Merecido reconocimiento al olimpismo por el logro de restaurar los sueños de muchos atletas

La Fundación Olímpica para los Refugiados y el Equipo Olímpico de Refugiados recibieron el Premio Princesa de Asturias, máxima distinción del deporte español.

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Thomas Bach y los atletas refugiados Masomah Ali Zada y Eldric Sella saludan al público tras recibir el Premio Princesa de Asturias 2022.
Thomas Bach y los atletas refugiados Masomah Ali Zada y Eldric Sella saludan al público tras recibir el Premio Princesa de Asturias 2022.

“El equipo olímpico y su fundación nos recuerda que también el deporte sirve para recordar, reflejar y paliar la dura realidad que viven tantas personas del mundo”, expresó el Rey Felipe VI al comenzar su discurso. “Les animamos a seguir luchando por sus sueños y le damos las gracias a Thomas Bach, por su apoyo, liderazgo e impulso”.

Allá por 2016, y tras el estallido de la crisis de refugiados en 2015, Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, logró materializar una idea que llevaba mucho tiempo en su cabeza; darle un lugar a aquellos deportistas que, debido a las crisis en sus respectivos países, fueron obligados a alejarse del deporte.

Fue en los Juegos Olímpicos de Río 2016 donde el mundo conoció a los primeros 10 atletas refugiados de la historia. La aceptación y el acompañamiento que tendría dicho equipo durante esos juegos le demostró al COI que el camino era el correcto.

Equipo de Refugiados Olimpicos (IOC)
Equipo de Refugiados Olimpicos (IOC)

“El Equipo Olímpico de Refugiados se creó porque queríamos ayudar a aquellos atletas que ya no tenían bandera, himno ni hogar a hacer realidad sus sueños. Les dimos el himno, la bandera y un hogar en la Villa Olímpica y así le demostramos al mundo que los refugiados son un enriquecimiento para la sociedad y enviamos un fuerte mensaje de esperanza al mundo”, aseguró el presidente del COI.

En Oviedo, Bach estuvo acompañado por Masomah Ali Zada, ciclista afgana de la minoría chií, residente en Francia y el boxeador venezolano, refugiado en Uruguay, Eldric Sella.

Durante su adolescencia la elección de Masomah de dedicarse al ciclismo la convirtió en víctima de constantes abusos físicos y psicológicos por parte de los talibanes. En 2016 huyó, junto a sus padres, tres hermanos y una hermana, de Kabul y solicitó asilo en Francia, país en el que vive desde entonces y donde realiza sus estudios universitarios en la carrera de ingeniería. Francia también le brindó a Masomah la posibilidad de entrenarse para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, evento en el que finalizó en la 25° posición.

En Tokio también compitió Sella. El boxeador de 25 años, oriundo de Caracas, y refugiado desde 2018 finalizó en la 17° posición en la categoría peso mediano (69-75kg). El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cumplió un rol muy importante en su participación en dichos Juegos ya que logró tramitar una visa que le permitiera transitar por Estados Unidos hacia Japón, a pesar de tener el pasaporte vencido.

“Esto nos motiva para seguir preparándonos y dar lo mejor de nosotros para el ciclo olímpico que finaliza en 2024, así como seguir impactando en más personas. El Equipo Olímpico de Refugiados me dio la oportunidad de competir en Tokio y ahora me permite intentar ganarme un puesto para hacerlo en París”, remarcó Eldric luego de recibir el premio.

La Fundación Olímpica para los Refugiados

Creada en 2017, tiene como misión facilitar la protección y el desarrollo deportivo y personal de atletas desplazados no solo en citas olímpicas importantes si no durante todo el año. Para ello, trabajan con organizaciones internacionales, empresas del sector privado, organizaciones no gubernamentales y otras fundaciones para poder establecer y fomentar programas de cooperación a través del deporte.

El presidente del COI, Thomas Bach, recibe el Premio Princesa de Asturias de manos de la propia princesa, Leonor de Borbón y Ortiz.
El presidente del COI, Thomas Bach, recibe el Premio Princesa de Asturias de manos de la propia princesa, Leonor de Borbón y Ortiz.

El reconocimiento recibido por Bach de manos de la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón y Ortiz, demostró que la creación del equipo de refugiados es uno, o si no, el mayor logro reciente del olimpismo. Desde la presentación de aquellos 10 atletas en Río 2016 a los 29 de Tokio y con el compromiso de aumentar el número camino a París 2024, el movimiento sigue afianzándose y demostrandole al mundo que el deporte es una herramienta muy poderosa para la ayuda, cooperación y desarrollo de aquellas personas que están siendo gravemente afectadas por los múltiples conflictos actuales a nivel mundial.

Esta misión no solo les dio un propósito, también les devolvió su sentido de pertenencia, de tener un país y un pueblo que los apoya, los alienta, les da un hogar. Les permitió poder entrenarse de la mejor manera y hacer del deporte una carrera.

En definitiva, la creación del Equipo Olímpico y Fundación Olímpica para los Refugiados le devolvió a muchas personas un sueño que parecían haber olvidado. Y nosotros, los amantes del olimpismo, estaremos expectantes por verlos desfilar en París junto a su nueva bandera, el himno y sus cuerpos llenos de esperanza, orgullo y pasión.