría vigor si adopta la proyección del sistema de redes y perforación. Un compuesto que revela el desvelo de Elon Musk por la congestión del tránsito urbano.

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Su primer desafío era el económico. Nannie prevé ser su solución: un instrumento de excavación que perfore la tierra y refuerce la estructura del túnel en simultáneo. Ahorarrá tiempo y costos. Restará saber cómo el megaproyecto de vías subterráneas se adaptará al marco regulatorio de las ciudades y la gran incógnita de cada sueño futurista: la transición del prototipo de pequeña escala a su aplicación tangible. "Lo que me gusta de The Boring Company son las bajas expectativas. Ninguna otra opción que ir hacia abajo", publicó en su cuenta de Twitter.

Elon Musk recordó que los egipcios olvidaron cómo hacer pirámides, que los romanos dejaron de hacer acueductos y que la NASA dejó de ir a la luna. "La tecnología no mejora automáticamente, requiere trabajo duro. No quiero ser el salvador de nadie, sólo quiero pensar en el futuro. Si nuestro futuro no incluye vivir entre las estrellas y ser una especie interplanetaria, me deprimiría", así piensa el creador de las ciudades subterráneas. Realismo puro o invitación a la fantasía.

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