Limpiar los baños, encender las luces y otras cosas que los restaurantes deberían hacer

Por Tom Sietsema

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Como crítico gastronómico, normalmente hago casi todas mis comidas fuera de casa y con especial intensidad en otoño, invierno y primavera, cuando las guías culinarias y los proyectos especiales significan duplicar almuerzos o cenas (a veces ambas) en la búsqueda de compartir mis restaurantes favoritos con los clientes.

Todo el tiempo que he pasado en comedores distintos al mío me ha dado un gran placer, pero también una pausa, ya que me he topado con algunos inconvenientes, la mayoría de los cuales se habrían evitado fácilmente con una pizca de consideración o previsión.

Con estos 10 consejos, cualquier restaurante puede expresar la verdadera hospitalidad al recibir a su huésped:

No saturar el restaurante con reservas para que los comensales no se tengan que esperar más de 15 ó 20 minutos (como máximo). Sin embargo, si los clientes han de esperar, una copa de vino gratis en el bar es un buen comienzo, seguido de un aperitivo de la casa si la espera supera la media hora (los clientes, por su parte, deben hacer todos los esfuerzos posibles para ser puntuales y notificar al restaurante si van a llegar con un retraso de diez minutos o más).

Has de estar dispuesto a sentar a los invitados que forman parte del grupo, aunque la totalidad de los comensales no haya llegado aún, aún más si la persona que llega no está dispuesta a esperar en el bar o en el salón y cree que el grupo estará completo en los siguientes 10 minutos. Te lo agradecerán. Algunas manzanas han podrido al resto, pero no penalices a las masas.

Aumenta la intensidad de las luces. Nadie quiere comer bajo una luz demasiado tenue, pero algunos restaurantes son tan oscuros que los comensales no pueden leer el menú o, lo que es peor, ver la comida que han hecho los chefs.

Haz las presentaciones del menú de forma breve. Debes explicarte en pocas oraciones, con un mensaje claro y corto. Nadie quiere ser tomado como rehén durante 10 minutos mientras un mesero recita una obra literaria gastronómica.

Aunque creo firmemente que los comensales son proactivos con respecto a lo que no pueden o no quieren comer y suelen hacer preguntas relacionadas antes de ordenar, las descripciones de los platos deben marcar los ingredientes que normalmente hacen sonar las alarmas de un número significativo de personas: carne de cerdo, mariscos, nueces, el cilantro…

Aprender a "leer" a los invitados. A algunas personas les encanta saber el nombre de su camarero o las historias de fondo del restaurante. Otros prefieren centrarse en sus compañeros. Depende de la situación has de evaluar las pistas sobre cuánta interacción quiere o necesita tu cliente. ¿Los comensales se inclinan por escuchar un chiste o compartir noticias? No interrumpas. ¿Los invitados están mirando hacia arriba y alrededor? Prepárate para llevarles una lista de vinos, reemplazar un utensilio que se haya caído o ayudar de alguna manera.

No pidas elogios a los comensales del tipo "¿Está todo delicioso?". Cuando se sirve el primer plato se desea todos un buen almuerzo o cena y se les hace saber que estarán cerca si necesitan algo. Luego asegúrate de pasar por la mesa de vez en cuando para ver si todo está bien. Además, no hagas comentarios sobre la cantidad de comida que ha comido alguien, especialmente si el plato está limpio. "¡Buen trabajo!" es para los bebés.

Desterrar frases como "¿Ha terminado de trabajar ahí?". Los animales "trabajan" en la comida. "¿Puedo tomar su plato?" suena mucho mejor para todos.

Mantén los baños como si vinieran tus padres. Asegúrate de que están limpios. En un informe publicado hace tres años, un sorprendente 73 por ciento de los encuestados dijeron que estaban "muy molestos" por las instalaciones sucias o mal equipadas de los restaurantes.

Mantén tu sitio web actualizado. Como mínimo, una presencia online debe incluir una dirección fácil de encontrar, un número de teléfono, una lista de platos, precios e información de Metro o estacionamiento.

Recuerda que las pequeñas cosas son grandes para muchos comensales. Estoy hablando de las migas que dejaron los clientes anteriores en las sillas. Si no estás seguro quién debe pagar el cheque, déjalo en medio de la mesa. Cuando devuelvas el cambio, asegúrate que sea exacto, hasta el último centavo. Los comensales se dan cuenta cuando no lo haces y tienden a dejar pequeñas propinas como respuesta.