Científicos encuentran a la “madre de todas las lagartijas” gracias a un fósil de 240 millones de años de antigüedad

Por Sarah Kaplan

Compartir
Compartir articulo
Un artista ilustró la vida de los Dolomitas en la región norte de Italia hace 240 millones de años (Cortesía de Davide Bonadonna)
Un artista ilustró la vida de los Dolomitas en la región norte de Italia hace 240 millones de años (Cortesía de Davide Bonadonna)

Aquí hay un hecho que debes saber sobre el mundo en el que vives: es el hogar de más tipos de reptiles escamosos que de todas las familias de mamíferos juntas. Los reptiles Squamata, que incluyen serpientes, lagartos y criaturas parecidas a los gusanos sin patas conocidas como amphisbaenians, son los vertebrados terrestres más numerosos del planeta.

Y, sin embargo, los científicos saben sorprendentemente poco sobre el origen de todos esos gecos, víboras y pitones. La evidencia genética sugiere que esa especie se originó en el período Pérmico, hace más de 250 millones de años. Pero el fósil escamoso que se había conocido hasta el momento era aproximadamente 70 millones de años más joven que eso.

"Es más tiempo de lo que hay entre nosotros y los dinosaurios, y no teníamos ni idea de lo que estaba pasando", comentó Tiago Simoes, paleontólogo de la Universidad de Alberta.

El Megachirella wachtleri, un fósil de 7.5 centímetros y 240 millones de años de antigüedad, da una nueva y emocionante pista ante este misterio evolutivo.

Según la investigación de Simoes y sus compañeros, que fue publicada en la revista Nature, el Megachirella es "la madre de todas las lagartijas", es el ancestro más antiguo y más conocido de todos los escamosos. Su existencia ayuda a explicar la transición de los reptiles más primitivos a la especie grande y diversa que ahora se desliza, se arrastra y excava en todos los continentes excepto en la Antártida.

En un video del Museo de Ciencias MUSE en Trento (Italia), el coautor Michael Caldwell llamó al fósil "un ejemplo perfecto".

El fósil de “Megachirella wachtleri” (MUSE Museo de Ciencia en Trento, Italia)
El fósil de “Megachirella wachtleri” (MUSE Museo de Ciencia en Trento, Italia)

"Era casi una piedra virtual de Rosetta en términos de la información que nos brinda sobre la evolución de las serpientes y lagartos", remarcó él, que también es paleontólogo de la Universidad de Alberta.

El esqueleto parcial de Megachirella fue descubierto por un aficionado cazador de fósiles en las montañas Dolomitas del norte de Italia y descrito, por primera vez en 2003, por científicos. Pero, limitados por la tecnología de la época y una comprensión incompleta de la especie, los investigadores no estaban muy seguros de cómo las nuevas especies encajaban en el árbol genealógico de reptiles.

Quince años más tarde, la exploración con micro TC de alta resolución permitió mirar dentro de la roca que sostenía el fósil e identificar las características ocultas en su interior. En una instalación de sincrotrón, Simoes y sus colegas identificaron características en el cerebro del animal, el hueso de la clavícula y las muñecas, que únicamente se encuentran en los lagartos. También encontraron evidencia de rasgos rudimentarios que los escamosos más modernos han perdido desde entonces: un pequeño pómulo llamado gastralia (que también se encuentran en muchos dinosaurios).

Simoes dedicó su doctorado a la comprensión del árbol genealógico de los escamosos extintos.

"Por primera vez, teniendo esa información con este conjunto de datos altamente expandido, ahora fue posible evaluar realmente la relación no solo de esta especie sino también de otras especies de reptiles", comentó Simoes.

Cuando el Megachirella caminó sobre la Tierra, en el período Triásico medio, las masas de tierra del mundo se aplastaron conjuntamente en un supercontinente llamado Pangea. Las flores no habían evolucionado, y el suelo estaba dominado por plantas primitivas llamadas licopodos. Las condiciones bajo las cuales se encontró el fósil, en sedimentos marinos pero rodeadas de plantas terrestres fosilizadas, sugieren que una poderosa tormenta golpeó la costa donde vivía el Megachirella y arrastró a la pequeña criatura al mar.

Simoes y sus colegas aún están buscando pruebas del comportamiento del Megachirella. Y aún deben completar las decenas de millones de años entre el Megachirella y el siguiente fósil de escamoso más antiguo. Muchos lagartos fósiles del Cretácico temprano (hace más de 100 millones de años) no parecen encajar perfectamente en ningún lindaje conocido, y el Megachirella podrían ayudar a explicar esas rarezas.

"Está confirmando que no tenemos ni idea", señaló Simoes sobre la nueva especie. "Pero en el lado positivo, también tenemos toda esa información adicional en términos de la transición de características de reptiles más generales a características más parecidas a los lagartos".