
El arte no discrimina espacios, tiempos, contextos. Es inapelable: agudiza sus sentidos hasta en las condiciones más adversas. Parte de su fantasía y cuento, de su impunidad y nobleza. Lo que hacen Nikita Golubev y Scott Wade es embellecer segmentos olvidados de la vida. Hacen de tripas, corazón. Y del polvo, una obra. Son los artistas que llevaron el "lavame sucio" a otro nivel. Dibujan las carrocerías melancólicas de los autos sucios y las transforman en lienzos surrealistas.
Son retazos esenciales para la belleza efímera, esa valorización que el arte le atribuye a su lienzo. Golubev es ruso: sus obras invaden las calles cuando los camiones le dan la espalda a los espectadores. Los utilitarios, las camionetas de reparto, las carrocerías traseras limpias de relieves y cargadas de suciedad son sus mejores cuadros. Pinta o corrige el polvo conformar principalmente caras tenebrosas de animales y humanos, ilustraciones oscuras y misteriosas.

Su trabajo es admirado en el mundo. Eleva sus obras a su cuenta de Facebook. Usa pinceles y sus propios dedos para darle vida a una faceta del arte callejero que él bautizó "dirtpainting". "Me gusta experimentar con diferentes medios", explicó el artista que firma sus obras como Pro Boy Nick. Del otro lado del mapa, en la extensa Texas de los Estados Unidos, otro pintor talentoso rinde culto al brazo inmundo del arte: el Dirty Car Art o el arte del auto sucio, en su traducción al castellano. Scott Wade resume en su página personal que la suciedad es bella.
Y sus interpretaciones así lo son. Sus obras le dan la razón. Su genio nació como producto de su rutina. Vivía en un rancho familia y el recorrido por los caminos bañaba de polvo los vehículos. Sobre ellos inició su talento. La perfección de la técnica, el propio hechizo de sus creaciones, le auguró un destino comercial. Sus obras son hoy a pedido y su método es distinto: él mismo ensucia los cristales de los autos con un polvo especial para liberar su genio.
Paisajes, retratos de Einstein, homenajes a películas, a cuadros prestigiosos, a la Mona Lisa, a la Noche Estrellada, a los perros jugando al póker de Cassius Marcellus Coolidge, la inspiración de Scott Wade es completa. Asidua presencia en exposiciones, festivales y espectáculos de ciudades como Ciudad de Mèxico, Londres, Toronto, Estambul o Lisboa, distribuye su arte por todo el mundo. Como el ruso Golubev, el texano Wade es un artista alternativo que pinta obras de arte sobre la suciedad de los autos. Una forma decorosa de pedir que los laven.
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