El historial de erupciones e impacto climático global del volcán de Bali

Por Angela Fritz

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(REUTERS/Nyimas Laula)
(REUTERS/Nyimas Laula)

Más de 100,000 personas en docenas de pueblos viven alredor de la base del Monte Agung, que cobró vida hace unos días. Miles de turistas quedaron atrapados en una pesadilla, con vuelos cancelados de aviones que salían y llegaban a la zona. Una nube de ceniza gigante y sofocante se cernía sobre la isla de Bali, en Indonesia, y ni los geólogos ni los funcionarios locales saben que es lo que hará el volcán a fuego lento.

Bali está esperando para ver si las erupciones de Agung serán más intensas. Sería desastroso para la isla, donde la economía depende del turismo y la agricultura. También podría alterar la temperatura global durante meses o tal vez años.

El Monte Agung ha estado en erupción activa hace unos días, pero comenzó su actividad en agosto de 2017. Desde entonces, más de 140,000 personas han huido de sus hogares en el área, según cuenta la BBC.

En 1963, cuando el volcán entró en erupción por última vez, mató aproximadamente a 1,600 personas en el transcurso de unos pocos meses. La gran mayoría de esas muertes fueron causadas por el flujo piroclástico de la erupción, una pared de alta velocidad de ceniza, escombros y gas caliente que se precipitó por la ladera de la montaña. Era, esencialmente, una avalancha volcánica.

(REUTERS/Johannes P. Christo)
(REUTERS/Johannes P. Christo)

"Un flujo piroclástico destruirá casi todo a su paso", comenta el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés). "Con fragmentos de rocas que varían en tamaño desde ceniza a cantos rodados que viajan por el suelo a velocidades típicamente superiores a los 110 kms/hora, los flujos piroclásticos derrriban, destruyen, entierran o arrastran casi todos los objetos y estructuras en su camino".

El recuerdo de esa erupción fue lo suficientemente reciente, por lo que la Autoridad Nacional de Administración de Desastres de Indonesia creó una zona de evacuación de más de 25 kilómetros alrededor de la montaña, incluyendo a 20 aldeas y alrededor de 100,000 personas, lo que provocó el mayor desastre natural del país a nivel de alerta.

"La actividad actual en Agung es bastante pequeña, aunque está teniendo un impacto significativo en el tráfico aéreo local y la población", subraya Diana Roman, geóloga de la Institución Carnegie de Washington, que advirtió que era imposible predecir qué hará el volcán. "No tenemos ninguna base para saber si esta erupción se intensificará, continuará en su nivel actual o se detendrá", agrega.

Con tan poca información para actuar, los funcionarios no se arriesgan. De hecho, recientemente, un temblor de 30 minutos provocó serias alertas de que una erupción masiva podría ser inminente. Si eso ocurre, el impacto se extendería mucho más allá de Bali, a la atmósfera global.

(Antara Foto/Nyoman Budhiana/ via REUTERS)
(Antara Foto/Nyoman Budhiana/ via REUTERS)

A corto plazo, las partículas de cenizas provocarían un enfriamiento regional, ya que la capa de polvo impide que la luz del Sol llegue al suelo. A largo plazo, el dióxido de azufre se mezclaría con gotas de agua en la atmósfera, se propagaría por todo el mundo y reflejaría la luz del sol hasta por tres años. La temperatura global promedio podría disminuir significativamente.

En 1991, el Monte Pinatubo, en Filipinas, de repente explotó. Fue la erupción más grande desde la de Novarupta en 1912, en la península de Alaska. La explosión de lava, cenizas y rocas inyectó una nube de aerosol de ácido sulfúrico en la atmósfera. La nube se extendió rápidamente alrededor de la Tierra, cubriendo todo el globo en menos de un año, y enfrió las temperaturas aproximadamente un grado. Incluso durante El Niño, de 1992-1993, no pudo dominar el efecto de enfriamiento de la erupción del Pinatubo, cuyos efectos duraron varios años.

"Las grandes erupciones también pueden retrasar otros aspectos del cambio climático", escribe Brian Kahn de Earther. "La investigación publicada el año pasado muestra que la erupción de Monte Pinatubo enfrió los océanos lo suficiente como para deprimir, momentáneamente, las tasas de aumento del nivel del mar", explica.

La erupción del Monte Agung en 1962 fue "moderada" en tamaño, pero "emitió un volumen relativamente grande de gas que tuvo un efecto refrescante en la temperatura global durante aproximadamente un año".

(REUTERS/Johannes P. Christo)
(REUTERS/Johannes P. Christo)

El problema es que no sabemos si Agung solo está calentando en su camino hacia una explosión masiva, o si simplemente va a cocer a fuego lento.

"Si la erupción se intensifica, podría haber un impacto (en la temperatura global), aunque dependería de la cantidad y el tipo de gas liberado, así como de otros factores", comenta Roman a The Washington PostI. "En otras palabras, podría hacer lo que hizo en los años sesenta, o podría hacer algo completamente diferente. No lo sabemos", apostilla.