Familias desesperadas en Long Island luchan por obtener tratamientos experimentales para el coronavirus

Por Christopher Rowland

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(Foto: REUTERS/Benoit Tessier)
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Las píldoras antipalúdicas combinadas con un antibiótico no lograron restablecer a Habeeb Ahmad, un paciente enfermo de coronavirus. Los médicos probaron suerte con otro medicamento, pero tampoco funcionó.

Mientras Ahmad, un oftalmólogo de 41 años con tres hijos, yacía intubado e inconsciente en una unidad de cuidados intensivos en Long Island, su familia y los médicos intentaron obtener una tercera medicina experimental: el antiviral remdesivir.

Pero esa solicitud también resultó en una frustración, pues Gilead, el fabricante de remdesivir, respondió que tenía demasiadas solicitudes de acceso y que era practicamente imposible satisfacerlas a todas.

Mientras la familia de Ahmad espera en el limbo, se está produciendo una angustia similar en todo Estados Unidos a medida que las familias compiten por oportunidades limitadas para probar tratamientos no probados, algunos de los cuales han sido promovidos por el presidente Donald Trump.

La falta de vacuna para el Covid-19 ha provocado un aumento de la demanda no solo uno, sino dos o incluso tres medicamentos que aún no han sido aprobados.

(Foto: REUTERS/Jefferson Siegel)
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Mejdi Ahmad, hermano de Habeeb Ahmad, dijo que los hospitales deben darle prioridad a los tratamientos experimentales, porque el personal que ahí labora corre el riesgo permanente de contraer el virus.

Es bastante impactante”, dijo sobre el fuerte declive que ha sufrido su hermano al ver desde marzo a los mismos pacientes en una unidad de cuidados intensivos. Muchos padecen insuficiencia renal e incapacidad para respirar. “Es casi como si estuvieras en un sueño. ¿Esto va a terminar? ¿Cuándo?”.

Siguiendo las reglas del “uso compansivo”, los médicos pueden pedir permiso a la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés)para probar terapias aún no aprobadas en pacientes críticos. Sin embargo, Gilead cerró brevemente el acceso de “uso compasivo” para remdesivir, su medicamento para enfermedades infecciosas que aún está en desarrollo. Por el momento se encuentra ideando un nuevo plan para expandir el acceso.

La decisión de la compañía farmacéutica de cambiar las reglas para el “uso compasivo” también bloqueó el acceso de Michael Goldsmith, de 34 años, de Nueva Jersey, padre de niños de 6 y 9 años. Michael, un consultor de TI, ha estado con un respirador desde hace 10 días en el Centro Médico de la Universidad de Hackensack.

La firma consultora Avalere Health, que rastrea el desarrollo de medicamentos relacionados con el nuevo coronavirus, enumera más de tres docenas de tratamientos potenciales. Pero pocos se encuentran en las últimas etapas de los ensayos clínicos. Los dos más destacados son el remdesivir, de Gilead, y el Kevzara, medicamento para la artritis reumatoide de Regeneron.

La administración Trump ha promovido medicamentos antipalúdicos genéricos, luego de una petición de emergencia de la FDA para distribuir millones de dosis en todo el país, a pesar de la evidencia limitada de efectividad.

(Foto: REUTERS/Jonathan Ernst)
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La compañía dijo el 22 de marzo que se había visto obligada a pausar su programa de “uso compasivo” debido al alto volumen de solicitudes.

Ahmad sintió cada vez más fatiga, tos y falta de aire a partir del 14 de marzo, y fue a una clínica de atención urgente el 17 de marzo para hacerse una prueba de Covid-19, que resultó positiva. A los dos días ya estaba con un respirador en el Hospital de la Universidad de North Shore, en Long Island, y sus riñones habían fallado considerablemente. También le dieron medicamentos para mantener su presión arterial alta.

Habeeb recibió inicialmente el medicamento contra la malaria cloroquina combinado con el antibiótico azitromicina. La terapia de combinación ha demostrado ser prometedora en estudios clínicos muy pequeños y limitados, ha sido promovida por Trump y está siendo ampliamente utilizada en diferentes hospitales de EEUU.

Los médicos de Habeeb se pusieron en contacto con Gilead el 20 de marzo y les pidieron con urgencia un ensayo clínico con remdesivir, pero la compañía negó las solicitudes porque Habeeb sí contaba con un respirador y estaba recibiendo medicamentos para aumentar su presión arterial. Su hermano Ahmad llamó a esto “criterio de exclusión”.

El siguiente paso fue intentar probar el Kevzara de Regeneron en Habeeb. Pero hay un 20 por ciento de posibilidades de que reciba un placebo, según su hermano.

Sin ningún signo de mejora, los médicos de Habeeb le pidieron a Gilead por segunda vez acceso a remdesivir, esta vez solo para uso compasivo, y recibieron una segunda negación el 25 de marzo.

Según el nuevo protocolo publicado el 27 de marzo en el sitio web Clinicaltrials.gov de la FDA, los pacientes con insuficiencia renal y medicamentos para aumentar la presión arterial están excluidos de la elegibilidad, lo que podría descalificar a Habeeb.

En una declaración emitida el martes, la compañía dijo: “Remdesivir no ha demostrado seguridad o eficacia hasta la fecha y, por lo tanto, existe un desafío inherente en la identificación de la población objetivo adecuada para este agente de investigación. Desde una perspectiva de seguridad, excluimos a los pacientes que podrían estar en mayor riesgo de toxicidad debido a la evidencia de daño en los órganos terminales".

La búsqueda de programas de uso compasivo es una parte rutinaria del tratamiento para médicos y pacientes con ciertas enfermedades, especialmente cáncer. Sin embargo, el fenómeno ocurre esporádicamente; la magnitud de la crisis de Covid-19 ha llevado estas luchas a niveles sin precedentes.

La oferta limitada de drogas experimentales crea ganadores y perdedores, dicen especialistas en ética. Debido a que es más probable que los medicamentos se usen en centros médicos académicos y sitios de ensayos clínicos, las zonas rurales del país pueden quedar fuera, dijo Caplan, bioético de la Universidad de Nueva York. Es similar a los trasplantes de órganos, pues hay pacientes que pueden permitirse solicitar órganos en múltiples centros de trasplantes en todo Estados Unidos.

Mejdi Ahmad dijo que llamó a todo aquel que se le ocurrió para ayudar a presionar a Gilead a aprobar el tratamiento para su hermano.

Si fuera mi hermano o hijo o padre, estaría igual de frustrado y desesperado”, dijo Kavita Patel, una internista de atención primaria en Washington, D.C. y ex asistente de políticas de salud en la Casa Blanca del presidente Barack Obama, quien fue contactado por Ahmad.

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