Entender el funcionamiento del cerebro de un niño puede ayudar a los padres

Por Jenna Gallegos

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Es época de regreso a las clases. Los padres marcan la altura de sus hijos en la pared y se maravillan de lo mucho que han crecido, pero ¿qué pasa justo debajo de la línea que pasa por el cerebro de ese niño?

Sabemos que el desarrollo del cerebro va desde la infancia hasta la edad adulta, pero muchos padres subestiman cuánto cambia el cerebro de un niño de año en año y cómo estos cambios pueden influir en el comportamiento.

Tras décadas de estudios, los científicos han demostrado que un cerebro inmaduro es capaz de lograr hazañas extraordinarias. Sin embargo, un cerebro plenamente desarrollado es necesario para las acciones que los adultos dan por sentado, como la evaluación de riesgos y el autocontrol. Según los psicólogos del desarrollo, los padres que entienden mejor las etapas a lo largo del camino pueden ayudar a guiar a su hijo a medida que se encuentran con ciertos obstáculos.

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Los bebés, por ejemplo, son sorprendentemente buenos en la comunicación. Ellos están mirando, escuchando e imitando desde el momento en que nacen, tal y como afirma Sarah Lytle, del Instituto para el Aprendizaje y Ciencias del Cerebro en la Universidad de Washington.

Sin embargo, muchos padres no se dan cuenta de la rapidez con que los bebés empiezan a desarrollar su conciencia social y emocional, de acuerdo a las palabras de Ross Thompson, presidente de la organización de desarrollo infantil Zero To Three y psicólogo cognitivo en la Universidad Davis de California. "Los padres subestiman que tan sensible es un niño sobre sus propias emociones", apunta. A los 6 meses de edad, un niño puede verse afectado por la depresión o la ansiedad de los padres y por las disputas parentales.

Los bebés también buscan orientación en sus padres cuando están en situaciones inciertas. Si estás en un subterráneo y el niño comienza a interactuar con el pequeño que está a su lado, el bebé recurrirá a los padres para ver como responder. Este proceso se llama "cognición social" o "referencia social" y eso no es muy diferente cuando los adultos, en una fiesta, esperan responder ante una broma cuando no están seguros de si otros lo encontrarán divertido u ofensivo.

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Para ayudar a los bebés a aprender, los padres deben mirar con frecuencia aquello de lo que están hablando y cambiar su mirada lentamente, tal y como sugiera Lytle. Esta señal social ayuda al desarrollo del lenguaje, sobretodo en los niños a partir de dos años que siguen las miradas con un vocabulario más diverso.

Todos los idiomas suenan igual para un recién nacido y luego empieza el proceso de ajuste. Entorno a los diez meses, los bebés comienzan a especializarse en el idioma al que están acostumbrados a oír. Es importante hablar con tu hijo durante el primer año.

Aunque solemos subestimar la capacidad de los bebés de entender y comunicarse antes de que empiecen a hablar, tendemos a sobreestimar el poder cerebral de caminar o de hablar con los pequeños.

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Los bebés son incapaces de compartir y lograr un autocontrol. En una encuesta realizada por Zero To Three en 2015, casi la mitad de los padres creían que sus hijos podrían aprender a compartir en el momento que fueran dos hermanos. Pero según los psicólogos cognitivos, esta habilidad no suele desarrollarse hasta que el niño tiene tres o cuatro años y eso puede ser porque todavía no han desarrollado lo que se conoce como "teoría de la mente".

La teoría de la mente es la capacidad de diferenciar la propia perspectiva y preferencias de la de otra persona. Un experimento clásico se conoce la prueba de Sally-Anne, en la cual un niño se dice que Sally tiene una cesta y Anne tiene una caja. Sally pone un objeto en su cesta y luego se va. Mientras Sally se va, Anne mueve el objeto hacia la caja.

Luego se le pregunta al niño donde cree que Sally buscará el objeto cuando regrese. Si responde que Sally buscará en la cesta es una señal de que el niño entiende que tiene una perspectiva diferente a la de Sally.

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Lytle afirma que la teoría de la mente es importante para desarrollar la empatía, hacer amigos e incluso hacerlo bien académicamente. Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar la perspectiva hablando a través de escenarios como la prueba de Sally-Anne o leyendo libros que les ayuden a construir mundos paralelos cognitivos.

Según esa encuesta, la mayoría de los padres creía que los niños de dos años eran capaces de controlar sus emociones e impulsos. Sin embargo, los niños tienen habilidades de autocontrol muy limitadas hasta que tienen alrededor de cuatro años. Cuando los niños pequeños dejan de lanzar un ataque, hacen algo prohibido o se niegan a compartir no se debe a que estén "obstinados". "Muchos padres sobreestiman la capacidad de autocontrol de un niño", apostilla Thomson.