¿Está permitido tomar fotos en los aviones? Bueno… Sí y no

Por Christopher Elliott (Especial para The Washington Post)

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En un vuelo reciente de American Airlines desde Santiago de Chile a Dallas, Natalie Root tenía un asiento en business.

El avión que abordó resultó ser el nuevo Boeing Dreamliner, y su amiga, una aficionada a la aviación, quiso tomar algunas fotos del interior del avión mientras rodaba por la pista. Gran error.

"Una azafata la vio porque tenía la luz de la cámara de su teléfono entendida, y ella le exigió que inmediatamente borrara la imagen", comenta Rott, una maestra jubilada de estudios sociales en Arlington (Virginia). "Ella la acusó de fotografiar a los miembros de la tripulación, cosa que no estaba haciendo. Dijo que era una violación a las normas federales. Otro asistente amenazó con hacer que el capitán diera la vuelta", agrega.

La amiga de Root borró las fotos y, entonces, sí que pudieron volar a Dallas, pero esa situación la dejó conmocionada y humillada, según ella.

Revisando otros casos en el archivo, uno se da cuenta que incidentes como el que Root presenció suceden con mayor frecuencia. Ha pasado un año desde que se produjo la bochornosa situación de David Dao en las redes sociales, pero parece haber desencadenado una respuesta reflexiva contra cualquier pasajero que se atreva a apuntar con su cámara dentro de un avión.

Dao, como recordarás, es el pasajero de United Airlines que fue expulsado por la fuerza en un vuelo de Chicago a Louisville (Kentucky) la primavera pasada. Su expulsión, capturada en video y ampliamente compartida en internet, condujo a un rápido arreglo extrajudicial y una serie de reformas menores pero necesarias. A continuación, siguió una serie de videos de imitación que avergonzaron a otras compañías aéreas.

Alguien –no está claro quién- de la Administración Federal de Aviación intentó prohibir las fotos en los aviones comerciales. Y fracasó. Un número cada vez mayor de pasajeros, como la amiga de Root, están siendo amonestados o amenazados. Sin embargo, y a pesar de los cambios, la fotografía a bordo sigue siendo una zona gris.

No hay una ley federal que prohíba la fotografía en medio de un vuelo. En cambio, los miembros de la tripulación invocan un reglamento, el 49 U.S.C. 46504, que prohíbe a los pasajeros interferir "en el desempeño de las funciones del miembro o asistente o disminuir la capacidad del miembro de la tripulación a llevar a cabo estas tareas".

Eso se ha interpretado ampliamente en el siguiente sentido: obedece a tus asistentes de vuelo. Y eso incluye, pero no se limita a, sus órdenes de dejar de tomar una foto o eliminar las imágenes.

"La mayoría de las aerolíneas estadounidenses no permiten fotografiar a los tripulantes trabajando por motivos de seguridad de los pasajeros y la propia tripulación, así como la seguridad de la cabina", comenta Taylor Garland, portavoz de la Asociación de Asistentes de Vuelo, un sindicato de tripulantes.

No hay pruebas de que tomar una foto o un video de la tripulación de vuelo podría poner en peligro a un pasajero o a un auxiliar de vuelo. Lo que está claro, sin embargo, es que detener a los ávidos fotógrafos podría evitar el próximo video viral. La razón: los pasajeros se habrán sentidos intimidados por guardar sus teléfonos.

"La fotografía y la grabación son formas de expresión protegidas en virtud de la cláusula de libertad de expresión de la Primera Enmienda", señala Mickey Osterreicher, abogado general de la Asociación Nacional de Fotógrafos de Prensa (NPPA por sus siglas en inglés). Pero él dice que esas protecciones no se aplican cuando las personas están a bordo de un avión, porque las aerolíneas son compañías privadas.

La política de fotografía de United, que es la típica de una aerolínea estadounidense, dice que tomar fotografías o grabar videos en su avión está permitido "solo para capturar situaciones personales". Continúa diciendo que la "fotografía o grabación de otros clientes o personal de la aerolínea sin su consentimiento expreso previo está estrictamente prohibido".

Osterreicher, el abogado de NPPA, está de acuerdo con estas prohibiciones. "En el caso de tomar fotos o grabar videos mientras están en un avión, las aerolíneas pueden regular dicha actividad siempre que notifiquen dicha política, como publicarla en una entrevista, y aplicarla de manera imparcial a todos los pasajeros", comenta.

Históricamente, las aerolíneas y los miembros de tripulación han tenido una visión tenue de las fotos en pleno vuelo. Jan Lloyd, una ex azafata que vive en Mission Hills (Kansas) sostiene que los pasajeros deben mantener sus teléfonos apagados y sus lentes apuntando lejos de la cabina principal. Si te atrapan, estás fuera.

"La tripulación del vuelo determina quién se queda y quién realiza cualquier vuelo. He pateado a unos pocos y tenía a la TSA (Autoridad de Seguridad Aeroportuaria de Estados Unidos) esperando afuera", relata.

"(Las aerolíneas) no tienen la autoridad para obligar a nadie a eliminar sus fotos o videos", afirma Carlos Miller, que publica regularmente en el blog Phography Is Not a Crime. "Así que si grabas algo de interés periodístico, nunca debes borrarlo, sin importar quién te amenace", cuenta.

Los pasajeros de líneas aéreas nacionales, a menudo, se sienten impotentes. Sus elecciones se han eliminado gradualmente, gracias a una serie de fusiones y adquisiciones sancionadas por el gobierno.

Su espacio personal se ha reducido, dejándolos en sus asientos de clase económica. Y Dios no permite que se quejen de nada, porque la tripulación de vuelo puede sacarlos de la aeronave jugado la carta de "interferencia".

Imagínate un mundo en el que los pasajeros se hubieran negado a filmar imágenes de Dao, o para rodar cualquiera de los otros videos virales del año pasado. No habría habido audiencias en el Congreso, ni cambios de política, por pequeños que fueran, y United probablemente no habría llegado a un acuerdo extrajudicial con Dao.

Y es por eso que el teléfono celular es su última y mejor arma contra el mal servicio de una aerolínea. Todo lo demás cambios se han dado gracias a los pasajeros. Pero todavía tenemos nuestros teléfonos. Deberíamos estar listos para usarlos.