Mató a un afroamericano por salir con una mujer blanca. El asesino fue sentenciado 35 años después

Por Cleve R. Wootson Jr.

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Franklin Gebhardt escucha a un testimonio durante el juicio (Atlanta Journal Constitution vía AP)
Franklin Gebhardt escucha a un testimonio durante el juicio (Atlanta Journal Constitution vía AP)

A ojos de Franklin Gebhardt, el crimen de Timothy Coggins era algo sencillo: era un hombre negro que estaba saliendo con una mujer blanca.

Así que, una noche de otoño de 1983, Gebhardt y su cuñado, William Moore, llevaron a Coogins a su automóvil estacionado frente a un club de Sunnyside (Georgia) muy frecuentado por afroamericanos. Fue el primer paso para llevar a cabo el crimen del joven de 23 años.

Los dos apuñalaron a Coggins más de 30 veces, dejando un mosaico de equis en la piel del chico, según señalaron los fiscales en una información recogida por el Atlanta Journal Cosntitution. Luego, los dos hombres blancos encadenaron al chico a la parte trasera de su camioneta, lo llevaron a una parte desolada de la ciudad y lo arrastraron por el asfalto hasta que dejó de moverse.

Fotografía de Timothy Coggins (Oficina del sheriff del condado de Spalding)
Fotografía de Timothy Coggins (Oficina del sheriff del condado de Spalding)

El cadáver de Coggins estaba tan deteriorado por las heridas que los investigadores, al principio, tuvieron dificultades para identificarlo.

"No sabemos si esta persona era local o estaba de visita", comentó un investigador al periódico. "Lo que se sabe es que la víctima murió de forma violenta", agregó.

El sheriff del condado de Spalding, Darrell Dix, dijo más tarde al Journal Constitution, que este atroz crimen "parecía estar enviando un mensaje".

Gebhardt y Moore se jactaron ante sus amigos de que matar a un hombre negro a sangre fría era un servicio público.

"Estaban orgullosos de lo que habían hecho", declaró al jurado el agente especial de la Oficina de Investigaciones de Georgia, Jared Coleman. "Sentían que estaban protegiendo la raza blanca de los negros", apostilló.

Las autoridades revisaron los informes de las personas desaparecidas antes de identificar a Coggins un día después de que sus restos fueran encontrados en una zanja cubierta de hierba.

Franklin Gebhardt (a la derecha) había alardeado en alguna ocasión del crimen que había cometido (Atlanta Journal Constitution vía AP)
Franklin Gebhardt (a la derecha) había alardeado en alguna ocasión del crimen que había cometido (Atlanta Journal Constitution vía AP)

Pero no se presentaron testigos y la policía agotó sus pistas. El caso se enfrió, aunque uno de los asesinos de Coggins, en una ocasión, alardeó abiertamente de la vez que mató a un hombre negro con total impunidad.

"Si sigues así vas a terminar en la cuneta", amenazó también a una novia, según el diario local.

Ese tipo de amenazas, apuntaron los investigadores, contribuyeron a un cono de silencio que mantuvo el caso sin resolver durante años.

El hombre y su cuñado trabajaban en una fábrica de celulosa, pero tenían una reputación de ser unos rufianes desagradables y racistas. También tenían antecedentes penales: Gebhardt había sido acusado de asalto con agravio varias veces y había pasado un tiempo en un centro penitenciario de Georgia.

También tenían amigos en sitios clave.

Dos de ellos, Gregory Huffman y Lamar Bunn, eran agentes policiales cuando Gebhardt y Moore fueron arrestados. Huffman está acusado de revelar la identidad de un informante confidencial, que estaba siendo utilizado contra Gebhardt, según informó Associated Press. Bunn trabajó anteriormente para la Oficina del Sheriff del condado de Spalding y fue empleado como oficial en otro departamento cuando Gebhardt fue arrestado.

Tal y como divulgó WSB Radio, la mitad de las pruebas en esa investigación desapareció a lo largo de los años.

Pasaban los años y no había novedades en el caso. La familia de Coggins tenía la sensación de que a la comunidad no le importaba su espantosa muerte.

El descanso finalmente llegó hace un año, cuando las autoridades dijeron que habían recibido nueva información que dio lugar a una mirada mucho más profunda y exhaustiva del caso.

Los investigadores pudieron encontrar algunas personas de las que Gebhardt había alardeado en prisión. Los abogados defensores respondieron que esos testigos clave cooperaban únicamente porque los fiscales habían llegado a un acuerdo para recibir una reducción de la pena.

Pero en el testimonio de la corte transmitieron cosas que solo el verdadero asesino conocía.

Al final, el jurado tardó solo seis horas en devolver el veredicto de culpabilidad que la familia había querido durante décadas.

Gebhardt fue declarado culpable de cometer un asesinato motivado por odio racial. "Hemos esperado durante 34 años para estar aquí hoy", dijo la sobrina de Coggins, Heather Coogins, en una entrevista con NBC News. "Nunca pensamos que estaríamos aquí. Pensamos que Tim había quedado en el olvido", añadió.

"Y ahora no tenemos que decirles a nuestros hijos ni a nuestros nietos que 'nadie se preocupó por su tío Tim'. Ahora tenemos a alguien que es culpable y que pasará el resto de su vida en prisión".

Moore está a la espera del juicio.